domingo, 26 de junio de 2011

ESTRATEGIAS PARA EL CAMBIO EN NAVARRA: FRUSTRACIÓN, IMPOTENCIA Y HUÍDAS HACIA DELANTE

La sesión parlamentaria de la víspera de San Juan echó el cierre al proceso de constitución de lo más sustancial del entramado institucional navarro. De la manera que nunca hubiéramos querido pero todos intuíamos desde antes de comenzar la campaña electoral y mucho más al escuchar el discurso hueco del PSN postulándose por sí sólo como alternativa del cambio o con la trampa dialéctica de señalar a Izquierda-Ezkerra como único aliado posible para materializarlo. Sabían muy bien ya entonces que sin Bildu no iban a dar los números y ahí encontraron la excusa: las posibilidades numéricas no se correspondían con las políticas. La decisión ya estaba tomada de antemano desde fuera de Navarra.

Es desesperante tener que asistir a un espectáculo repetido sin otras variantes que la forma de contraprestación que les ofrece la derecha. Pero por encima de la frustración, toca levantar acta de dos constataciones, mal que nos pese. A pesar de su continuado declive, el PSN continúa situado en el fiel de la balanza, ejerciendo de árbitro en el Parlamento Foral y en buena parte de los ayuntamientos más referenciales. Evidentemente arbitrando en favor de los intereses de la derecha. Por otro lado, el grueso de lo que electoralmente pierde se queda en la abstención. Por ningún lado se observa un flujo de desplazamiento de voto hacia otras opciones de izquierda.

Toca ahora pensar si los demás podemos hacer algo más que aguardar otros cuatro años a ver si las condiciones de la política vasca y española les parecen más apropiadas para participar en una alianza progresista, o esperar un movimiento interno de regeneración que no se intuye por ningún lado.

Algunos ya han encontrado respuesta. Tan sencilla como ocupar los abertzales, poniendo fin a la "dispersión entre nabaizales y bildutarras" el espacio vacío que deja el PSN. Está en el editorial de GARA del 22 de junio.

Además de las dificultades apuntadas antes, ese discurso tiene evidentes puntos débiles. Es muy difícil imaginar que el PSN se hunda de la manera que lo ha hecho el CDN, su espacio tiene una muy superior cohesión ideológica e histórica. Y no se puede obviar que la voluntad de cambio que una parte mayoritaria de la sociedad navarra pueda tener no es compacta. El cambio sólo llegará si es plural, en el sujeto y en los contenidos. En Navarra existe un problema estructural que lo dificulta, y reaccionar ante esta mayor dificultad disminuyendo la amplitud del sujeto a la vez que se incrementa la exigencia del objetivo político, supone abonar el terreno para que la derecha siga disfrutando del poder durante muchos años. Por problemático que resulte, hay que trabajar en la dirección de un cambio posible y de un cambio que una vez producido tenga unos mínimos visos de estabilidad.

Como era de esperar, esa huida hacia delante establece también su discurso en el interior de NaBai. Txentxo Jiménez nos llamaba ayer a aventar definitivamente las falsas ilusiones depositadas en el PSN y "construir un bloque ganador donde se agrupe e identifique la mayoría social de Navarra". ¿No será eso como intentar cuadrar el círculo? Un cambio plural es difícilmente realizable sin la implicación en él de todas las fuerzas políticas progresistas, sin excepción ideológica. Por supuesto, generando desde la sociedad civil y desde ya dinámicas sostenidas de exigencia del cambio.

Todo apunta en la política vasca a la consolidación de cuatro grandes espacios electorales, fuera de los cuales todo va a ser residual. Y en consecuencia, al reagrupamiento del conjunto de la izquierda abertzale. Hacia ahí va a ir Aralar y hacia ahí va a intentar, al menos una parte de su dirección, arrastrar a Nafarroa Bai, que de esa manera sería una vez más objeto interferenciado por las corrientes políticas del resto de territorios vascos. No es el análisis de la realidad navarra el que conduce a la elección de una estrategia, sino al contrario. La estrategia viene determinada y a su servicio se establecen los análisis conducentes a los puntos de llegada previstos, no importa que la experiencia indique que a mayor presión soberanista en la CAV se reducen las posibilidades de extensión del vasquismo en Navarra.

NaBai nació con la voluntad de diseñar un proyecto que en confluencia con otros, acabe consiguiendo el cambio. Y en esa dirección debería seguir, superando la natural sensación de impotencia del momento. Acercándose a Bildu, por supuesto, pero también a todas las demás fuerzas que están llamadas a ser instrumento de cambio. Incluso estudiando eventualmente la posibilidad de ir en coalición electoral con las izquierdas de voluntad más claramente transformadora en las próximas elecciones generales, por ejemplo. Pero sin perder la perspectiva de la dimensión y complejidad del cambio político y de las vías que, desoyendo cantos de sirena, creemos válidas para alcanzarlo. En esa posición que reclama la validez del proyecto con su personalidad y sus propuestas diferenciadas, creo que coincidimos muchos nabaizales. Al loro, pues.
Praxku






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