sábado, 15 de junio de 2013

"ESTOY FUERA DE MI PAÍS OBLIGADO; NO ME APETECÍA DARLE LA MANO A WERT"


"Yo no conocía a nadie ni tampoco había planeado nada, pero estoy fuera de mi país obligado por las circunstancias y no me apetecía darle la mano a Wert". David Pérez (Monforte, 1983) es uno de los 12 premios nacionales que el martes le negaron el saludo al ministro de Educación. Llegó a Madrid para recoger una mención especial procedente de la ciudad holandesa de Arnhem, donde trabaja desde septiembre de 2012 como ingeniero acústico en la empresa Microflown AVISA, dedicada al ámbito de la seguridad y defensa. 

Subió al escenario con un lazo verde que le prestaron e hizo lo que le pedía el cuerpo en ese momento: "No sé si es porque te acaba saliendo el malestar o porque ves que es tu única oportunidad para hacer algo. Nos podemos manifestar y nos llamarán perroflautas pero nos daban un premio y dejamos claro que no estamos de acuerdo con la ley de educación y la falta de becas y de dinero para investigar. Ésa es una ofensa más grande que no darle la mano al ministro. Y creo que es el sentir general porque los aplausos se incrementaban cada vez que alguien no lo saludaba".
La madre de David le felicitó al volver a su butaca: "Estaba muy orgullosa no solo del premio sino de lo que había hecho. Me acompañó junto a mi prima y mi mejor amiga y ninguna se lo esperaba. No es una situación cómoda y algunos me dijeron que no hicieron lo mismo porque no se atrevieron, no porque no les saliese del alma".
Como él, muchos de los galardonados por sus brillantes expedientes se han marchado del país o incluso están en paro. "Es un poco vergonzoso que los premios nacionales no encuentren ninguna salida. Recortar en educación no es la solución. Están discutiendo sobre la asignatura de religión en lugar de abordar los temas de raíz y llegar a un acuerdo político", reclama.
Wert les definió durante su discurso como un ejemplo de superación pero se "olvidó de lo importante". "Hay que garantizar el futuro y eso pasa por asegurar el trabajo de la gente joven. No hay ninguna sociedad que no recupere la inversión en educación cuando la gente se queda trabajando dentro y para el país. En España falta conexión entre la universidad y las empresas y éstas tampoco valoran a los investigadores. Que la gente más formada de la historia de España tenga que emigrar es muy grave", se queja.
David empezó la carrera técnica de Telecomunicaciones en Vigo, cuando ya acumulaba experiencia laboral, y después cursó la superior, que acabó en 2009. Ha recibido la mención nacional por la primera y la distinción ha llegado con tanto retraso que incluso la universidad olívica le distinguió antes con el premio extraordinario por el título superior, que recogió en su nombre hace un par de semanas su hermano Daniel, que sigue sus pasos en la misma escuela.
"Mi idea era quedarme en la universidad pero las cosas fueron empeorando hasta el punto de que, cuando me fui hace un año, ya habían perdido su trabajo la mitad de los investigadores de mi entorno. Las ofertas en España eran becas de 900 euros para vivir en Madrid, así que me vine a Holanda. No fue fácil, pero no me quedaba más remedio", subraya.
Por eso le molestan las declaraciones de algunos políticos: "Me indigné cuando González Pons dijo que Europa no es el extranjero. Yo no hablo holandés y estoy lejos de mi familia y mis amigos. No me diga que estoy trabajando en casa. Y la ministra de Empleo habla de movilidad en lugar de fuga de cerebros. Si todos seguimos marchándonos no sé qué va a pasar".
En Arnhem, David trabaja junto a varios exalumnos vigueses: "Son gente muy buena. Si algo debo agradecer a mis profesores y a la escuela es la capacidad que me han dado para seguir aprendiendo".
Su empresa, Microflown AVISA, desarrolla con tecnología única en el mundo sensores acústicos que detectan y localizan disparos o artillería desde tierra y vehículos aéreos no tripulados. Entre sus clientes se encuentra el Ejercito holandés. "Lo que yo hago es ciencia experimental e investigación. Aquí nos tratan mejor, te sientes valorado. En España hay empresas muy buenas pero las oportunidades no llegan para todos", compara.
Su reciente visita no ha hecho más que confirmar su pesimismo respecto al futuro del país: "Y no creo que a Wert le hagan reflexionar doce ovejas negras y cambie la ley. Ojalá me equivoque".

Faro de Vigo

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