martes, 15 de junio de 2010

LA DIVISIÓN DE LA DERECHA NAVARRA

Hoy hemos conocido por la prensa la expulsión de Nieves Ciprés y otros 11 militantes del recién refundado PP navarro. Algunos de los expulsados son personas conocidas por su acción política o por su reciente protagonismo en el controvertido congreso fundacional del PPN. La verdad es que a los populares navarros no les está resultando sencilla la organización del partido, pero no es menos cierto que en ello ha tenido mucho que ver el interés que la estructura del partido ha tenido en tener todo atado y bien atado antes de llegar al Congreso, de manera que los cargos fueran ocupados por quienes parecían (a ojos del Partido en Madrid) los más adecuados.

Tal y como están las cosas, con un Partido Socialista y un Zapatero en horas bajas, la colaboración de UPN con el PSN está siendo vista cada vez por más personas de la derecha navarra como un problema y no como una solución para el Viejo Reyno. En estos tiempos de crisis económica el problema de la posible desaparición de la identidad foral y española de Navarra parece menos problema que hace unos años y, desde luego, menos que en el verano de 2007. La desastrosa gestión llevada a cabo por Zapatero hace que a UPN le esté resultando realmente costoso mantener la colaboración con los socialistas navarros. La abstención de UPN en la votación del decretazo, permitiendo que fuera aprobado, ha sido un pequeño terremoto entre los regionalistas y no lo ha sido menos la aparición de encuestas en las que el voto de la derecha navarra se dividía casi a partes iguales entre UPN y PPN. El bipartidismo imperante en la política española hacía presagiar un difícil futuro para UPN a medio-largo plazo, pero de ser ciertas estas encuestas los problemas llegarían demasiado pronto como para tratar de recomponer nada, con las heridas demasiado abiertas.

El diferente punto de vista de Miguel Sanz y Yolanda Barcina al respecto de futuras colaboraciones, con el PSN o con el PPN, se puso de manifiesto desde un primer momento, pero parece que vuelve a rebrotar y no creo que sea casual. Está claro que Miguel Sanz está ya amortizado para los regionalistas y Yolanda Barcina parece que puede marcar una línea política distinta del actual presidente de Navarra. Al margen de que las diferencias entre los dos líderes de UPN sean reales, creídas y sentidas, el juego puede querer beneficiar a los regionalistas tratando de hacer una versión navarra del péndulo y la bicefalia que tan buenos resultados dieran al PNV en tiempos pasados.

Sin embargo, la realidad no está para juegos y lo único que en esta situación puede aportar Barcina a aquellos que rechazan el apoyo de UPN a Zapatero y la estrecha colaboración con el PSN es la esperanza de que hará algo distinto tan pronto como se pueda quitar de en medio a Miguel Sanz. Esa parece que puede ser la idea que impulsa declaraciones de Barcina como las últimas en que afirmaba que apoyaría una moción de censura contra Zapatero. El problema que tiene la alcaldesa de Pamplona es que en ese sector crítico de la derecha navarra que se está distanciando de UPN y viendo con buenos ojos al PP Yolanda Barcina tiene una escasa credibilidad, ya que sus palabras son contempladas como gestos vacíos de cara a la galería.

Va a ser interesante ver cómo evoluciona la división de la derecha navarra en los próximos meses y la capacidad del PPN para presentarse como ese partido serio que afirman ser. Las elecciones están a la vuelta de la esquina.

Erreniega, 13 Junio 2010

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