lunes, 26 de agosto de 2013

EL CIS SITÚA UNA ALIANZA ENTRE PSOE E IU AL BORDE DE LA MAYORÍA ABSOLUTA

La dirección del PSOE alberga la expectativa de que el otoño le traiga su primera victoria sobre el PP desde la derrota en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2011, mojón de su hundimiento.
No sería un éxito tangible, porque no habrá convocatoria electoral hasta las europeas de mayo próximo, pero tendría el efecto moral y político que desde hace tiempo desempeñan también las encuestas de opinión.
El análisis que lleva a creer en esta posibilidad radica más en los defectos ajenos que en los méritos propios y tiene dos fundamentos principales. Por una parte, el PP no cesa de perder apoyos, con un inédito cuarteamiento en la fidelidad de sus votantes que apunta a que su legendario suelo todavía está por determinar, ya que en las generales apenas incrementó su número de votos (589.000) y desde entonces su ventaja sobre los socialistas ha caído de 15,9 a tan sólo 5,3 puntos. Y por otra parte, el PSOE, a pesar de haber cosechado su peor resultado en los comicios generales de noviembre de 2011, se ha mantenido en una horquilla de 27-30% en estimación de voto (en las generales obtuvo el 28,7), según los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). A su estimación de votos se atiene el PSOE, ya que el CIS está reputado entre los expertos en demoscopia como el más fiable para establecer tendencias, por el tamaño de sus muestras y banco de datos, aunque a costa de perder reflejos para detectar con inmediatez los cambios de opinión.
Los socialistas invocan como prueba de que sus expectativas no son infundadas la estimación de voto publicada el pasado día 13 por La Vanguardia, a partir precisamente de los datos del último sondeo del CIS. La proyección hecha por este diario atribuye al PSOE una victoria por la mínima, con 126 escaños frente a 122 del PP, y con un notable crecimiento de Izquierda Unida, que alcanzaría los 44, UPyD, que llegaría a 17, y ERC dando el sorpasso a CiU en Cataluña. Si estos datos fueran acertados, la suma del PSOE e IU pondría al borde de la mayoría absoluta (a falta de seis escaños) a la alianza de las izquierdas, para la que Andalucía está sirviendo de laboratorio de ensayo.
En favor de la validez de este pronóstico, en la dirección del PSOE se manejan también algunos otros datos. Entre estos, destacan los que arrojó el estudio poselectoral que el partido realizó tras la derrota de hace dos años: de los 4,4 millones de votos que perdió, aproximadamente dos millones se refugiaron en la abstención, 1,2 millones buscaron acomodo en IU o en UPyD, y 1,2 millones se pasaron al PP. De todos estos, el PSOE sólo da por perdidos ante los próximos comicios los que se fueron a IU y UPyD, por tratarse de fuerzas en ascenso. Pero, además de estar abierta la posibilidad de recuperar a la gran masa de abstencionistas, los socialistas dan por seguro que los 1,2 millones de sus antiguos votantes que cambiaron de bando no volverán a votar al PP.
Optimismo municipal y autonómico
A los datos se añaden las impresiones. En la mayoría de los territorios, los respectivos dirigentes manejan un escenario favorable con vistas a las elecciones municipales y autonómicas de 2015. Ahí empezó la debacle socialista y ahí se espera que comience la recuperación, aunque antes tendrán que vadear el proceloso cauce de los comicios europeos del año de viene. Como en el análisis de ámbito nacional, tanto o más que los méritos propios sobresalen los defectos ajenos. Además de la factura que el escándalo Bárcenas y la pertinacia de la crisis económica pase a todo el PP, un número importante de sus dirigentes locales y regionales han cubierto ya su ciclo, están al borde cumplirlo o no han logrado consolidarse. Este último sería el caso de Castilla-La Mancha, donde los sondeos que maneja el PSOE regional dan hasta diez puntos de ventaja a Emiliano García Page sobre María Dolores de Cospedal. O el de Ana Botella en la Alcaldía de Madrid.
En el marco de estas coordenadas, Alfredo Pérez Rubalcaba sigue manteniendo en la recámara la moción de censura contra Mariano Rajoy. Como informó El Confidencial, el criterio dominante entre los socialistas es que, antes o después, acabará siendo “inevitable” porque “la gente nos lo va a exigir”. Lo de que Rubalcaba reserve esa bala de plata como avituallamiento para el candidato presidencial que surja del proceso de primarias que se ha comprometido no entra en los cálculos del secretario general, a no ser que los acontecimientos y calendarios lleven a ello.

Luz de Levante

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