viernes, 23 de agosto de 2013

LOS RESTOS DE LOS FUSILADOS EN 1936 EN VALVALDERA SIGUEN SIN ESTAR LOCALIZADOS

Los restos humanos de las 50 republicanos (hay documentos que los elevan a 53) que en un día como hoy, 23 de agosto, pero de 1936 fueron asesinados en la corraliza bardenera de Valcaldera, a donde se les trasladó maniatados y en autobús desde la cárcel de Pamplona, están aún en paradero desconocido pese a la incesante búsqueda que se lleva a cabo desde hace más de un año.
El periplo de este cortejo fúnebre ha permanecido en el olvido y pocos saben que estos restos humanos permanecieron unos cuantos años en el Valle de los Caídos y que el tesón y afán por recuperarlos mostrado por algunos de sus familiares posibilitó que en 1979 retornaran a Navarra, donde, tras un homenaje dispensado en la localidad de Corella, se cree fueron inhumados en algún cementerio próximo.
Esta estremecedora historia ha podido salir a la luz gracias a Miguel Eguía, hijo de asesinado y testigo de excepción de aquella aventura, ya que fue, junto al que fuera alcalde de San Adrián, José Antonio Ruiz Amatria, entre otros familiares, una de las personas que más interés puso para conseguir que estas personas, asesinadas en 1936 sin juicio alguno y ante la ignorancia más absoluta de sus familias, dejaran de compartir sepultura con Franco en el mausoleo del Valle de los Caídos.
Hace algo más de un año, la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra anunció la posibilidad de denunciar la desaparición de estos restos ya que nadie conocía su paradero. La aparición del documento que evidencia el retorno de estos restos paralizó ese proceso y abrió otro que llevó a indagar sin resultados en el cementerio de Azagra, donde se creía habían sido trasladados tras el homenaje que es les dispensó en Corella en abril de 1980. La presidenta de la Asociación de Familiares y Fusilados de Navarra, Olga Alcega, apuntó que la investigación para la localización de estos restos humanos arrancó cuando una quincena de familiares pidieron localizar a estas personas. Ante la posibilidad de que estuvieran en el cementerio de Azagra, técnicos de la Sociedad Aranzadi abrieron sin éxito el panteón donde reposan los represaliados del pueblo.
La personas fusiladas en Valcaldera fueron enterradas inicialmente en una fosa abierta en este terreno de la Bardena pero, cuando la Iglesia planteó que el monumento de los Caídos no se podía inaugurar sin que hubiera presencia de muertos de los dos bandos de la Guerra Civil, fueron exhumados de la Bardena -sin que sus familiares supieran nada- y trasladados a Madrid. Tras la muerte de Franco y gracias al tesón de personas como el pamplonés Miguel Eguía o José Antonio Ruiz Amatria, entre otros, Navarra recuperó los restos mortales de 133 asesinados en la guerra que habían sido depositados en el mausoleo franquista.
Fueron familiares de fusilados en Navarra quienes en 1979 consiguieron separar a sus muertos de las tumbas de José Antonio Primo de Rivera y Franco. Con la ayuda del historiador Javier Tusell presionaron al Gobierno, amenazando que denunciarían el hecho en la prensa, y lograron que se entrara en las criptas para recuperar los restos.
Un listado archivado en Alcalá de Henares Relación alfabética depueblos e indicación de la persona que pide la devolución de su familiar inhumado en el Valle de los Caídos da cuenta de esta exhumación, que se produjo en febrero de 1980, sentando todo un precedente. Según esta documentación retornaron los restos de 133 personas (6 de Allo, 19 de Azagra, 27 de Corella, 1 de Larraga, 5 de Lodosa, 6 de Los Arcos, 2 de Mendavia, 50 de Pamplona y Obanos, y 15 de San Adrián). Se obligó a los solicitantes prometer que no hablarían con la prensa y no quedó ningún documento ni registro en el panteón que verifique la exhumación de estos navarros vilmente asesinados y enterrados en fosas de Aberin, Arandigoyen, Ayegui, Cadreita (Valcaldera), Pamplona, Milagro, Murillo, Ribaforada y Tudela.
Lola Cabasés y F. Pérez-Nievas (en Diario de Noticias)

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