sábado, 28 de septiembre de 2013

TXENTXO JIMÉNEZ O LA CONSTATACIÓN DE LO EVIDENTE

Quienes vivimos de forma traumática el desencuentro entre militantes que supuso el V Congreso de Aralar en Derio, en septiembre de 2011, con las malas formas y el escaso talante de quienes, como Txentxo Jiménez, Patxi Zabaleta y Rebeka Ubera gestionaron la liquidación del proyecto de Aralar, leemos con indignación las palabras del excompañero Jiménez en DIARIO DE NOTICIAS.
En efecto, Txentxo Jiménez defiende que Aralar no debería renunciar a sus señas de identidad ni a la trayectoria que durante más de 10 años conformó una cultura política propia y claramente identificable por quienes, incluso desde la discrepancia, observaban el cambio fundamental que en el seno de la izquierda abertzale supuso el proyecto de Aralar. Modestia aparte, un cambio que incluso renovó el panorama abertzale insuflándole nuevos aires después del fracaso del proceso de Lizarra. Eso mismo, estimado Txentxo Jiménez, era lo que defendíamos quienes desde la lealtad al proyecto discrepábamos de las prisas y urgencias que de repente les entraron a algunos dirigentes abrumados por los resultados electorales de Bildu, sin reparar en esas otras miles de personas que siguieron apostando por Aralar como siempre lo habían hecho. Algunos tuvieron prisa por asegurarse el cargo, antes que asumir la carga, esto es, la cruda realidad: Aralar siempre fue un proyecto modesto en su peso electoral, pero muy importante en su aportación política, sobre todo en el camino de nuestra aspiración de una izquierda abertzale plural y propia del siglo XXI.
Eso y no otra cosa defendíamos, quienes, en medio de la deserción de muchos compañeros decepcionados que empezaron a abandonar el partido desde la encerrona de la Asamblea de Artica, seguimos apostando por el proyecto que hoy sigue vivo en Geroa Bai para Navarra. Lo mismo cabe decir de quienes militan en la antes organización de jóvenes y hoy partido llamado Iratzarri, los militantes de la corriente Aizkorri Taldea -a la que impedisteis conformarse como corriente interna, persiguiendo y acosando a sus partidarios- y la expulsión de los parlamentarios Aintzane Ezenarro, Mikel Basabe y Oxel Erostare. En la liquidación del proyecto de Aralar, tú, camarada Txentxo, fuiste parte activa y fundamental como miembro de la Ejecutiva Nacional.
En ese sentido, hay que dar la bienvenida a Txentxo, aunque parece que las motivaciones para lo que él define como "última oportunidad de salvar el proyecto de Aralar" son el veto indisimulado que sus ahora nuevos compañeros de coalición le pusieron al señor Jiménez, un veto que es vox populi en los círculos políticos del herrialde. Un veto procedente de la izquierda abertzale oficial para la que el señor Jiménez es la "bicha", por no hablar del cariño que le tienen los de EA. Un veto que, como no es de extrañar, Patxi Zabaleta no dejó de aceptar. Como ya denunciábamos algunos hace más de un año, tanto Zabaleta como su camarilla se desdijeron en poco tiempo de todo y de todos. Ahora te ha tocado a ti, amigo Txentxo. Las mismas malas formas y el mismo linchamiento internos, la misma mezquindad externa, la misma ingratitud de Zabaleta, cuyas memorias esperemos aclaren algún día las oscuras razones para su comportamiento estos dos últimos años. Un comportamiento miserable e indigno con gente que lo ha dado todo por un proyecto durante más de 10 años y que él se ha encargado de destruir antes de que madurara y dejase de controlarlo. ¿Solo es cuestión de personalismo? ¿La búsqueda de un reconocimiento futuro del MLNV en forma de homenajes, como si fuera un nuevo Monzón?
Extraña mucho la apelación de Txentxo al ámbito de decisión navarro, que se haga referencia a falsas imposiciones de posicionamientos por parte de estructuras de la CAV, cuando Aralar a partir de su V Congreso en 2011 se reconvirtió en un partido personalista y centralizado en su Ejecutiva Nacional, con un peso abrumador de aralarkides navarros, entre los que el mismo Txentxo no era precisamente el último de la fila. Una reconversión de Aralar con la mirada puesta en la liquidación del proyecto por sus dirigentes, empezando por el fin de la autonomía de sus herrialdes para la elección de cabezas de lista para las elecciones generales (en ese momento seguramente para anular a la disidencia mayoritaria en Gipuzkoa). Era evidente que se acababa con la autonomía de los herrialdes para negociar con Bildu, desde una perspectiva general, en la tradición más jacobina del abertzalismo del MLNV. Aún recuerdo la impotencia de los militantes navarros que terminaron quedándose solos en la defensa del ámbito de decisión de Navarra, tras la deserción en bloque de los que popularmente conocíamos en el partido como "los chicos de Txentxo".
¿Qué ha cambiado para ti, Txentxo? Yo creo que lo que ha cambiado es que te han dejado fuera. Lo que cambia es tu situación personal y laboral. Patxi, ese Patxi por el que tanto has dado, te ha traicionado y te ha sacrificado como nos sacrificó a los demás, porque él no tiene amigos sino intereses. No han valido esta vez tus habituales maniobras, la expulsión de los parlamentarios de Geroa Bai y la creación de un fraude político llamado Aralar-NaBai en el Parlamento Foral para sacar pecho ante Bildu. Pretendías demostrar así un peso que todo el mundo sabe que Aralar ya no posee, ya que sus electores mayoritariamente siguieron al resto de electores de NaBai y apoyaron masivamente a Geroa Bai. Pretendías también visualizar que Aralar de Navarra seguía siendo Txentxo Jiménez, pero esta vez Patxi Zabaleta te ha dicho ¡basta!
Lo demás que mencionas en tu entrevista, sobre el respeto a la identidad, los ritmos y la pluralidad navarra solo es vestir el santo, porque es el hábito con el que quieres vestirnos al fraile. Y ya nadie te cree, porque quienes defendían eso mismo que tú hoy defiendes como gran novedad lo defendían quienes hoy en día lamen sus heridas políticas en Geroa Bai. Y lo defendíamos el año pasado otros a los que no dudasteis en tratar como el enemigo a batir, con malas formas y peores modos.
Te deseo lo mejor fuera de la política. Buena suerte, Txentxo.
Iñigo Imaz, en Diario de Noticias

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