martes, 8 de abril de 2014

LA APUESTA DEL SOBERANISMO DA EL PODER A LOS LIBERALES EN QUEBEC

Con el 25,4% de los votos y 30 electos de un total de 125, el Partido Quebequés (PAQ) se ha quedado en su peor resultado desde sus primeros comicios en 1970, y muy lejos del Partido Liberal Quebequés (PLQ), dirigido por Philippe Couillard, que logró el 41,5% de los sufragios y 70 escaños. Derrotada incluso en su propia circunscripción, la primera ministra saliente, Pauline Marois, anunció su dimisión al frente del PQ.

La Coalición Avenir Quebec (CAQ) del nacionalista François Legault, logró el 23,2% y 22 escaños, cuatro más de los que tenía. La formación de izquierda soberanista Quebec Solidario obtuvo el 7,5% y 3 escaños (antes 2).

La derrota es aún más humillante dado que el PQ de Marois había convocado las elecciones de forma anticipada, solo 18 meses después de las anteriores, al verse respaldado en los sondeos, con la esperanza de obtener la mayoría absoluta en el Parlamento y llevar a cabo una reforma legal que impulsara la laicidad.

Así, planteaba una Carta de valores que prohibiría la ostentación de símbolos religiosos a todos los trabajadores del sector público. Couillard, por su parte, ha hecho bandera de su oposición al proyecto.

Según el director de la Escuela Superior de Asuntos Públicos de la Universidad de Otawa, Robert Asselin, Marois cometió un error estratégico al apostar por «un tema que ha dividido al electorado» y «los quebequeses se han sentido manipulados».

Además, animada por su militancia, la primera ministra no excluyó de forma explícita la idea de organizar un tercer referéndum sobre la independencia de Quebec después de los celebrados en 1980 y 1995, aunque evitó insistir en ello durante la campaña.

Couillard, por su parte, jugó la carta del miedo afirmando que «una vuelta del Partido Quebequés al Gobierno es asegurar un referéndum para la separación de Quebec». La adhesión a la campaña del millonario Karl Peladeu, que prometió «hacer de Quebec un país» resultó otro revés. «Fue un error de cálculo», afirma el politólogo de la Universidad de Laval François Petry, que cree que los electores no querían oír hablar de este tema.

Pero Asselin opina que el PQ no puede abandonar sus señas de identidad a riesgo de romper el partido. Y estima que el eje izquierda-derecha no reemplazará la cuestión identitaria de la política quebequesa. El buen resultado de los nacionalistas de la CAQ ilustra, según Petry, «un tripartidismo de transición» frente al duopolio PLQ-PQ. Explica que si bien los soberanistas no han cambiado su imagen, los liberales han hecho lo mismo y «continúan teniendo buenos resultados gracias a la diferenciación identitaria» y su motor es «estar contra los referendos».

Philippe Couillard, de 56 años, reemplazará a Marois como primer ministro. «Todo Quebec ganó al dotarse de un Gobierno estable», declaró, y prometió formar «un Gobierno competente, íntegro y transparente».

Por su parte, Marois renunció a la jefatura del PQ. «Comprenderán que, en estas circunstancias, voy a abandonar mis funciones» al frente del PQ, declaró. «Los quebequeses se pronunciaron y nosotros debemos respetar ese resultado», añadió Marois, que fue la primera mujer en llegar al cargo de primer ministro en Quebec, en 2012.

La campaña electoral estuvo marcada por el intercambio de duras acusaciones entre los líderes políticos, que anunciaron planes divergentes para impulsar la economía de Quebec.

GARA

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