domingo, 28 de abril de 2013

HACIENDO AGUAS

Según explicó Yolanda Barcina en la asamblea general de UPN del jueves, en Navarra el sector económico que mejor aguanta la crisis es el agroalimentario, y lo hace gracias al pantano de Itoitz y el Canal de Navarra. Binomio indisoluble que se sacó adelante con el esfuerzo de UPN y PSN, y pese a la oposición de "los nacionalistas" -también conocidos como los vascos- que siempre se han opuesto a todo lo que suponga progreso para Navarra. Chispún. Esos cantares sobre las infinitas virtudes del celebérrimo binomio indisoluble todavía podían resultar creíbles hace diez años, cuando el pantano estaba por acabar y los partidarios del proyecto blandían estudios de expertos genuinamente afines o convenientemente conversos -léase bien remunerados- que prometían que del pantano y el canal manaría maná. El papel lo aguanta todo; la realidad, no. Ya no hablamos de futuribles sino de realidades palmarias. A los datos me remito, concretamente a los que ofrece Rosario Brinquis en un estudio de la Facultad de Economía de la Universidad de Zaragoza. El macroproyecto de presa, canal y primera fase de la zona regable tiene hipotecado el futuro de Navarra, pues ha supuesto una inversión de 1.752 millones a pagar en incómodos plazos durante 30 años, tres largas décadas. En la primera fase del canal se consumen 2,75 hectómetros cúbicos de una reserva de 60. Los regantes pagan 5,5 millones al año por explotar las 22.300 hectáreas de esa primera fase. El regadío apenas genera empleo y la productividad es muy baja. La recuperación de los costes por los usuarios en un plazo de 30 años se queda en el 27%. Construir los 98 kilómetros de la segunda fase del canal -en lo que están empecinados Barcina y compañía- supone un gasto extra de otros 1.000 millones. Y todo eso sin entrar a valorar el daño medioambiental, el miedo humano de las gentes que viven a la sombra de la presa, y el drama humano de quienes hace exactamente diez años -las excavadoras acabaron los trabajos el 28 de abril de 2003- vieron como derruían sus casas, sus pueblos, en Itoitz, Artozki, Orbaitz, Gorritz, Muniain, Ezkai, Artzi y Nagore. El discurso de Barcina hace aguas por todas partes, también en el pantano de Itoitz y el Canal de Navarra.
Juan Kruz Lakasta, en Diario de Noticias

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