viernes, 7 de junio de 2013

A EH BILDU DESDE LA CERCANÍA

Hace mucho tiempo que el convencimiento de poder construir una Euskal Herria con un modelo de sociedad diferente al que imponía la sociedad patriarcal, nos llevó a militar y simpatizar en la izquierda abertzale. En un principio en HB hasta la actual EH Bildu, aportando en mayor o menor medida siempre nuestro granito de arena. Lo seguimos haciendo, convencidos de ser la opción política más acorde a nuestra ideología.
Son muchos años durante los que venimos defendiendo, luchando y reivindicando políticas sociales encaminadas hacia la verdadera igualdad entre mujeres y hombres. Cada uno de nosotros desde nuestro espacio político, sindical, público o privado. Somos conscientes de que hay un larguísimo y durísimo recorrido todavía por hacer que tendrá muchos días alegres y por desgracia muchos tristes. Las grandes cosas se componen muchas veces de detalles aparentemente insignificantes y negar en este aspecto concreto, hoy en día, la implicación de muchos padres/hombres en las tareas domesticas y cuidado de los hijos es un sinsentido. Es algo obvio que vemos a nuestro alrededor a diario. Un cambio notorio nada gratuito en una generación diferente. Falta mucho pero se ha avanzado. Tenemos ejemplos como los alardes mixtos de Irun y Hondarribia que eran impensables años atrás y hoy los vemos -la gran mayoría- dentro de una normal convivencia entre géneros.
No podemos, en cambio, pasar por alto esta lacra y asesina violencia machista, el maltrato psicológico y la violencia doméstica. Términos y actitudes que no tienen cabida ni en nuestra cabeza ni en nuestra sociedad y que por desgracia constituyen los episodios más negros y dolorosos de ese camino a recorrer.
Hoy nos toca y así lo creemos, posicionarnos en el debate existente en la sociedad vasca referente a la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que puede marcar otro gran avance en ese sentido. La Ley de Corresponsabilidad Parental presentada en el Parlamento de Gasteiz por la asociación de padres y madres separados de la CAV, Kidetza, nos parece que marca un precedente. En ningún caso, en ninguno, defendemos la custodia compartida impuesta ni obligatoria. Algunos lobbies y políticos lo pregonan interesadamente con el único propósito de crear confusión entre la ciudadanía vasca. Muy al contrario, en la propuesta de Kidetza esa opción ni se menciona ni se considera válida.
Por un lado está el derecho del menor a poder relacionarse en igualdad de condiciones con ambos progenitores. Derecho este, que tendría que estar por encima de los intereses que puedan esgrimir tanto unos como otros a la hora de enfrentarse a un final de su relación en el que los hijos se convierten en una herramienta de chantaje que nada tiene que ver con salvaguardar los intereses del propio menor. Todos conocemos casos sangrantes de padres a los que la separación o el divorcio les supone, de un día para otro, la desaparición automática de la vida de sus hijos. Muchos afrontan esta nueva situación sumergidos en profundas depresiones e impotencia -prácticamente en la ruina económica- por perder toda relación con ellos, convirtiéndose en acompañantes por horas y viéndose privados de participar en los aspectos más básicos para un normal desarrollo del menor como puede ser llevarle al médico, a la ikastola, bañarle, ayudarle en las tareas escolares, participar en la reuniones escolares, en definitiva seguir ejerciendo de padre aunque no conviva con la madre. Si lo hacen en los periodos vacacionales escolares del menor, ¿por qué no pueden hacerlo durante el resto del año? Creemos que debería de ser la opción custodia compartida la preferente a optar por el/la juez siempre que sea lo mejor para el menor. Siempre que se cumplan los requisitos recogidos en la propuesta de ley de Kidetza y de extremada importancia para que ningún progenitor pueda ejercer poder de veto sobre el otro, tal y como ocurre con la legislación actual, lo cual es motivo de numerosos y graves conflictos después de la separación/divorcio al verse un progenitor vetado de poder ejercer ese papel por parte del otro. Y para rebajar esa tensión existente sería adecuado potenciar los puntos de mediación familiar.
Todos conocemos también que, aunque la sociedad evolucione y se palpe en ella este cambio de mentalidad, muchos cafres machistas van a seguir anclados en modelos de vida que nos recuerdan a nuestra niñez y que hemos conocido en primera persona en muchos de nuestros hogares. Por eso mismo apostamos por cambiarlo. A estos y estas no va a haber ley actual ni futura que les cambie el 'maravilloso mundo' de a mesa puesta, ropa limpia y planchada, y 'de los niños te encargas tú que tengo partida en la 'soci' o fútbol en el bar'. Van contracorriente. Pero, esta ley, pensamos, permitirá seguir ejerciendo de padres a aquellos que siempre lo han hecho, querido y demostrado.
Por otro lado, está el tema de avanzar hacia una verdadera igualdad entre hombres y mujeres, dentro y fuera de casa. Con las tareas domésticas y con la responsabilidad/obligación de ejercer de padres/madres, entre otros muchos aspectos. El derecho del menor tiene que ser una obligación de los progenitores. El cambio de modelo de sociedad que desde nuestra militancia y desde nuestros ideales políticos y personales siempre hemos reivindicado, propugna la inserción de la mujer en el mercado laboral en igualdad de condiciones que los hombres así como la inserción del hombre en las tareas domesticas -no solo en el cuidado de los menores- acabando con el rol machista de que la hembra cuida de la casa y de los hijos, mientras el varón se encarga de la economía que sustenta a la familia, y únicamente de eso. En la época prehistórica el hombre salía a cazar y la mujer cuidaba de los hijos mientras preparaba lo cazado. ¿Aptitudes milenarias en pleno siglo XXI? Tanto hombres como mujeres son capaces sin ningún género de duda, de realizar las diferentes tareas que conllevan el día a día tanto fuera como dentro de casa. La mujer desde el punto de vista personal y progresista no puede resignarse a afrontar ella sola la carga de la custodia exclusiva de los menores después de una separación/divorcio y tiene que poder desarrollar y rehacer su vida el día después con total libertad e igualdad o, por lo menos en la misma proporción que el otro progenitor en ámbitos sociales, educativos, laborales ocio, etc. Es su derecho y nuestro trabajo hacerlo efectivo. Tenemos que romper con los planteamientos simplistas que atribuyen a la situación de la mujer un único factor, los deseos de dominación masculina y tienden a presentar a la mujer y a los hombres como dos naturalezas blindadas y opuestas: las mujeres víctimas, los hombres dominadores.
Y por último está la importancia de desarrollar una ley vasca que marque la diferencia -a pesar de que no es para todo Euskal Herria- y avanzar en el autogobierno que venimos reclamando como leitmotiv de nuestra ideología política. Es verdad que algunas comunidades del Estado español como Catalunya, Nafarroa, Aragón, País Valencià y pronto Murcia y Galiza ya cuentan con sus propias leyes de corresponsabilidad parental, sumémonos al carro y tengamos nuestra propia ley vasca de corresponsabilidad parental.
Por creer en un cambio de modelo de sociedad, por una política de igualdad eficaz y progresista pedimos, como militantes y simpatizantes de la izquierda abertzale, que EH Bildu apoye en el Parlamento de Gasteiz la propuesta de ley de corresponsabilidad parental presentada por Kidetza.
Maolo Rodríguez y Aitziber Antia (en representación de 282 firmantes, militantes de la Izquierda Abertzale

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