lunes, 28 de marzo de 2011

CONCEJALES Y TORTURA

En días pasados, en el Pleno del Ayuntamiento de Tafalla, quedó bien claro dónde estaba la línea que separa a los demócratas de los que no lo son. Negar la existencia de la tortura a sus propios vecinos, como hizo la mayoría de los concejales, no es sólo cuestión de cínicos o de malinformados, es tomar una actitud activa para ocultarla, y por lo tanto para que se siga produciendo. Además, son unos cobardes: ninguno de esos concejales sería capaz de negar, mirando a los ojos a Javi y Mariné, padres de Garazi Autor, que su hija fue torturada y que fue vejada sexualmente. Como tampoco se atreverían a negarlo antes los padres de Beatriz Etxebarria, violada unos días más tarde con un palo en una comisaría; ni a los padres de Iker Moreno, muy conocido en Tafalla, ni a las docenas de navarros que han denunciado torturas en lo que va de año.

No lo decimos sólo nosotros. Estos días ha habido dos sentencias de Estrasburgo condenando al Estado español por no investigar las torturas. También hemos conocido la sentencia de un juez de Donostia sobre los salvajes tormentos practicados a Portu y Sarasola. Y en Internet están los informes anuales de Amnistía Internacional denunciando al Estado español, así como los informes del Relator de la ONU. Todo eso es público, se puede consultar y se puede preguntar directamente a las personas afectadas, sin salir del mismo ayuntamiento. Se puede preguntar también a cualquiera de los 28 vecinos y vecinas de Tafalla y su comarca que han padecido la tortura estos años pasados.

Pero los concejales de UPN y del PSOE (y los pusilánimes que se abstuvieron) prefieren seguir colaborando con la lacra de la tortura, negando su existencia. Luego, sus camaradas del Gobierno Civil han rematado la faena enviando importantes multas a los jóvenes de Falces que se manifestaron para protestar por lo que habían hecho a Garazi.

La tortura es un crimen imprescriptible, de lesa humanidad. Las leyes internacionales llegan a justificar y hasta permitir la pena de muerte y la guerra, pero todos califican la tortura como el delito más deleznable contra la condición humana. Llegará un día en que esa práctica será erradicada y su memoria maldita. Pero no se olvidarán las instituciones que las permitieron, ni los responsables que la practicaron y que deberán ser juzgados, ni el nombre de los políticos de baja altura que la negaron. Y quizá algún día consigamos que este pueblo sienta vergüenza de haberlos tenido de concejales.

Juan José Irigaray, Kepa San Martín y Xabier Les

No hay comentarios: