miércoles, 12 de marzo de 2014

COMPOSTAJE EN FUNES

En Navarra hay 6 grandes plantas de compostaje o biogás. Se localizan en Cárcar, Tudela, Carcastillo, Caparroso, Arazuri y Funes.

Las normativas actuales indican que la materia orgánica (o biorresiduos) procedente de los residuos urbanos no debe ir a vertederos sino que debe tener una recogida selectiva (sin mezclarse con otros residuos) y seguir un tratamiento específico de compostaje (proceso biológico en presencia de oxígeno) o metanización (en digestores industriales, y sin oxígeno). Es así, entre otros aspectos, cómo se han conseguido unos porcentajes de reciclaje del 70% del total de las basuras urbanas en las regiones más avanzadas de Europa (Alemania, Austria, Cataluña…), mientras que, en Funes o en Pamplona por ejemplo, sólo reciclamos en torno al 30%, y cantidades insignificantes de materia orgánica. 

Como consecuencia de la aplicación de esta normativa ha aumentado la actividad de las plantas de tratamiento de biorresiduos en Navarra (no sólo la de Funes). Ello es un aspecto positivo, porque son muchas toneladas que se reciclan, son enmiendas orgánicas que vuelven al suelo y contribuyen a su fertilidad. Es también positivo porque consolidan puestos de trabajo en estas localidades, y porque se trata de un empleo verde y con futuro, ya que faltan industrias que cierren el ciclo de producción-residuos.

Los biorresiduos ahora viajan desde Isaba o Sangüesa hasta Tudela, desde Barañain a Caparroso, desde Gipuzkoa a Funes. ¿No es absurdo? Desde el punto de vista de consumo de combustibles y de emisiones de anhídrido carbónico, sí. Sólo es aceptable como solución transitoria, hasta que las Mancomunidades de residuos creen sus propias instalaciones cercanas a las ciudades que los generan. Precisamente Gipuzkoa ya lo está haciendo: su objetivo es disponer de dos nuevas plantas de compostaje (Epele y Zubieta), que se unirán a la que está en funcionamiento en Lapatx.

La planta de compostaje de la empresa IB Reciclaje, localizada en Funes, es una más del panorama navarro. Obtuvo su licencia hace años y está diseñada para compostar residuos orgánicos. Tiene capacidad para el tratamiento de 30.000 Tm/año, y queda alejada del casco urbano del pueblo (para evitar problemas de olores).

Parece que al alcalde de Funes no le gusta esta actividad, lleva tiempo con amenazas de cierre, y ahora intenta prohibir el tránsito de camiones por vías de comunicación.

Sin embargo, el departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, tal y como ha salido publicado en prensa, indica que “la empresa tiene la correspondiente y necesaria autorización de gestión de residuos y no necesita modificar sus instalaciones actuales. No tenemos identificado ningún incumplimiento de las condiciones de funcionamiento”.

Mucho nos tememos que tras las intenciones del alcalde se esconde un enfrentamiento político: él milita en el Partido Popular, y la gestión de las basuras en Gipuzkoa la lleva Bildu, que ha implantado el sistema puerta a puerta. Habrá que recordarle al alcalde que este  sistema de recogida selectiva lleva funcionando durante muchos años, y con consenso político, en millones de hogares en todo el mundo (y que en España, hay ciudades y regiones donde el PP lo ha aceptado). Pero en Navarra y la Comunidad Autónoma del País Vasco parece que todo, hasta la basura, se politiza. Los ciudadanos de Gipuzkoa o los de Funes no tienen la culpa de estos rifirrafes, y necesitan que los políticos resuelvan nuestros problemas (¡no que los creen!).

Y en Funes ¿dónde van sus residuos orgánicos? ¿No es también absurdo tener una planta de compostaje en su propio municipio y llevar los propios a Tudela? El Ayuntamiento de Funes tiene una oportunidad de oro y debería preguntarse seriamente si puede conseguir reciclar más materia orgánica, si puede mejorar la calidad del compost final, “e incluso bajar la tarifa de basuras que pagan sus ciudadanos”, con un simple convenio con una industria existente en su localidad. Eso sí sería preocuparse por la gestión de las basuras.

Un alcalde tiene el deber de no confundir a los ciudadanos, de no crear alarmismo donde no hay motivo. Tiene el deber de velar, no por sus preferencias, sino por el cumplimiento de la normativa medioambiental (en Navarra, la Ley Foral de Intervención para la Protección Ambiental) y, en caso de detectar deficiencias, proponer medidas correctoras.

El compostaje es un proceso biológico en el que, si se parte de una recogida selectiva como es el caso, se obtiene un producto de calidad, que puede emplearse con toda confianza en los secanos de Funes, totalmente deficitarios de materia orgánica.

El compost  no es basura. La política, a veces, sí. 

Juan del Barrio

No hay comentarios: