miércoles, 1 de octubre de 2014

GENUFLEXIONES

El Opus suscita curiosidad porque resulta misterioso. Todo el mundo lo conoce pero nadie sabe lo que es. No se sabe si se oculta, pero no se le ve. No es que sea una organización secreta pero es una institución más que discreta. Aquí, en Pamplona, todos conocemos a alguien del Opus aunque no lo sepamos. La gente del Opus te puede caer muy bien, ojo. Pero le pregunto a un tipo del Opus, que acude a las convocatorias del Opus, cuya esposa asiste a retiros del Opus, cuyos hijos estudian en centros del Opus, le pregunto si es del Opus y con una amable sonrisa me asegura que no. En teoría, una cosa es ser del Opus y otra es ser simpatizante o sentirse muy afín al Opus y su eficacia apostólica. Hay que distinguir. No es que el Opus busque el dinero, en teoría. Lo que pasa es que, en la práctica, lo encuentra. No es que persiga el poder, pero lo obtiene. Así es la vida. El Opus se define como un grupo religioso. En teoría no es una logia, claro, pero en la práctica funciona como un lobby. Por otro lado, la discreción es, en teoría, una virtud, pero en la práctica también puede ser una estrategia maquiavélica. Los miembros del Opus están obligados a guardar siempre un prudente silencio. Umbral les llamó “caballeros silentes y con lentes”. Aludía a los ministros que controlaron los asuntos económicos del final del franquismo. Ahora hay tantos ministros del Opus (del Entorno Opus, habría que decir), como entonces y bastantes más. En la beatificación de Álvaro del Portillo, el domingo pasado en Madrid, no estuvieron todos por discreción. Para no abrumar. Pero sí estuvo el ministro de Economía y el de Interior. Y también el fiscal general del Estado y el director de la Guardia Civil. Y junto a ellos, la presidenta de Navarra y el presidente del Parlamento Foral. No te sorprende, lo sé. El Opus es discreto, pero se ha hecho tan grande que ya no se puede ocultar. Es humilde, pero también necesita desplegar, de vez en cuando, alguna de estas fervorosas y festivas exhibiciones de poder. Y ahí están, prestas y genuflexas, las autoridades navarras en representación de sus conquistas.
F.L.Chivite, en Diario de Noticias

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