miércoles, 4 de marzo de 2015

A VUELTAS CON LAS INUNDACIONES

Según aseguran los expertos de la ONU para el cambio Climático, en adelante aumentarán periodos extremos de calor, junto a lluvias torrenciales y copiosas nevadas que provocarán grandes inundaciones. Por tanto, ya vamos tarde en dar solución al presente y a lo que se avecina; que no es otra cosa que puntuales grandes avenidas de agua que sin duda anegarán explotaciones agrícolas, polígonos industriales y localidades ribereñas. 
Reiteradamente cuando aparecen esas inundaciones por crecida de los ríos nos encontramos con peticiones inútiles, costosas e ilegales pidiendo el dragado de los mismos, así como compensaciones económicas que deberían cubrir los seguros. Desgraciadamente este hecho es recurrente tanto por parte UAGN, agricultores e instituciones de nuestra Comunidad. Actuaciones de este tipo se han realizado en el pasado en zona baja del Arga y del Ega y no han servido para nada.
Se demanda agrandar la sección del río y reducir la rugosidad para que el agua circule en mayor volumen y velocidad sin desbordarse. Esto sin tener en cuenta que el problema se le pasa a la localidad siguiente. Además, los dragados pueden provocar en el río efectos secundarios muy negativos como erosión hacia aguas arriba del tramo dragado, hundimiento del cauce, fondos irregulares, descenso de la capa freática (y por tanto desecación de pozos de riego), descalzamiento de puentes y escolleras, colapsos si hay simas bajo la capa aluvial, impactos en los ecosistemas, etc.
Los ríos se han desbordado de siempre, no es una novedad y lo seguirán haciendo en el futuro por muchos dragados y diques de contención que se les ponga. Por tanto el seguir por ese camino erróneo es pan para hoy y los mismos problemas para mañana. Desde hace miles de años los ríos se venían gestionando así mismos y esto que no debería ser un problema, lo es cuando al río se le ha arrebatado su espacio, urbanizado donde no se debía o ocupando áreas históricas de inundación. Ahora el río viene con sus escrituras de propiedad bajo el brazo exigiendo lo que es suyo y que le hemos arrebatado.
Los propietarios de terrenos agrícolas que los heredaron o adquirieron lo deberían conocer y sus cultivos deberían ser compatibles con las periódicas inundaciones. Por otra parte, las avenidas producen beneficios a sus campos por los sedimentos que les aportan. Además, existen los seguros de cosechas que se deberían suscribir para paliar los daños ocasionados.
¿Dónde están las soluciones? La verdad es que todo está inventado, no hay más que emplear la razón y ponerla en práctica cosa que no se hace. Está claro que ciertas motas y diques de contención de avenidas son imprescindibles para proteger bienes y vidas en localidades que conviven con los ríos. También limpiezas puntuales, pero dicho esto, dragar los ríos es una barbaridad inútil y costosísima, en muchos casos contraria a las leyes de protección ambiental que la ciudadanía nos hemos dado.
Deberemos acostumbrarnos a convivir con las grandes avenidas. Esto conlleva el aceptar la dinámica natural del río y que los campos de cultivo cercanos a los mismos hagan que la laminación de las crecidas minimice daños materiales y humanos. 
La CHE asegura que las motas derrumbadas por las crecidas no son de su propiedad, sino de los agricultores, ayuntamientos, etc. Por tanto quienes deberían repararlas son quienes se benefician de lo que les aportan el río. Por otra parte la CHE somos todos, ya que se financia con nuestros impuestos. Pedir que sea el papá estado que con dinero público financie esas y otras obras para beneficio privado, es algo que nos afecta a todos y por tanto es exigible un uso racional y eficiente de nuestros impuestos. No es de recibo el que en vísperas de elecciones, algunos partidos políticos e instituciones, en vez de aportar soluciones pidan que se realicen actuaciones oportunistas y electoralistas de más que dudosa eficacia. Tengan en cuenta que los ríos son de todos, no solo de las localidades vecinas de los mismos, regantes, ayuntamientos etc.
La búsqueda de soluciones de futuro a las inundaciones pasa porque, sin modificar la legislación ambiental vigente que viene de Europa, se comprometan actuaciones sostenibles en los ríos navarros, cediendo zonas para su expansión y laminación de las crecidas, cosa que como asegura la CHE y a diferencia de Aragón, no aceptan los municipios riberos navarros. Esto sí que es preocupante. 
Navarra necesita alrededor de diez áreas de expansión, que pronto o tarde habrá que habilitar si no queremos males mayores.
Juan del Barrio, miembro del Consejo Navarro de Medio Ambiente

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