martes, 27 de diciembre de 2011

CÓMO APAÑAR UNAS ELECCIONES EN RUSIA

En las pasadas elecciones, Rusia Unida (RU), el partido fundado por Vladimir Putin, que controla casi el 100% de los ayuntamientos y provincias, ha sacado algo más de la mitad de los votos. Este hecho ha sido interpretado por muchos como una debacle para el presidente ruso.

Ahora, RU pierde la capacidad para redactar la nueva constitución, para lo que se precisan los votos de dos tercios del parlamento. En lo político, se constata que este partido, con su maquinaria institucional y su absoluto control de la administración electoral, no parece capaz de proporcionar una cómoda mayoría que garantice en marzo la elección de Putin en la primera vuelta.

RU es un partido sin ideología clara constituido como una agregación de gobernadores, caciques locales y empresarios (muchos de ellos tránsfugas del Partido Comunista).Es una agrupación de individuos sin más objetivo que el ejercicio del poder, por lo tanto peligrosamente sensible a los signos de debilidad. No se descarta que ante otra derrota se produzca una desbandada, si bien es cierto que no se adivina un frente opositor cohesionado dada la disparidad de planteamientos y la rivalidad de liderazgos entre la oposición.

La figura de Stalin

El Partido Comunista (PCFR), principal partido de la oposición, reclama una vuelta al modelo de la URSS sin apenas autocrítica, con un deje nacionalista que reclama más recursos para el Ejército y la recuperación de los discursos de Stalin como el estadista que consiguió colocar a Rusia como una superpotencia. La figura de Stalin resurge ahora como referente para la mayoría de la clase política, no por sus políticas, sino por por su imagen de hombre fuerte.

La legislación rusa es muy estricta para permitir la legalización de partidos políticos y para las últimas elecciones tan sólo existían siete partidos legales. Para acceder al reparto proporcional de escaños han de obtener al menos el 7% de los votos. En un país que cuesta nueve horas de avión cruzar, esto significa la casi desaparición de todo partido que no sea de ámbito nacional. Además, a los partidos no les está permitido coaligarse para las elecciones. Tras los comicios tan sólo cuatro partidos estarán presentes en el Parlamento.

La ley prohíbe de forma estricta la propaganda negativa, es decir, criticar a cualquier candidato o partido, sus hechos pasados y sus intenciones futuras. Los medios no pueden tomar partido en la campaña y no recogen los discursos de los candidatos para no vulnerar la ley electoral. En estas condiciones, la campaña electoral rusa no levanta muchas pasiones.

Los escasos recursos de los partidos de la oposición no les permiten distribuir propaganda electoral masiva, y sólo en las grandes ciudades como Moscú o San Petersburgo es visible la propaganda de los siete partidos. En las zonas rurales, solamente Rusia Unida hace campaña. Tampoco ayuda el clima, ya que según la normativa electoral las elecciones siempre han de celebrarse en pleno invierno, en diciembre y marzo. En esta última campaña, ningún acto electoral superó las 3.000 personas, por eso es noticioso que las manifestaciones antifraude y contra la corrupción hayan reunido a decenas de miles.

La organización de las elecciones corresponde al Comité Electoral Central (CEC), organismo supuestamente neutral e independiente del poder ejecutivo que en la práctica está controlado por Rusia Unida. Competente sobre las violaciones en la aplicación de la ley, el CEC ha ordenado la retirada de propaganda electoral de la oposición por criticar al Gobierno. Sin embargo, no ha retirado la propaganda institucional de ayuntamientos casi idéntica a la de RU.

En algunas regiones, la propia campaña de invitación al voto del CEC es asombrosamente similar a la gubernamental. También es competencia de este organismo elegir (a dedo) las troikas encargadas de presidir las mesas electorales, tarea que recae mayoritariamente en integrantes de RU. Son estas troikas las que deben de revisar el padrón electoral, que puede ser modificado hasta dos días antes de las elecciones.

Llevar las urnas a las casas

El sistema electoral ruso está diseñado en base a la premisa de garantizar que todo el mundo pueda ejercer el voto. La aplicación práctica de este loable objetivo deja mucho margen para la picaresca electoral utilizada a fondo por Rusia Unida. Si una persona no va a votar en su lugar de residencia puede solicitar un certificado de voto ausente, con el cual podrá ejercer el voto en cualquier mesa del país. Un 6% del electorado los ha usado.

Otro instrumento muy discutido es el llamado voto en casa. Si alguien lo solicita, existen varias urnas que son llevadas a las casas de los votantes. En algunos distritos casi el 50% del electorado votó a través de estas urnas.

La oposición ha protestado ante un sistema con pocos controles y mediante el cual, en las zonas rurales, se consiguen altísimos índices de participación bajo la sospecha de que se rellenan con votos extras. Otro indicador del fraude son los porcentajes del voto electrónico, más difícil de manipular y que, usado en el 5% de los colegios, arroja resultados totales muy distintos, con apenas un 30% de los votos para RU.

Una novedad en estas elecciones ha sido la presencia de organismos de observación electoral, excluidos del país desde 2007, y que no obstante han sufrido varios obstáculos para desarrollar su labor. A destacar la drástica reducción del número de observadores permitidos o la restricción del tiempo de permanencia en el país. Tras los informes emitidos, que constatan documentalmente numerosas irregularidades, es muy probable que no se les autorice a observar las elecciones presidenciales del próximo marzo.



Josep Vidal (en Diagonal)


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