jueves, 5 de marzo de 2015

LAS RIADAS DEL EBRO Y LAS DISCUTIBLES PROPUESTAS DE ACTUACIÓN EN LOS CAUCES

En primer lugar quiero trasladar mi consideración y solidaridad a los vecinos ribereños del Ebro afectados por las últimas inundaciones, deseándoles que reciban pronto las ayudas y compensaciones prometidas por las autoridades centrales y autonómicas para paliar sus pérdidas.

Decía juiciosamente una compañera hace unos días: “Estos días en los medios de comunicación los vemos (a los políticos indocumentados y demagogos) volver a la carga con estupideces como que antes son los intereses de las personas que el medio ambiente".

Y tiene razón, porque plantear una polémica “personas / medio ambiente” es erróneo y ridículo. La gente tiene que empezar a comprender que el Medio Ambiente, la Tierra, es nuestra casa, y todo lo que hagamos que dañe al medio ambiente se vuelve contra nosotros, nos daña.

La Tierra, el Medio Ambiente, es como una pecera, nuestra pecera. Pero los peces de una pecera no son conscientes de lo limitado de su medio y como vierten sus heces en el mismo medio en el que respiran y viven, es su propietario quien debe, periódicamente, cambiarles el agua.

Pero a nosotros nadie nos cambia el agua. Por suerte la acción de la biodiversidad en los diversos ecosistemas de nuestro medioambiente planetario nos proveen de unos servicios ambientales muy valiosos, aunque raramente valorados económicamente por el hombre, entre los que se incluyen la eliminación o reducción de determinados residuos y la regeneración de sustancias tan vitales para nuestra vida como el oxígeno que respiramos y el agua que bebemos.

Sin embargo nuestra nuestra pecera también es limitada y todo lo que hagamos que sea nocivo para el medio, la pecera, superando su capacidad regenerativa, nos acaba afectando, por tanto es también nocivo para las personas.

Por eso la normativa medioambiental, a la que algunos políticos acusan de traba para sus planes de dragados y limpiezas de ríos, no la acaban de comprender porque la Directiva Marco del Agua que no se preocupa sólo de la calidad química de las aguas de los ríos sino de su calidad biológica, el buen estado ecológico, manteniendo la biodiversidad fluvial, y de la calidad geológica, la dinámica de los ríos, está pensando como objetivo último en un medio ambiente mejor para los humanos, para preservar su salud.

La ocupación de las llanuras de inundación de los ríos mediterráneos por los humanos, además de ser ilegal, alegal o legal consentida, por usurpación del dominio público hidráulico, y con la complicidad de un retraso de 30 años en la la aplicación del Plan Linde de deslinde del DPH, tiene ese claro inconveniente, el ponerse en un riesgo que ha de ser conscientemente asumido y no poder pretender exigir quién se pone en riesgo que sean las instituciones las que les resuelva totalmente las consecuencias de esa situación de riesgo, porque es absurdo, inútil e imposible.

Si los ribereños y los políticos son tozudos pidiendo nuevos dragados de cauces y no reconociendo, que estas actuaciones, costosas e impactantes, no son permanentes, que habría que volverlas a realizar al cabo de unos años, como ya se han repetido en muchos casos en el pasado, más tozudo es el río, porque tiene una vida más larga, a escala geológica, y acaba restableciendo las condiciones alteradas por el hombre para alcanzar una estabilidad en función de su propia dinámica, deshaciendo los dragados. Por lo tanto, al postre, éstos son inútiles.

A la par que los dragados son caros (¿quién los debe pagar?), además sus impactos son nocivos para el medio y para el hombre: encajamiento de cauces, hundimiento del freático, afección por desecación de la vegetación de riberas, afección también a pozos y cultivos, erosión remontante en el cauce del río que busca su estabilidad, erosión que puede afectar a infraestructuras en el cauce, como el descabalgamiento de puentes, etc.

La solución no es intentar adaptar los ríos a nuestros intereses y caprichos ocupando sus llanuras de inundación y canalizándolos, sino intentar adaptarnos nosotros, nuestras necesidades y nuestros aprovechamientos y actividades productivas a la propia dinámica fluvial, evitando o minimizando por otra parte los daños de las inundaciones sobre los cascos urbanos de las localidades ribereñas existentes con protecciones adecuadas, recuperando los sotos y vegetación de ribera y retranqueando motas para liberar superficies para se laminen las inundaciones y reduzca su potencial destructivo.

Si construimos viviendas e infraestructuras o cultivamos en zonas inundables, somos nosotros los responsables de ponemos en riesgo a nosotros mismos y a nuestras propiedades, salvo que efectuemos cultivos compatibles con la inundación o que, por ejemplo, construyamos palafitos, es decir viviendas altas, con la planta por encima de la altura máxima de inundación, sostenidas sobre pilares y sobre un espacio diáfano sin tabiques, para dejar que circule al agua.

Recomiendo la lectura de CUIDANDO RÍOS - Alfredo Ollero miércoles, 4 de febrero de 2015 Crecida del Ebro (por fin) y lo de siempre http://river-keeper.blogspot.com.es/2015/02/crecida-del-ebro-por-fin-y-lo-de-siempre.html … (Muchas gracias Alfredo, hacia falta, como siempre en estas circunstancias tu acertada y sabia opinión).

El actual Consejero de Agricultura y Medio Ambiente de Aragón, Sr. Lobón, ya tarda en sacar del cajón, desempolvar y aplicar el "Plan Medioambiental del Ebro y Bajo Cinca" de una puñetera vez. Plan elaborado en 2005 como respuesta a la riada de 2003, que ya fue sometido a información y participación pública, consensuado científicamente, y fue redactado por la consultora IBERINSA para cambiar el enfoque y planteamientos sobre las riadas y sus consecuencias. Plan que debería extenderse a las otras comunidades Autonómicas del resto de la Cuenca del Ebro.

En el año 2007 el propio Justicia de Aragón presentó al Gobierno de Aragón una “Sugerencia relativa a la puesta en práctica del Plan Ambiental del Ebro”.

Nos olvidamos que culturalmente bebemos de las fuentes de Grecia, y Grecia, a su vez, de Egipto. Y Egipto con sus logros, como lo definió Herodoto, era el milagro del Nilo, fruto de sus inundaciones anuales que fertilizaban y enriquecían cada año sus riberas al borde del desierto. Sin las inundaciones del Nilo no habría existido la civilización egipcia, ni sus herederas, entre ellas, la nuestra.

En conclusión, hay que respetar a los ríos y sus márgenes de libertad, para poder vivir junto a los ríos con seguridad.

Josu Erce Lizarraga, Biólogo, miembro de la Asociación Española de Ecología Terrestre, con formación en Limnología y en Restauración ambiental de ríos mediterráneos.