domingo, 17 de enero de 2010

"LA ETERNA DUDA"


Menos periodistas, más medicinas". La frase se extiende por Haití, como tantas otras veces se ha extendido en escenarios de otras tragedias inmediatas -luego están las tragedias lentas-, ante la constatación de que hay más cámaras y bolígrafos que vendas y sueros. ¿Habría vendas y sueros si no hubiese cámaras y bolígrafos? No lo sé, pero quiero creer que habría menos, aunque haya que tragarse que esto corra el riesgo de convertirse -si no se ha convertido ya- en otro espectáculo mediático espiritual de consumo mensual y luego a otra cosa, hasta la siguiente. Así somos por aquí, consumimos emociones a velocidad supersónica, normalmente emociones ajenas -fútbol, política, curas, televisión, catástrofes, herencias reales, solidaridad por sms-. Unos cuantos no, algunas monjas, algunos ateos y unos cuantos más decidieron dar el paso y dejar de preguntarse eternamente si somos buenos, si somos malos, si somos hipócritas -o qué nivel de hipócritas-, si merece la pena enviar 10 euros si 5 se pueden quedar en el camino. Hacen, mientras la inmensa mayoría nos dedicamos a renegar de este mundo, a elaborar teorías, a criticar la dejadez de los gobiernos -como si los gobiernos alguna vez hubiesen ido por delante de los impulsos de sus habitantes- o a ingresar nuestros 20 euros y luego comprarnos esa camiseta que tanta falta nos hace o tomarnos el tercer café de la mañana del quinto día de la semana. "Más medicinas, menos periodistas". Mi amiga Idoya anda por allá. Volverá del revés, como le pasó con el Katrina, pero seguro que algo de lo que nos cuente a los demás servirá para algo, que no lo dude cuando se sienta culpable. Es el único consuelo posible cuando te asalta la eterna duda: ¿sigo apuntando o me decido a poner vendas? Más periodistas, más medicinas.

Jorge Nagore (Diario de Noticias)

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