lunes, 12 de septiembre de 2011

SECTA CATÓLICA EN LA CIMA DE LA EDUCACIÓN NAVARRA

Comunión y Liberación, un grupo ultracatólico análogo al Opus Dei pero menos conocido, ha colocado a dos de sus miembros en la cúpula de Educación en Nafarroa. Entre los acólitos del visionario Luigi Guissani se encuentra el propio consejero, José Iribas, quien se ha traído a otro «cielino» como apoyo, Andrés Jiménez Abad.

La religiosidad del consejero José Iribas es tan conocida que el medio de comunicación más leído del herrialde se lo preguntó abiertamente: «Algunos círculos le vinculan con el Opus Dei. ¿Hasta qué punto esta vinculación puede levantar suspicacias en la enseñanza pública?». En ese momento, Iribas negó pertenecer al Opus Dei.

Es cierto, el político tafallés no mentía. El consejero se encuadra en otro grupo ultracatólico menos extendido en el Estado español: Comunión y Liberación. Según los expertos, en todo el Estado hay entre 1.000 y 1.500 «cielinos», que es como se denomina a los seguidores del sacerdote italiano Luigi Giussani. De todas formas, el poder de Comunión y Liberación (CyL) no puede medirse por su número de fieles. A diferencia de Camino Neocatecumenal (los «kikos»), CyL no es un movimiento de base cristiano, sino que busca introducirse en las élites.

Hay varios círculos de «cielinos» en Nafarroa y, al parecer, también tienen algo de fuerza en Bizkaia, donde controlan la plataforma Foro El Salvador. Por ejemplo, existe un grupo de padres afines a CyL en el colegio de Teresianas de Iruñea. El líder de esta secta ultracatólica es el arquitecto José Joaquín Garralda (a quien el Gobierno navarro ha encomendado buena parte de las obras en la catedral de Iruñea). No obstante, en la estructura interna del Arzobispado navarro el hombre clave es José Javier Goitia Chasco. Se da la circunstancia, además, de que este sacerdote fue elevado a canónigo de la Catedral de Tutera hace apenas un año.

Se desconoce cuándo se encontró Iribas con los «cielinos». Sin embargo, ya tuvo contacto con otro apologeta de las enseñanzas del sacerdote Luigi Giusani en su etapa universitaria. El consejero fue compañero de promoción en la Facultad de Derecho del Opus (la del 84) de Fernando José Vaquero Oroquieta, uno de los miembros más activos de CyL en Nafarroa. Vaquero Oroquieta alimenta un blog personal donde se da noticia de algunos de los proyectos de los «cielinos» navarros. Ha publicado algunos libelos sobre el conflicto vasco, el último de ellos titulado «La ruta del odio». Vaquero Oroquieta no vive de las letras, en realidad se gana la vida como «funcionario de prisiones». Su libro fue aceptado por la editorial Sepha, sobre la que basta dar un dato: su mayor éxito de ventas ha sido «Ynestrillas. Crónica de un hombre libre», la autobiografía de Ricardo Sáenz de Ynestrillas.

A través de las crónicas de Vaquero tenemos noticia de cómo se mueven los adeptos a Giussani en Nafarroa. En concreto, han fundado una asociación llamada Auzolán de Iniciativas Culturales. El hecho de que empleen la palabra auzolan no debe confundirse con un guiño al nacionalismo. El motivo es, por contra, tratar de recuperarlo, porque consideran que la izquierda abertzale se ha apropiado del término.

Bajo el paraguas de esta asociación es donde mejor se puede ver la afinidad de Iribas con este grupo ultra. Tanto Iribas como Andrés Jiménez Abad (para quien el nuevo consejero ha creado un área específica en Educación, que se denomina Servicio de Igualdad de Oportunidades, Participación Educativa y Atención al Profesorado) han participado en varias conferencias de Auzolán. Especialmente sintomática es su intervención en una charla de 2002, ya que el único objetivo de esa conferencia era profundizar en el significado de «El yo, el poder y las obras», el último libro de Giussani (el Escrivá de Balaguer de los «cielinos»). Destaca también el hecho de que, aparte de Iribas y Jiménez, sólo intervinieran el líder de CyL en Nafarroa, Garralda, y el número dos del grupo ultracatólico en el Estado español, José Miguel Oriol López-Montenegro.

El desembarco de los «cielinos» en Educación no es ninguna casualidad. Para Giussani, la enseñanza era una de sus obsesiones. En concreto, define su ideario en torno a cómo debe se ser la enseñanza en su libro «Educar es un riego». Este ensayo sostiene que la educación debe ser religiosa, ya que el hombre está hecho «a imagen y semejanza» de Dios y, por tanto, abocado a la infinitud. En consecuencia, el fundador de CyL (que falleció hace siete años en Milán) considera que una educación laica aliena a los jóvenes al negarles su verdadera naturaleza divina. Giussani redefinió el vocablo «educación» en la Enciclopedia Católica. Disgresiones calcadas a las del sacerdote italiano se pueden leer de la pluma de Jiménez Abad, rescatado por Iribas tras un paso anterior por la Administración, en revistas como «Alfa y Omega».

El hecho de que Comunión y Liberación tenga menos adeptos en el Estado español que otros movimientos como el Opus Dei o los Legionarios de Cristo es algo circunstancial. A fin de cuentas, Escrivá de Balaguer era aragonés y el pederasta Marcial Maciel contaba con la ventaja idiomática, ya que era mexicano. A nivel mundial, CyL tiene tanto poder, si no más, que estos grupos ultras. Hay quien dice que su influencia dentro de la curia vaticana es superior a cualquier otra. El patriarca de Venecia, Angelo Scola, está adscrito a CyL y era uno de los «papables» tras la muerte de Juan Pablo II. Más allá de las estructuras internas de la Iglesia, el poderío cielino se muestra con todo su esplendor en el Encuentro de Rímini, al que son capaces de traer a Tony Blair o al presidente italiano, Giorgio Napolitano.

En concreto, aunque se ha especulado sobre la pertenencia de Jiménez Losantos a los «cielinos» (ya que CyL fue uno de los principales valedores del mantenimiento del periodista en la COPE), el rostro más conocido en el Estado español es Cristina López Schlichting, que hasta hace bien poco dirigía el programa de las tardes en la emisora de los obispos. Cabe remarcar que Schlichting generó polémicas cuando utilizó su programa para recomendar un libro que «curaba» la homosexualidad. Resulta relevante que desde que Giussani falleciera en 2005, le relevara un extremeño, Julián Carrón, lo que supone una muestra del interés del grupo ultra por medrar dentro del Estado español.

La estructura del movimiento recuerda más al Opus Dei que a «kikos» o «legionarios». De hecho, parece que Giussani se inspiró en el trabajo realizado por Escrivá de Balaguer y copió bastante. El Opus echó a andar cuando Giussani tenía 8 años (1928) pero no sería reconocido oficialmente por el Papa hasta 1941. Cuando el sacerdote italiano decidió montar su propio grupo (1954) tomó prestada, por ejemplo, la figura del numerario (acólito que hace voto de castidad sin entregarse al sacerdocio), aunque los «cielinos» denominen a este grupo como Memores Domini, quienes además de entregar a su dios la virginidad y la posibilidad de tener familia, hacen voto de pobreza. Obviamente, el consejero de Educación de Nafarroa no es uno de ellos, ya que tiene cuatro hijos, a los que envía a colegios católicos. Él tampoco estudió en centros públicos: se escolarizó en las Escuelas Pías de Tafalla y se licenció en la Universidad del Opus. Por otra parte, cabe distinguir que mientras el Opus habla de sí mismo como «la obra» o «la familia», CyL se define a sí mismo como «la fraternidad».

Pero el aspecto más peligroso de que la Consejería de Educación (con la aquiescencia del PSN) esté en manos de «cielinos» estriba en el voto de obediencia. Según se indica en el libro «La Fraternidad de Comunión y Liberación», los miembros de este grupo se dividen en «confraternidades», cada una de las cuales tiene un «guía» al que el resto deben de obedecer. Así pues, la pregunta oportuna sería: ¿Quién controla la Educación en Nafarroa?

Aritz Intxusta, en GARA

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