martes, 15 de octubre de 2013

PERDER LA PAZ

EL próximo domingo se cumplirán dos años desde el anuncio de ETA de alto el fuego definitivo. El comunicado llegó tarde. Casi 1000 muertos tarde. Pero llegó, y toda la sociedad que se sentía perdedora por la mera existencia de violencia, se supo ese día ganadora. No fue una guerra, pero se le pareció bastante. Si nos ciñéramos al pulso entre ETA y sus seguidores, por un lado, y el Estado y sus servidores, por otro, ningún observador imparcial albergaría la menor duda sobre quién resultó el vencedor de la soka-tira. ETA tuvo que bajarse del carro sin haber conseguido ninguno de sus objetivos. Sin embargo, al Estado, el hecho de que su victoria no lo haya sido al 100%, parece que le produce una sensación tal de perplejidad, que no acaba de interiorizar que la pelea se ha acabado. Le cuesta, además, renunciar a los réditos que obtenía gracias a la violencia. Dos años después de que ETA hiciera callar sus pistolas, políticas y actitudes que quizás fueran explicables -que no excusable- en los años de actividad armada, siguen produciéndose sin ningún propósito de la enmienda. Se insiste en los macrosumarios. Se mantiene en la cárcel a docenas de personas acusados de terrorismo sin que les conste más actividad que la política, mientras se libera a un asesino convicto como Galindo después de un periodo de prisión que no llega a lo simbólico. La terrorífica parafernalia exhibida en la redada contra Herrira nos retrotrae a los años de plomo, al igual que lo hace la violencia mostrada en la detención de condenados por pertenecer a Segi. Las fuerzas del orden siguen comportándose en muchas zonas de este país como fuerzas de ocupación, sobre todo con los sectores más jóvenes, y las visitas del ministro del Interior no les van a hacer más populares. El PP parece un boxeador sonado que sigue golpeando al aire después de haberse quedado sólo en el ring. Han ganado la guerra y están perdiendo la paz.
Aingeru Epaltza, en Diario de Noticias

No hay comentarios: