sábado, 17 de agosto de 2013

EL AUTÉNTICO PROGRAMA ELECTORAL DEL PP

A la luz de los datos, los indicios y las experiencias que estamos sufriendo desde que el Partido Popular gobierna en España, creo que podemos establecer de una forma más o menos clara cuál es su auténtico programa de gobierno, es decir, las medidas que de verdad nos proponen para nuestro país. Durante la última campaña electoral de 2011, se esforzaron en difundir unos mensajes de cara a la ciudadanía que para nada constituyen su auténtico ideario, sino que eran una mezcla edulcorada y engañosa entre las medidas que a la gente le gustaba escuchar, más el oportuno disfraz de sus auténticas intenciones.
Ese mensaje caló entre un sector, digamos a caballo entre la ignorancia y el hartazgo de las políticas del compañero de bipartidismo, el PSOE, y todo ello, unido a la injusta Ley Electoral instaurada en nuestro país, nos condujo al panorama actual, donde la mayoría absoluta del PP lastra todas las iniciativas de la oposición, e imponen a sangre y fuego sus recortes, sus Decretos y sus criterios. Iremos entrando brevemente en cada uno de los capítulos de la política nacional, donde a estas alturas, se ponen claramente de manifiesto las intenciones y los propósitos ocultos del PP. En primer lugar, un desprecio absoluto a la democracia y a la participación ciudadana, que se plasma en la eliminación de representantes públicos, en la reducción de su sueldo, en la reforma de las Administraciones Públicas (sobre todo la Administración Local), y en no tener en cuenta las propuestas ciudadanas, y sus manifestaciones en contra de la política dominante.
En el sector energético, lo que proponen es la progresiva reducción de las subvenciones a las energías limpias y renovables, con las miras puestas en la desaparición de este sector, hoy primario en nuestra economía, que estorba a los intereses de las grandes empresas energéticas, que además nos siguen exprimiendo en la factura de la luz, con el cuento del déficit tarifario. Han convertido nuestro país en el laboratorio por excelencia (ya lo comenzaron con su acuerdo con el PSOE para modificar el artículo 135 de la Constitución) de las políticas neoliberales más agresivas y conservadoras, constituyéndose en aventajados pupilos de la señora Merkel, y de los intereses de las grandes corporaciones, nacionales e internacionales, sobre todo del sector financiero.
Hoy en día, sabemos que estamos en el mismo paquete donde están Grecia, Portugal, Chipre, y todos los países del Sur de Europa, a quienes se pretende exprimir para que los países del Norte se saneen a su costa. Con la excusa de la globalización, de la ausencia de dinero, de la crisis, y de la necesidad del ahorro en todos los frentes, sacrifican permanentemente a la población, ensañándose especialmente con los sectores más vulnerables. Por ejemplo, después de todas las barbaridades propuestas en su reforma laboral, todavía andan a vueltas de poder conseguir bajarnos un poco más los salarios. Mientras, la gran banca, los grandes empresarios y los dirigentes de las Instituciones públicas creadas bajo su mandato (FROB, SAREB, etc.) se forran ante la atónita mirada de la inmensa mayoría de la sociedad.
El Programa Electoral del PP, en vez de llenarse tanto la boca con el empleo que supuestamente iba a crear (ahora sabemos que querían decir “destruir”), debería haber dicho que se proponía una serie de recortes en las prestaciones públicas, el desmontaje de recursos públicos destinados a los sectores sociales más débiles, un proceso de privatizaciones sin fin, incluyendo el adelgazamiento del sector público y la eliminación de empresas públicas, el incremento de los impuestos al consumo (IVA), de los impuestos indirectos, el pago prioritario de los intereses de una deuda pública que ya nos ahoga, las ayudas multimillonarias a la banca, el aumento y/o la creación de una serie de tasas y precios públicos aplicados a los servicios que eran gratuitos (como la Justicia), la prioridad en los gastos de Defensa, la asfixia económica de las Comunidades Autónomas, con unas propuestas de reducción de déficit público que no permitan sufragar los servicios públicos que se prestan a la ciudadanía, entre otras cosas.
También deberían haber indicado en su Programa Electoral que se proponían implantar una cruel represión y criminalización callejera para todos los ciudadanos que osaran manifestarse públicamente en contra de la política del Gobierno, y que pensaban cargarse todo el andamiaje actual de nuestro Sistema Educativo, para transformarlo en un sistema clasista, elitista, segregador, sexista, privatizador, que elimina la democracia en los Centros, y que mercantiliza la educación, además de volver a imponer la religión en las aulas, entre otras muchas cosas. Y también sabemos que su auténtico programa, en lo que se refiere la Sanidad Pública, es el que nos lleva a un desmontaje progresivo de sus caracteristicas de igualdad, gratuidad y universalidad, para convertirlo en un sistema recortado, privatizado y excluyente, sobre todo de las personas inmigrantes.
Porque el auténtico Programa Electoral del PP, ahora lo sabemos, se proponía éstas y otras muchas cosas: la exclusión de las clases medias y populares del sistema universitario, el creciente destrozo medioambiental, la urbanización salvaje, la privatización de los espacios públicos naturales, como la playa y el monte, la toma ideológica de los medios audiovisuales de comunicación, la reducción al apoyo de iniciativas culturales, la eliminación por asfixia del sector investigador de nuestro país, la amnistía fiscal de los defraudadores, los deshaucios masivos, la vuelta a una Ley del Aborto basada en más estrictos supuestos que los del pasado, y a una moral católica exacerbada como en los tiempos del nacional-catolicismo franquista.
Pero siendo claros, nos podrían también haber dicho algunas cosas que, a la luz de los acontecimientos, se ven a un primer y simple análisis: se proponían aprovechar la oportunidad de la crisis y el utilizarla como excusa para imponer un sistema antisocial, una nueva reestructuración del capitalismo, consistente en una escandalosa transferencia de la riqueza social de nuestro país, para convertirla en riqueza privada para unos pocos, y en pobreza pública para muchos. También nos podrían haber contado que querían ser cómplices de una paulatina reducción de la soberanía en todos los ámbitos: política, social, decisoria, monetaria, alimentaria, energética, etc., lo cual nos lleva a la situación de una cuasi colonia europea, cuya política se despliega al albur de las grandes decisiones supranacionales. Podrían habernos dicho que no sólo querían continuar con la financiación al clero católico, sino también con la obediencia ciega a sus sectores más retrógrados, o bien con la defensa a todo precio de una Monarquía en declive, impidiendo que sus escandalosos casos de corrupción salgan a la luz.
Pero sobre todo, y para ir terminando, nos podrían haber dicho la verdad sobre lo que llevaban haciendo durante más de dos décadas, esto es, financiarse ilegalmente a través de donaciones de los grandes empresarios de este país, permitiendo un corrupto sistema de transferencias de dinero negro, que se plasmaba por una parte en la implantación de un sistema de escandalosos sobresueldos a sus dirigentes, y por otra parte a la evasión fiscal de millones de euros al extranjero, para poder jugar con ellos en cualquier momento. Podrían habernos avisado de que se proponían hacer de la corrupción el Estado de la Nación, elevando la podredumbre moral de sus dirigentes a ponzoña nacional que todo lo cubre, que todo lo mancha, que todo lo desacredita, generando un sentimiento de descrédito y desconfianza hacia esta derecha política, social y mediática que se configura en este asfixiante bipartidismo, que por fortuna ya comienza a caer. Seguro que si todas estas cosas nos las hubieran explicado en su Programa Electoral, sólo les hubieran votado unos cuantos fanáticos de su trasnochada ideología, aparte de los beneficiarios reales de toda esta política.
Rafael Silva, en su blog

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