lunes, 7 de enero de 2013

CRECE LA BARCELONA POBRE


En algunas parroquias de Nou Barris los curas han dejado de pasar el cepillo. En misa ya no recaudan dinero, recogen comida. Así están de apurados los barrios del distrito más pobre de Barcelona. Nou Barris repite un año más como el más pobre de los distritos en la cartografía de la pobreza que dibujan las cifras de distribución territorial de la renta familiar en la ciudad. Las cifras del Departamento de Estadística del Ayuntamiento de 2011 muestran además cómo la brecha se agranda: cada año hay más barrios por debajo de la media. De los 73 barrios de la ciudad, en 2010 había 53 por debajo; en 2011 son 55. Es decir, el 75% de los barrios están por debajo de la media.
Tomando como índice de renta familiar el 100, en los extremos del listado figuran Can Peguera (34) y Pedralbes (241). O sea, una familia de Pedralbes dispone de siete veces más renta que una de Can Peguera, el barrio de las llamadas “casas baratas”, levantado para alojar a los trabajadores de la Exposición de 1929, lo gestiona el Patronato Municipal de la Vivienda, que ofrece los pisos a familias en situación muy precaria. Los datos de cinco años atrás demuestran cómo la situación de unos mejora y la de los otros empeora. En 2008, la renta familiar en Pedralbes era de 194 y la de Can Peguera de 52.
El presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), Lluís Rabell entiende que estas cifras demuestran “hasta qué punto se está instalando la fractura social entre barrios de la ciudad, como la polarización se cronifica”.
Unas desigualdades que lejos de desaparecer, se profundizan, porque los barrios con rentas más bajas empeoran año tras año; mientras que en el polo opuesto, el incremento de rentas es muy notable”. Pedralbes salta entre 2010 y 2011 de un índice de 208 a 240 sobre 100. “Para que la media de un barrio se dispare de esta forma tiene que haber mucha gente acaparando mucho dinero”, apunta Rabell.
Si la foto de Nou Barris es la de barrios densamente poblados, de orografía complicada, con mucha vivienda primero del desarrollismo, más tarde pública y ya en la década pasada fruto de la especulación urbanística, y con población trabajadora procedente sobre todo de sucesivas oleadas migratorias; en la de Pedralbes predominan viviendas unifamiliares de lujo o edificios a cuatro vientos, con entrada de servicio, calles con aparcamiento de sobra y asfalto cubierto por hojas después de horas sin que pase ni un coche.
Como una vez recordó irónicamente el politólogo Joan Subirats, citando al antropólogo Mikel Aramburu, Pedralbes es un gueto, entendido como “un área en la que vive gente con orígenes étnicos, culturales o religiosos muy similares y que, de forma voluntaria o involuntaria, presenta un cierto grado de reclusión de aislamiento”.
 Sea o no una ironía, la distribución territorial de la renta por barrios casa con otros indicadores estadísticos de la ciudad, que no hacen sino reafirmar la asistencia de una brecha. Pueden las cifras más o menos curiosas, sobre la antigüedad del parque automovilístico, por ejemplo; o de mayor trascendencia: como la situación del parque de viviendas, la incidencia del paro o la esperanza de vida. Los vecinos de los barrios ricos de Barcelona viven ocho años más que los del Raval (con una renta familiar de 64,2), 81 años frente a 73, revelaba en octubre pasado una estadística de un proyecto europeo de investigación (Sophie) sobre el impacto de las decisiones públicas sobre la salud que en Barcelona coordina la Agencia de Salud Pública.
La propia agencia, en su informe de 2011, subraya el caso de Nou Barris, del que destaca las “privaciones sociales y económicas” en el capítulo referido a la esperanza de vida y la mortalidad. Destaca como la tendencia positiva de la mortalidad prematura se ha frenado en la ciudad, aunque hace hincapié “en la evolución negativa observada en Nou Barris, que tuvo un exceso de mortalidad prematura en los últimos años y un repunte en 2010[…], que coincide con la evolución del nivel de privación de la población”. “Hacen falta esfuerzos para mejorar la prevención y la promoción de la salud, así como las condiciones de vida y trabajo para reducir las desigualdades en la mortalidad prematura en Barcelona”, concluye.
Desde la Coordinadora de Asociaciones y Entidades de Nou Barris, Albert Recio, explica que el último número de la revista La Veu del Carrer, que edita la FAVB, también pone el foco en el distrito en un artículo que peina las inversiones municipales por distritos. “Hay un paralelismo entre la degradación de la renta y las inversiones municipales”, subraya el presidente de la FAVB. En Nou Barris incluso se ha constituido la plataforma Nou Barris Cabreada: por el cierre de ambulatorios (Guineueta) y servicios de urgencias, por batir todos los récords de desahucios (Ciutat Meridiana), porque se cierran líneas en escuelas de primaria, se amenaza con el cierre de guarderías (Trinitat Nova), por el centro cultural de La Prosperitat que no llega, la residencia de ancianos acabada pero sin inaugurar por falta de dinero, por el retraso en las becas comedor que hace que algunas familias tiren la toalla, porque han trasladado un centro de rehabilitación de traumatología donde para llegar hay que hacer una excursión en autobús… Recio y otros integrantes de la Plataforma fueron recibidos el jueves por la Síndica de Greuges de Personas, M. Assumpció Vilà, que les llamó para conocer la situación del distrito. “Los servicios sociales están colapsados”, asegura Recio.
Son estos servicios sociales los que derivan a las familias al centro de recogida de alimentos que desde julio pasado centraliza las entregas las parroquias del distrito en el barrio de Porta, al lado del campo de la Damm. Desplazarse al nuevo centro es una faena para los vecinos de Roquetes, Canyelles, Ciutat Meridiana o Torre Baró. Pero los voluntarios de Cáritas defienden el nuevo sistema, con recogida a horas concertadas con las familias y un espacio amplio que facilita la concentración de todo tipo de comida. “Dignifica el servicio y evita las aglomeraciones y colas de familias con carros”, explica el coordinador de la parroquia de Sant Josep Obrer (Trinitat Nova), Joaquim Lafuente. El centro atiende a 700 familias al mes, indica. Tras más de una década como mossèn en la parroquia de Sant Sebastià (Verdum) y mucha experiencia en barrios humildes de Badalona, el párroco Joan Quadreny confirma que la situación de Nou Barris es límite. “Hay dos diques de contención sin los cuales habría barricadas en las calles: la familia y la solidaridad representada en servicios como el de Cáritas”.
Clara Blanchar en El País-edición Cataluña

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