miércoles, 1 de julio de 2015

BALANCE DE LA EVOLUCIÓN DEL VOTO VASQUISTA EN LAS ELECCIONES AL PARLAMENTO DE NAVARRA (1979-2015)


CAPÍTULO 1)- LA DIMENSIÓN IDENTITARIA DEL CAMBIO

Difícilmente sabremos si los ímprobos y continuados esfuerzos que UPN ha realizado durante los últimos meses por presentar las elecciones del 24 de mayo como un plebiscito por la defensa del mantenimiento de Navarra como comunidad han servido finalmente para mitigar o para precipitar más la pérdida de su cuantioso poder electoral. Sí sabemos que en cualquier caso ha podido más la percepción social del agotamiento de un modelo de gobierno y que una parte sustancial del electorado ha optado por priorizar  la necesidad de la regeneración política frente a la pulsión identitaria, cualquiera que esta fuese.

Pero también es cierto que estas elecciones, muy particularmente por ser elecciones forales con su especifidad definitoria sobre la orientación de la política pública más próxima, tenían también una dimensión identitaria. Dimensión que hay que analizar con cautelas, porque los electores votan para asignar responsabilidades de gestión, y en esta ocasión más que en otras algunos han podido recurrir a pautas de transversalidad, dejando en un segundo plano adscripciones tradicionales y barreras identitarias hasta ahora infranqueables. No obstante, en una comunidad atravesada por una compleja pluralidad de identidades, los datos electorales proporcionan siempre un elemento irrechazable de trabajo, un sólido indicio para  el examen de la evolución de los sentimientos de pertenencia.

Frente a la división convencional en base a dos ejes conceptuales que establecen en Navarra tres espacios políticos básicos (derecha, izquierda y nacionalistas), me parece más útil y más clarificador para el análisis que nos ocupa, una división alternativa como resultado de la valoración de tres actitudes globales:

-          El vasquismo. Espacio heterogéneo en cuanto a proyectos políticos, con diferencias prioridades y estrategias, y de diversa intensidad emocional. No engloba a todo el sentimiento vasquista existente en Navarra, pero se distingue por su autoidentificación como la “parte oculta” de la sociedad y por la urgencia en reclamar el desbloqueo de sus señas de identidad como componente sociológico de la Navarra real y del reconocimiento de sus derechos, tan legítimos como los demás, por acceder al poder político. Por trayectoria y vocación, es progresista en su conjunto y mayoritariamente de izquierda. Le denominaremos el “sector 1” y tras haber sido ocupado por una gran profusión de marcas electorales, su medida en esta reciente convocatoria vendría expresado por la suma de Geroa Bai, EH Bildu y Libertad Navarra.
-           
-          El espacio intermedio, al que llamaremos “sector 2”. De naturaleza progresista y de posiciones democráticas consecuentes, comparte inquietudes con el sector 1, pero, además de no vivirlas como una prioridad, entran a veces en colisión con su estrategia general de estado. Es el sector más fluctuante de los tres y ha sido precisamente su crecimiento, debido básicamente a la emergencia de Podemos, lo que ha hecho posible el cambio político y lo que ha habilitado al sector 1 para ocupar inéditas posiciones de gobierno en Navarra. Sus componentes principales son hoy en día Podemos e Izquierda-Ezkerra (coalición en la que confluyen una fuerza estatal como Izquierda Unida y otra exclusivamente navarra como Batzarre). Junto a ellas, otras, imposibles de encasillar en el eje identitario, por cuanto dan prioridad a reivindicaciones específicas muy concretas (Pacma, Equo, SAIn y RCN-NOK).
-           
-          El constitucionalismo. Tampoco es un espacio homogéneo, por cuanto las actitudes del PSN y de la derecha no son idénticas, ni en la coyuntura actual ni en su perspectiva histórica. Pero sí coinciden en una satisfacción, más o menos expresa, con el status político-jurídico de Navarra, y en el recelo por las consecuencias, tanto políticas como culturales, de un para ellos inquietante empoderamiento del nacionalismo vasco. Será en nuestro estudio el “sector 3, y forman parte de él en la actualidad UPN, PSN, PP, Ciudadanos y UPyD.

Tomando como referencia los votos recibidos en las diez convocatorias electorales al Parlamento Foral desde 1979, tenemos esta evolución de cada sector.


S 1
S 2
S 3
1979*
22’99%
15’13%
61’88%
1983
23’05%
  3’35%
73’60%
1987
27’25%
  1’71%
71’05%
1991
22’64%
  4’62%
72’74%
1995
17’30%
  9’82%
72’88%
1999
21’53%
  7’34%
71’13%
2003*
15’63%
12’38%
71’99%
2007*
23’95%
  6’02%
70’02%
2011
27’01%
  8’23%
64’76%
2015
30’98%
19’85%
49’17%

En las tres ocasiones señaladas con asterisco (1979, 2003, 2007) concurrían circunstancias especiales que hacen más complejo el análisis, tal como veremos en el análisis pormernorizado que hacemos a continuación.
Aquí, como en el resto del estudio, hacemos abstracción de los votos blancos y nulos, de manera que la suma de las opciones sumará siempre el 100% porcentual.




CAPÍTULO 2)- LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS ESPACIOS IDENTITARIOS, TOMANDO COMO REFERENCIA LAS ELECCIONES FORALES

ELECCIONES FORALES 1979

ANTECEDENTES:
Tras los dos simulacros antidemocráticos de 1947 (Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado) y 1966 (Ley Orgánica del Estado), mediante el referéndum de diciembre de 1976, ya con Suárez en el Gobierno, se aprobó la Ley de Reforma Política que abría el proceso de transición postfranquista.  Distó  mucho de ser una consulta libre, puesto que estaba prohibido realizar ningún tipo de publicidad a favor de la abstención, opción defendida por la oposición democrática, aún cuando parte de la misma mostraba muy escaso convencimiento. No por eso dejaba de suponer una ocasión oportuna para medir el grado de espíritu democrático consecuente que albergaba la sociedad. Los resultados revelaron la persistencia de buena parte de las inercias políticas de la dictadura y fueron un aval determinante para asentar el andamiaje de la operación reformista y preparar las condiciones para el triunfo de la opción gubernamental en las elecciones de seis meses después.

El último antecedente de elecciones libres en Navarra nos retrotraía a las legislativas de febrero de 1936, en las que arrolló el bloque derechista con un 69’1% de los votos, frente al 21’7% del Frente Popular y el 9’2% de los nacionalistas Evidentemente, la Navarra de 1976 no era la sociedad agraria y apasionadamente católica de los años 30. El tránsito hacia una economía industrial diversificada había forzado una restructuración demográfica que a su vez impulsó una evolución ideológica, el surgimiento de un vigoroso movimiento obrero e incluso  una cierta reconversión de algunos de los sectores políticos que en 1936 habían estado tras el golpe. Hasta había habido alcalde antifranquista en Pamplona durante ocho meses de aquel mismo año de 1976 hasta que fue destituido por el gobernador.  Pero el índice de participación en aquel referéndum puso de manifiesto que aunque se confirmaba, en comparación con otras muchas zonas del estado, la presencia de una importante masa crítica activa, la sociedad en su conjunto no había cambiado lo suficiente para exigir de forma mayoritaria una ruptura radical con toda la herencia cultural e institucional del franquismo. En Navarra tan sólo se abstuvo el 26’88% del censo, cuatro puntos por encima de la media estatal, pero muy por debajo del 54’75% de Gipuzkoa o el 45’87% de Bizkaia, aunque por encima, eso sí, del 23’47% de Álava. 

Seis meses más tarde, las primeras elecciones legislativas de junio de 1977 evidenciaron esa tendencia en Navarra con la hegemonía de UCD, que recogió buena parte del voto de la derecha, y el empuje de las siglas históricas de un PSOE aupado por una operación diseñada con el apoyo económico y mediático de la socialdemocracia alemana y el beneplácito de los Estados Unidos, liderado ya en la comunidad foral por Gabriel Urralburu, hasta poco antes misionero del Verbo Divino. UNAI, un experimento parejo a Euskadiko Ezkerra con lábel navarro, se quedó a poco más de 700 votos de lograr un escaño, posibilidad de la que se quedaba lejos el nacionalismo tradicional, agrupado en la Unión Autonomista. La dispersión causada por el marasmo de siglas de la izquierda rupturista, muy fuerte en aquellos años, castigó a todas (PCE, ORT, MC, LCR, PTE, OIC, PSP….) con la irrelevancia electoral, prólogo de su declive. Un nacionalista histórico, Manuel de Irujo fue elegido senador en esta primera legislatura con la ayuda decisiva del PSOE, que participó junto al PNV en el Frente Autonómico, que reivindicaba la concesión de un estatuto de autonomía común para Euskadi y Navarra.

La oposición de UCD a la incorporación de Navarra al Consejo General Vasco, la manifestación organizada por Amadeo Marco, presidente de la Diputación, y los sectores más integristas de la derecha por una “Navarra foral y española”, los trágicos Sanfermines del 78 y la violencia constante de ETA marcaron el contexto en el que se desarrolló el referéndum constitucional de diciembre de 1978. El escaso diferencial de 1’25% que separó el nivel de participación en el Estado y en Navarra hablaba claramente del poco peso que aquí tuvo, a diferencia de lo ocurrido en Gipuzkoa, Bizkaia e incluso ya en Álava, el llamamiento a la abstención realizado por el PNV. Más incidencia tuvo la campaña por el voto negativo propugnado por Herri Batasuna –recientemente fundado a partir de la Mesa de Alsasua-, EE, LCR y otros grupos de izquierda. Cierto es que también la Falange apoyaba el NO, pero el grueso del 17% que en Navarra votó en contra, diez puntos por encima de la media estatal, era atribuible a esa campaña pivotada en torno a la izquierda abertzale.

Por último, las elecciones legislativas de marzo de 1979, las primeras en las que pudieron votar los jóvenes de entre 18 y 21 años, no sólo ya confirmaron, sino que ahondaron la evidencia del alejamiento institucional de Navarra respecto a Euskadi. UCD perdió uno de sus escaños de 1977 a favor de su escisión, UPN, nacida bajo el impulso del rechazo a la Disposición Transitaria Cuarta de la Constitución. HB se quedó a casi 6.000 votos del escaño, a 7.000 el PNV y a 9.000 los carlistas. Mucho más lejos aún UNAI, vinculada exclusivamente ya para entonces a la ORT.


CONTEXTO ELECTORAL 1979 :
La cita electoral de abril de 1979, un mes después de celebrarse las elecciones legislativas, fue el inicio de la institucionalización del Parlamento de Navarra, cuya composición vendrá determinada en el futuro por una convocatoria cada cuatro años para todos los legislativos autonómicos, coincidiendo siempre con las elecciones municipales.

Navarra quedaba dividida en seis distritos electorales, eligiéndose 70 parlamentarios: 18 por Pamplona, 13 por el resto de la merindad, 11 por la merindad de Tudela, 10 por la de Estella, y 9 por las de Olite y Sangüesa.

La derecha corrigió su fragmentación, agrupándose en dos únicas alternativas: UCD y UPN. El PSOE ya había absorbido al PSP de Tierno Galván. El resto de la izquierda y los abertzales ensayaron fórmulas de coalición porque el sistema de circunscripciones exigía porcentaje altos para conseguir representación, de tal forma que se crearon agrupaciones electorales por merindades (Orhi Mendi en la de Sangüesa, AEPM por la de Tafalla-Olite, Tierra Estella). Herri Batasuna y Nacionalistas Vascos –el PNV acompañado de EE, ESEI y PTE-, sólo se presentaron bajo sus siglas en la merindad de Pamplona. También estaba ANAI, unión de EMK y OIC. EMK y PTE se presentaron cada uno por su cuenta en Pamplona. De forma autónoma iban el PCE, el Partido Carlista de Euskal Herria y la Agrupación de Independientes Forales Navarros, creada en torno a la figura del exprocurador en Cortes Jesús Ezponda, larraundarra de orientación foralista provasquista.

RESULTADOS 1979:

Votó el 70’76% del censo.

La ola iniciada en marzo creció hasta el punto de situar a UPN a corta distancia del segundo lugar, de forma que el Parlamento quedó configurado con 20 parlamentarios de UCD, 15 del PSOE, 13 de UPN, 9 de HB, 7 de Amaiur, denominación del punto de encuentro de las agrupaciones populares de merindad, 3 de Nacionalistas Vascos, 1 de los carlistas, 1 de la ORT y 1 para Ezponda.

Como la rama navarra del PSOE seguía integrada en el partido de Euskadi, y todavía no había renegado oficialmente de su posición favorable a un ente autonómico común, se interpretaron los resultados como una oportunidad favorable para la integración en vista de la presunta correlación favorable (37-33).

La concurrencia en estas elecciones de coaliciones tan amplias y transversales hace imposible afinar con exactitud la adscripción identitaria de los votantes. Creemos aproximarnos si atribuimos al sector 1 (vasquista-abertzale) el 22’99% de los votos, en base a los resultados de HB, Amaiur y Nacionalistas Vascos, que recibieron 58.371 sufragios en total; 15’13% para el sector 2 (intermedio), en el que situamos al Partido Carlista, ORT, PCE, ANIZ, EMK-OIC, PTE e Independientes Forales, que reciberon 38.413 votos en total; y el 61’88% para el sector 3 (constitucionalistas), con los 160.822 votos recogidos entre UCD, PSOE y UPN. También hay que advertir que PCE, ORT, PTE y carlistas habían apoyado la Constitución en el 78, pero su posicionamiento ante el conflicto identitario hace más prudente remitirlos al grupo intermedio.



ELECCIONES FORALES 1983

ANTECEDENTES
Una vez aprobado en referéndum en octubre de 1979 el Estatuto de Autonomía para la Comunidad Autónoma Vasca, el grupo Nacionalistas Vascos y la ORT presentan en el Parlamento Foral una propuesta para activar la Disposición Transitoria Cuarta para decidir la integración de Navarra en el País Vasco. Propuesta que es rechazada en la Comisión de Régimen Foral con los votos de UCD y UPN, mientras el PSOE y el Partido Carlista se abstienen.

La tensión política alcanzó durante este período momentos angustiosos por muy diversas causas: el fallido atentado de ETA en agosto de 1980 contra Ollarra, director del Diario de Navarra; la destitución de Jaime Ignacio del Burgo de la presidencia de la Diputación por malversación de fondos en el caso relacionado con Fundiciones de Alsasua (FASA), o el intento de golpe de estado de Tejero en febrero de 1981 y el posterior proceso de freno al proceso autonómico.

Tras amagar con la propuesta de un Consejo Vasconavarro, el PSOE inicia en 1981, siguiendo al parecer las tesis de Víctor Manuel Arbeloa, un proceso acelerado de abandono de todo tipo de futuro común con Euskadi. Presenta mociones para retirar la ikurriña de los ayuntamientos navarros, y termina en junio de 1982 separarándose del PSE y constituyéndose como Partido Socialista de Navarra (PSN-PSOE).

Entretanto, en marzo de 1982 se había aprobado en el Parlamento el texto de la LORAFNA con la oposición de PNV y EE, en una sesión en la que estuvieron ausentes tanto los parlamentarios de HB como los de Amaiur. Sin validación por parte de la ciudadanía.

La crisis suscitada dentro de UCD en Navarra por la destitución de Del Burgo era también una expresión de la que sufría el partido a nivel estatal y que acabó en la debacle electoral de las elecciones generales de octubre de 1982, con la entrada triunfal del PSOE en el Gobierno. Los socialistas consiguieron en Navarra 112.000 votos y tres diputados, registros ambos que nunca hasta hoy han estado cerca de igualar. La derecha se recompuso mediante una alianza entre UPN, Alianza Popular, Unión Liberal y Partido Demócrata Popular, que obtuvo dos escaños. A las puertas, con casi 35.000 votos, por encima de UCD se quedó HB. El PNV consiguió más de 16.000 votos, 12.000 el Centro Democrático y Social de Suárez y 8.000 Euskadiko Ezkerra.


CONTEXTO ELECTORAL 1983:
El sistema electoral implantado en 1979 por el cual las merindades se constituían en distritos electorales, favorecía la representación de las comarcas demográficamente regresivas, situadas básicamente en las merindades de Pamplona (resto) y Sangüesa, justamente por las que salieron elegidos los diputados García de Dios y Bueno Asín. Era un sistema proteccionista, con raíces muy profundas en Navarra y que sigue vigente en los otros territorios históricos. Nada tuvo, pues, de raro, que constatando que el nacionalismo salía favorecido, UCD, UPN y PSN, a propuesta de este último, se pusieran de acuerdo para hacer de toda Navarra una circunscripción única. Lo inesperado fue que encontrasen la complicidad de Herri Batasuna, en una muestra más de la obsesión por uniformizar que han mantenido en toda su trayectoria, arrastrando a las agrupaciones electorales de merindad, que tan excelente trabajo de reagrupamiento popular habían efectuado, a su prematura desaparición.

El Parlamento reducía su número de escaños a 50.

Desmantelada ya UCD, de la que sólo subsistía por cuestión legal su grupo parlamentario en el Congreso, la derecha se presentó bajo dos expresiones: UPN por un lado, y la coalición AP-PDP-UL por otro. Sin embargo, eran hasta cuatro las formaciones que competían por el voto abertzale: HB, PNV, EE y la recién creada Auzolan, coalición de encuentro entre EMK, LAIA –uno de los fundadores de Herri Batasuna- y Nueva Izquierda, escisión de EE.


RESULTADOS 1983:
Con una participación del 70’86%, la inercia ganadora iniciada el año anterior condujo al PSN con holgura al primer puesto, con 20 parlamentarios, seguido de UPN (13). AP-PDP-UL (8), HB (6) y PNV (3). La dispersión de la oferta abertzale ocasionó la inutilidad de casi 15.000 votos que reunían entre Auzolan y Euskadiko Ezkerra, y castigaban con una reducción de la presencia vasquista en la Cámara desde el 27’14% de 1979 al 18% de 1983.

Esta reducción era aún más lamentable porque el cómputo del voto a las opciones del sector 1 no había descendido y se mantenía en un discreto alza en el 23’05%. Sin embargo, el sector intermedio, únicamente representado por el PC, los carlistas y LKI, se había hundido hasta el 3’35%, con lo que la hegemonía del sector 3 (73’60% de los votos) pasaba a ser abrumadora.



ELECCIONES FORALES 1987

ANTECEDENTES
Toda esta legislatura 1983-1987 coincidió con el período de actuación de los GAL, organización dirigida y financiada desde el ministerio de Interior del socialista Barrionuevo. Las elecciones vascas de 1984 se vieron sacudidas por el atentado mortal de los Comandos Autónomos tres días antes contra el senador Enrique Casas. ETA, por su parte, proseguía con su desenfrenada actividad, que en Navarra alcanzó su exponente más sensible con la bomba colocada en mayo de 1985 por el comando Nafarroa que acabó con la vida de un niño de 13 años en Pamplona. En noviembre del mismo año fue detenido por la Guardia Civil el orbaiztarra Mikel Zabalza, cuyo cuerpo fue arrojado al Bidasoa tras morir a causa de las torturas sufridas en el cuartel de Intxaurrondo.

La pretensión de la dirección nacional del PNV de entregar la presidencia del Gobierno Foral a la derecha acaba con la expulsión del partido de toda la organización navarra, y poco después la discusión interna sobre la Ley de Territorios Históricos desembocaría en la destitución de Carlos Garaikoetxea como lehendakari. La crisis acabaría con la fundación de un nuevo partido, Eusko Alkartasuna, en el acto de la Plaza de Toros de Estella en septiembre de 1986, pasando el histórico Partido Nacionalistas Vasco a ser durante mucho tiempo una organización residual en Navarra.

El cambio de posición del gobierno de Felipe González sobre la permanencia de España en la OTAN abocó a un referéndum en marzo de 1986 en el que una sostenida manipulación mediática acabó dando la vuelta a las encuestas que pronosticaban la derrota gubernamental. Navarra, sin embargo, al igual que Cataluña, Las Palmas y las tres provincias de la CAV, votó NO. La postura afirmativa se impuso sólamente en la Ribera y en parte de la Zona Media. El voto de la base social de UPN e incluso una porción de la del PSN en la Cuenca se dividió. El electorado abertzale apoyó en bloque la no incorporación, a pesar de la indefinición del PNV. EA no existía todavía, pero los dirigentes de lo que había sido la organización navarra del PNV –Amezketa, Cabasés y demás-, se manifestaron públicamente por el NO.

En junio de 1986 hubo elecciones generales, en las que el PSOE se volvió a imponer, sobreponiéndose al presunto desgaste producido por el cambio de actitud ante la OTAN. También venció en Navarra con una diferencia de unos 16.000 votos sobre la Coalición Popular. Herri Batasuna consiguió el hito histórico de un escaño abertzale en Navarra, con acta de diputado para Iñaki Aldekoa, que no llegó a utilizar. El ascenso electoral de HB vino determinado en buena medida por el hueco que había dejado el PNV, que perdió más del 70% de los votos de 1982. En conjunto, HB obtuvo cinco diputados, suficientes para formar grupo parlamentario, si hubiese asistido al Congreso.

En diciembre de 1986 fue aprobada en el Parlamento Foral la Ley del Vascuence con el apoyo del PSN y los tres parlamentarios del grupo del PNV, que militaban ya en EA, y las reticencias, expresadas por medio de 11 abstenciones, seis votos favorables y tres en contra de los grupos de la derecha, UPN y Coalición Popular. Los seis parlamentarios de Herri Batasuna no estaban presentes, pues habían renunciado a formar parte de las instituciones. Pese a las evidentes y dolorosas insuficiencias de la ley, se ponían las bases de un proceso de tránsito del euskera desde el medio exclusivamente rural al urbano, condición ineludible para su dura supervivencia en Navarra.


CONTEXTO ELECTORAL 1987
Las elecciones forales de junio de 1987 se celebraron simultáneamente con las primeras elecciones europeas en España. Había, pues, tres urnas instaladas: las del voto municipal, foral y europeo.

La derecha se presenta de nuevo disgregada a estos comicios. Además de UPN, está la Unión Demócrata Foral, con Del Burgo a la cabeza, y Alianza Popular, refundada en Navarra en torno a figuras como Alfonso Añón, José Ignacio Palacios, Juan Cruz Cruz o Pancha Navarrete.

Eusko Alkartasuna, que ya se había convalidado siete meses antes como fuerza relevante en su estreno electoral en la CAV, se presentaba con la aureola de la insobornable resistencia que la organización navarra del PNV había mostrado ante las últimas consecuencias frente a  Arzallus y el Euskadi Buru Batzar.

RESULTADOS 1987:
La participación fue del 72’78% del censo, la más alta de las convocatorias forales realizadas hasta entonces.

A pesar de la diversificada oferta electoral de la derecha, UPN pisaba ya los talones al PSN, que acusaba el desgaste del gobierno y de la entrada en la OTAN y perdió 16.000 votos respecto a 1983, pese al aumento de la participación. Los escaños se repartieron entre PSN (15), UPN (14), HB (7), CDS (4), EA (4), Unión Demócrata Foral (3), Alianza Popular (2) y Euskadiko Ezkerra (1). EE obtenía por primera vez representación en Navarra, por medio de Ramón Arozarena.

Los vasquistas ocuparon posiciones que equivalían al 24% de la Cámara, peso que tardarían veinte años en volver a alcanzar. El voto real era mayor (el 27’25%), pero los 5.880 votos de Batzarre y los 2.661 del PNV no se tradujeron a escaños. El sector 2, en cambio, alcanzó su más baja expresión (el 1’71%), reducido al escaso peso de PCE y PTE. El sector 3, con el 71’05% de los votos, segúia siendo claramente hegemónico.

En las elecciones europeas del mismo día, HB consiguió escaño con la ayuda de 116.000 votos recibidos fuera de la CAV y Navarra. En su campaña le habían apoyado entre otros Batzarre, MC, LCR, Galicia Ceibe, Sindicato de Obreros del Campo y Unidad Popular Castellana, sin recibir ninguna contraprestación, siquiera simbólica. Eran otros tiempos.




ELECCIONES FORALES 1991

ANTECEDENTES
La masacre de Hipercor de junio de 1987 supuso un antes y un después en la historia de ETA. La vorágine de acciones para presionar al Gobieno a negociar alcanzó también de forma especial a Navarra, con la bomba que mató en octubre a una repartidora de periódicos en Pamplona. Poco después la banda ofrecería, para asentar el inicio de las conversaciones de Argel, una tregua de 60 días, que sería interrumpida por el secuestro de Emiliano Revilla. El desprestigio de ETA iba contaminando poco a poco la globalidad de todas las causas que decían defender. Hasta tal punto que afectó de forma determinante al discurso de formaciones como PNV, EA o EE, que en enero de 1988 firman junto a PSOE, AP y CDS el Pacto de Ajuria Enea, hablando ya de la necesidad de “respaldar la acción policial”, tema tabú hasta entonces.

No tuvo, pues, nada de extraño que HB perdiese en las europeas de junio de 1989, 92.000 votos de los que había obtenido en las elecciones homólogas de dos años antes, aunque conservase su escaño. En Navarra estas elecciones las ganó el PSOE con el 28’6% de los votos, seguido de cerca por la coalición PP-UPN, con el 27’1%. HB obtuvo el 13’7% y la coalición Europa de los Pueblos, en la que estaba integrada EA, el 6’2%.

Ese declive de HB se confirmó cuatro meses después en las elecciones generales de octubre de 1989. El apoyo de Batzarre no le evitó perder respecto a las de 1986 7.500 votos y el escaño. La coalición PP -UPN recuperó el primer puesto para la derecha, con 3 diputados, por 2 del PSOE. EA consiguió poco más de 13.000 votos, EE 8.000 y el PNV 2.500, superados todos ellos por los 20.000 del CDS o los 16.000 de una Izquierda Unida que comenzaba a ser alguien en Navarra, favorecida por la extinción de las expresiones políticas de la extrema izquierda y por el hueco que iba dejando la inutilidad práctica del voto a la izquierda abertzale.

Precisamente para combatir esa inoperatividad comenzó a movilizarse un sector de Herri Batasuna, encabezado por dirigentes como Patxi Zabaleta, Txema Montero o Iñaki Esnaola, partidarios tanto de acudir a las instituciones como de acelerar las negociaciones para poner fin a la lucha armada. El debate se vio bruscamente interrumpido cuando la representación parlamentaria sufrió un atentado en Madrid que costó la vida a Josu Muguruza y graves lesiones a Iñaki Esnaola.

Al final de esta legislatura se publicó una encuesta del Gobierno Foral en relación con la actitud de los navarros hacia el euskera. Los datos hablaban de un 29’7% de la población que estaba en contra, un 22’2% indiferente, un 35’6% a favor, y un 12’6% “muy a favor”.


CONTEXTO ELECTORAL 1991:
UPN y PP ya habían ensayado con éxito en las elecciones europeas y en las legislativas una forma de cooperación en virtud de la cual acudirían en lo sucesivo en coalición, adecuando la denominación a la naturaleza de las elecciones (PP en las generales, UPN en las municipales y forales). No tenían ya en su espacio político otra competencia que la del CDS y la del pintoresco experimento del Partido Agrícola y Ganadero.

RESULTADOS 1991:
La participación descendió notablemente respecto a la convocatoria anterior, convirtiéndose en la más baja (66’7%) de las elecciones forales celebradas hasta la fecha.

La derecha unida confirmó la supremacía que había alcanzado tanto en las europeas como en las generales, venciendo por un estrecho margen de 4.600 votos al PSN de Urralburu. Una clara situación de bipartidismo, con HB lejos, en torno a los 30.000 votos. La cámara quedó formada por 20 parlamentarios de UPN-PP, 19 del PSN, 6 de HB, 3 de EA y 2 de IU, que de esta manera conseguían por primera vez estar presentes en el Parlamento. EA no confirmó su buen despegue de 1987 y lejos de aprovechar el cansancio que HB estaba provocando en su base social para afirmarse como alternativa dentro del mundo abertzale, perdió a su vez 4.000 votos. Por debajo del 3% quedaron Batzarre, EE, CDS, el Partido Agrícola y Ganadero, PNV y el Partido Carlista de Euskal Herria. Como resultado, Juan Cruz Alli sería nombrado presidente de Navarra.

Se había producido un bajón notable del voto vasquista, que quedó en el 22’64%. El sector 2 ascendía discretamente al 4’62% en base al voto de Izquierda Unida y del Partido Carlista, y el sector 3 seguía estabilizado por encima del 70%, con el 72’74% de los sufragios.




ELECCIONES FORALES 1995

ANTECEDENTES

La legislatura nace con la desaparición del mapa político navarro de Euskadiko Ezkerra. Las diferentes estrategias de dos sectores del partido enfrentados en la CAV desembocó en la entrada de un sector en el PSE llevándose las siglas y el patrimonio, mientras que otros crearon Euskal Ezkerra (EUE) que convergió con Euskal Alkartasuna para presentarse juntos a las elecciones generales de 1993. En Navarra los militantes de EE se dispersaron en distintas direcciones: a EUE, o al PSN, o directamente a EA, o al PNV, o a Izquierda Unida, y otros, por supuesto, abandonaron la política activa.

Las elecciones generales de junio de 1993 se desarrollaron bajo la huella reciente de escándalos que afectaban al gobierno de Felipe González: las escuchas del CESID, los papeles de Perote y la evidencia pública de la implicación directa en la actividad de los GAL. También continuaba abierta la brecha entre el partido y el sindicato UGT, que en esta ocasión no pidió el voto para los socialistas. A pesar de todo ello, el PSOE ganó las elecciones, aún perdiendo la mayoría absoluta. En Navarra, al igual que en la CAV, se produjo un movimiento de repliegue hacia el voto socialista por temor a las consecuencias de la llegada al poder de la derecha, posibilidad que se antojaba cierta. La lista que encabezaba Carlos Solchaga recibió 108.000 votos, aproximándose al nivel de 1982. El vencedor fue, no obstante, UPN, con 4.000 votos más. HB ocupó el tercer lugar, con 32.000 votos, a más de 5.000 de conseguir escaño. IU, cuarto con 27.000 votos, ya estaba cerca.

En junio de 1994 estalla el caso Urralburu, tras revelarse datos de enriquecimiento ilícito, siendo sustituído en el cargo de secretario general del partido por Javier Otano.

También fue en junio de 1994 cuando se celebraron las elecciones al Parlamento Europeo, en las que en Navarra triunfó de forma aplastante UPN con cerca del 41% de los votos. Izquierda Unida, con el 12’7% ya era tercera fuerza, por encima de HB, que se quedó en el 10’5%.

ETA, que había recibido en 1992 un golpe de especial relevancia al ser detenida su cúpula, incluído el mítico Artapalo, dio un salto cualitativo en su escalada al asesinar en enero de 1995 en Donostia al concejal popular Gregorio Ordóñez. Cortaba así de cuajo el debate que se estaba desarrollando en la izquierda abertzale sobre la utilidad de la lucha armada y ponía en el disparadero a los dirigentes históricos moderados.

La legislatura en el Parlamento Foral termina con la propuesta de modificación de la Ley del Vascuence que presentan PSN y EA. A efectos prácticos hubiese supuesto la desaparición de la zona no vascófona y su equiparación a la zona mixta. Se contaba con la oposición indudable de los 20 parlamentarios de UPN pero no con el desconcertante rechazo de los 6 de Herri Batasuna, que se declaró contrario a cualquier reforma que no pasara por la oficialización del euskera en todo el territorio navarro. La propuesta fue retirada antes de someterse a votación.


CONTEXTO ELECTORAL 1995:
Apenas tres meses antes de terminar la legislatura, estalla la crisis en UPN. A Juan Cruz Alli, que había  pedido la dimisión del alcalde de Pamplona, Alfredo Jaime, por sospechas de corrupción, le retira la confianza el partido, que nombra a Miguel Sanz como candidato a la presidencia de Navarra. Alli y algunos incondicionales deciden la creación de un partido al que denominan “de centro, integrador y tolerante”.


RESULTADOS 1995:
Con una participación discretamente más alta (68’42%) que cuatro años atrás, UPN conserva, a pesar de la escisión, la primera posición, perdiendo apenas tres mil votos y ampliando ostensiblemente su ventaja sobre el PSN, que acusa el escándalo de Urralburu y pierde a un tercio de su electorado. El gran beneficiado es el CDN de Alli, gran triunfador de la convocatoria, que atrae también a parte del electorado abertzale. Tanto HB como EA descienden, a pesar del aumento de participación. Batzarre y PNV se mantienen en sus modestas cifras que no les permiten entrar en la Cámara. Euskadiko Ezkerra, que tenía más de 6.000 votos, ahora ya no está, lo que indica bien a las claras que hay un flujo del voto abertzale en dos direcciones: hacia el CDN, y sobre todo a Izquierda Unida, que se convierte en el tercer partido superando en trescientos votos a HB.

El Parlamento queda configurado así: UPN 17, PSN 11, CDN 10, IU 5, HB 5 y EA 2.

El voto vasquista descendió este año al punto más bajo que había ocupado desde 1979. La suma de los votos de HB, EA, Batzarre y PNV superaban por poco los 50.000 y suponían el 17’30% del total de los obtenidos por los partidos. El sector 2 subía de forma ostensible hasta el 9’82%, gracias al éxito de IU, y el sector 3 se mantenía estable en su hegemonía, con el 72’88%, aunque variaba su composición y se creaban expectativas nuevas en base a la emergencia de un nuevo partido, escindido del regionalismo, pero con un talante menos conservador.

Estas expectativas cristalizaron en la formación de un ejecutivo que ensayaba por primera vez en Navarra el sistema de coalición y dejando a UPN en la oposición, aunaba a PSN, CDN y EA, con el apoyo crítico de IU desde fuera del ejecutivo. Aún con una sola cartera, la de Industria, que ocupó Iñaki Cabasés, el nacionalismo entraba por primera vez en el Gobierno Foral, justamente cuando sus resultados habían sido los peores de su historia reciente.





ELECCIONES FORALES 1999

ANTECEDENTES
Felipe González se vio forzado a convocar elecciones legislativas adelantadas, al romperse el pacto de legislatura que tenía suscrito con CIU.  Se celebran en marzo de 1996 y el PSOE pierde el gobierno después de 14 años. En Navarra vence holgadamente la coalición UPN-PP, pero no consigue el tercer escaño, que se lo arrebata IU-EB, que, lanzada por la incisiva campaña de un Julio Anguita en sus mejores momentos, consigue más de 40.000 votos y con ellos, por primera vez, y única hasta hoy, escaño por nuestra comunidad, que ocupó Julián Fernández, concejal de Berriozar.

Herri Batasuna quiso aprovechar los espacios gratuitos de esas elecciones para lanzar la Alternativa Democrática, con la que ETA quería reemplazar a la Alternativa KAS. Garzón ordenó la detención de toda la Mesa Nacional de Herri Batasuna, con lo que la estrategia antiterrorista del Estado comenzaba su incursión en el campo político de las organizaciones legales.

En junio de 1996 el gobierno PSN-CDN-EA presenta un acuerdo de cooperación con la Comunidad Autónoma Vasca que instituía un “Órgano Común Permanente”. El acuerdo suponía rebasar todas las líneas rojas que los poderes fácticos navarros podían soportar y el Diario de Navarra no tardó en lanzar una información enlatada, dista para airearla cuando fuera menester, que implicaba al presidente Otano en una cuenta en Suiza destinada a la financiación ilegal del partido. A la consiguiente dimisión de Otano siguió no sólo la retirada del convenio, sino la disolución del tripartito y la entrega en bandeja por parte del PSN del gobierno a UPN.

El secuestro y asesinato en julio de 1997 del edil de Ermua Miguel Ángel Blanco generó una movilización ciudadana inédita contra ETA. Al coincidir el trágico desenlace del secuestro con los Sanfermines, se vivieron horas de enorme crispación en Pamplona, hasta el punto de tener que custodiar la Policía Nacional la sede de Herri Batasuna. Voces críticas provenientes de la izquierda abertzale, como la de Patxi Zabaleta, habían pedido a ETA que respetase la vida del concejal del PP.

Apenas un año más tarde, Navarra vivió otra gran conmoción al ser asesinado el portavoz de UPN en el Ayuntamiento de Iruña Tomás Caballero, un hombre de pasado democrático, que había sido alcalde de la ciudad en la transición, en la época en la que se colocó la ikurriña en el balcón consistorial.

El clamor por la paz que se vivía en Euskal Herria, y muy especialmente los esfuerzos que Elkarri, el secretario de ELA-STV Jose María Elorrieta y otros agentes sociales venían realizando, propiciaron la firma en septiembre de 1998 de la Declaración de Lizarra, suscrita por todos los partidos abertzales, por Izquierda Unida, Zutik, Batzarre y un buen número de organizaciones sociales. Al acuerdo, que venía a poner fin al Pacto de Ajuria Enea y fue duramente criticado por todo el espacio constitucionalista, siguió inmediatamente una declaración de alto el fuego de ETA, que abría esperanzas de un escenario de paz permanente. 

Un mes más tarde se celebraron elecciones al Parlamento Vasco, a las que Herri Batasuna compareció, aliado de Zutik, en una coalición denominada Euskal Herritarrok, y con un excelente comunicador, Arnaldo Otegi, -Oteji en boca de Sanz- como candidato. El PP fue primer partido en Álava, el PNV en Bizkaia y EH en Gipuzkoa. La cámara de Gasteiz quedó compuesta por 21 parlamentarios del PNV, 16 del PP, 14 de EH, 14 del PSE, 6 de EA, 2 de Ezker Batua y 2 de Unidad Alavesa.

Izquierda Unida de Navarra, cuyo coordinador general Félix Taberna se había mostrado especialmente reticente desde el inicio hacia el Pacto de Lizarra a pesar de haber tomado parte en la firma, se desvinculó formalmente del acuerdo en los primeros meses de 1999.

CONTEXTO ELECTORAL 1999;
En el contexto del nuevo tiempo político que permitía el alto el fuego de ETA, la izquierda abertzale pudo reeditar su coalición con Batzarre, y comparecieron agrupados en las elecciones al Parlamento de Navarra como Euskal Herritarrok. Algunos silbidos que tuvo que escuchar Milagros Rubio en el mitin electoral de la Plaza de Toros de Pamplona daban cuenta, sin embargo, de la dificultad de recuperar la sintonía de etapas anteriores.

La necesidad de agrupar fuerzas para hacer útil el voto llevó a EA y PNV a superar los recelos de la escisión y formar una candidatura conjunta, encabezada por Begoña Errazti.

El PSN, tras el estallido del caso Otano, había reemplazado a su equipo dirigente dando entrada a otras figuras, como José Luis Lizarbe, cabeza de lista, María Asunción Apesteguía, o el exeuskadiko Jorge Mori.


RESULTADOS 1999:
La participación (66’25%) fue la más baja de todas las convocatorias que se han realizado para el Parlamento Foral.

El clima desatado por la Declaración de Lizarra polarizó a buena parte del electorado, de tal manera que UPN se repuso de los efectos de la escisión de Alli y alcanzó su mejor registro histórico hasta entonces, con 22 escaños y 125.000 votos, más del doble de los socialistas, a quienes el recambio de figuras no ayudó a remontar posiciones.

Euskal Herritarrok también alcanzó una marca histórica, con más de 47.000 votos y el segundo puesto en Iruña, tanto para el Parlamento como para el Ayuntamiento. La distribución geográfica de su voto revelaba, sin embargo, que a pesar del concurso de Batzarre, no recuperaba en la Ribera el nivel de las posiciones que había tenido años atrás en algunos pueblos en los que había llegado a tener porcentajes relativamente significativos.

La coalición EA-PNV logró 3 escaños, los tres para EA. Izquierda Unida perdió dos de los parlamentarios que había conseguido cuatro años antes, al volver parte de los apoyos al redil de la izquierda abertzale.

El Parlamento quedó formado por 22 parlamentarios de UPN, 11 del PSN, 8 de EH, 3 de IU-EB, 3 de CDN y 3 de EA-PNV. Sin escaño quedaban el Partido Carlista e Independientes de Navarra, una agrupación defensora de una política municipalista.

Agrupando los votos en los espacios que hemos establecido, el sector 1 alcanzaba el 21’53%, el sector 2 el 7’34% y el sector 3 el 71’13%. En el sur de Navarra, solamente hubo tres localidades en las que el voto vasquista rebasaba el 10%: Bargota, Viana y Sartaguda. Los efectos psicológicos de tantos años de violencia no se disipaban en esas tierras por unos meses de tregua.





ELECCIONES FORALES 2003

ANTECEDENTES
En diciembre de 1999 ETA da por finalizada la tregua decretada 15 meses antes y culpa de esta decisión a PNV y EA por no haber cumplido su palabra de crear una estructura institucional única para todos los territorios de Euskal Herria. En enero de 2000 acaba con la vida de un militar en Madrid y en febrero en Gasteiz con la del dirigente socialista Fernando Buesa y su escolta. Las consecuencias políticas no se hacen esperar. Los partidos abertzales que habían participado en Lizarra y el lehendakari Ibarretxe quedan en el punto de mira de los constitucionalistas. Batzarre y Zutik abandonan Euskal Herritarrok, que no condena los atentados. En Navarra supone la ruptura de los pactos municipales que habían dado a los vasquistas algunas alcaldías importantes en la Cuenca. El primer edil de Villava, Peio Monteano, de la Agrupación Atarrabia, se ve obligado a dimitir al no respaldar EH una moción de condena del ataque que había sufrido un concejal de UPN. Posteriormente, en agosto del mismo año cuando ETA asesina al subteniente Casanova, una moción de censura arrebata la alcaldía a José Manuel Goldarazena, de Euskal Herritarrok.

La dificultad de encontrar otros aliados le forzó a Miguel Sanz a restablecer relaciones con Juan Cruz Alli. Entre UPN y CDN sólo sumaban 25 escaños, la mitad de la Cámara, pero la imposibilidad, más en el contexto posterior a la tregua, de establecerse acuerdos entre las fuerzas de la oposición, le permitió al presidente corellano gobernar sin mayores sobresaltos durante toda la legislatura.

En las elecciones generales de marzo de 2000, con la primera mayoría absoluta del PP, UPN rompió su techo en Navarra consiguiendo 151.000 votos, lo que le supuso tres escaños, por dos del PSN. IU-EB ocupó la tercera posición, muy lejos de optar a diputado. Por detrás EA y PNV, con poco más de 14.000 y 6.000 votos respectivamente.

ETA rompió las barreras imaginables de la estrategia de socialización del sufrimiento, al asesinar en noviembre de 2000 en Barcelona a Ernest Lluch, colaborador de Elkarri y conocido por sus tesis favorables al diálogo y al establecimiento de puentes entre adversarios políticos.

En marzo de 2001, al tiempo que Herri Batasuna se refunda en Batasuna, se inscribe Aralar como asociación política. Las diferencias manifiestas y repetidamente expresadas en cuanto a la percepción de los efectos de la lucha armada, la participación institucional, el modelo de funcionamiento interno y la estrategia global en definitiva, cristalizan en lo que supone la primera escisión de la historia de la izquierda abertzale oficial.

En mayo de 2001 la amenaza de la conquista del Gobierno Vasco por parte de la entente entre Mayor Oreja y Nicolás Redondo Terreros apoyados por Savater y el movimiento Basta Ya, se produce en la CAV un auténtico movimiento de repliegue en torno a la coalición PNV-EA que gana las elecciones en los tres territorios y aventaja a la suma PP-PSE.  Euskal Herritarrok, con 7 parlamentarios, se ve relegado al mínimo nivel de apoyo que ha recibido nunca la izquierda abertzale en elecciones autonómicas.

ETA asesina de nuevo en Navarra en julio de 2001, eligiendo como víctima a un fotógrafo de Leitza, concejal de UPN. En la concentración de condena en Pamplona se producen abucheos contra Begoña Errazti y contra el presidente del Parlamento, el socialista estellés José Luis Castejón, por intentar leer en euskera una declaración institucional.

La aprobación en el Congreso en junio de 2002 de la Ley de Partidos, con el voto en contra de PNV, BNG, ERC, ICV, EA y Chunta Aragonesista, abre la vía para declarar ilegales a Herri Batasuna, Euskal Herritarrok, Batasuna, y cualquier otra organización que en el futuro intente representar a ese mundo, en tanto esté en vigor la ley. Evidentemente, había también una segunda intención no expresada: fracasado el asalto al Gobierno Vasco en el año anterior, crear las condiciones para facilitar mayorías constitucionalistas y desalojar al nacionalismo vasco del poder en la CAV.

En febrero de 2003 el Parlamento de Navarra, con 28 votos a favor y la abstención de los 22 parlamentarios de UPN, aprueba una resolución sobre el recuerdo, reconocimiento y reparación moral de las personas fusiladas y represaliadas en Navarra, condenando el franquismo y la connivencia en la represión de la jerarquía de la Iglesia Católica, aspecto este último que provocó la cólera del arzobispo Fernando Sebastián.

Al final de esta legislatura se reunieron en la Cumbre de las Azores, en la que participaron los presidentes de Estados Unidos, Reino Unido, España y Portugal, y se tomó la decisión de invadir Irak.


CONTEXTO ELECTORAL 2003:
La izquierda abertzale crea una plataforma denominada Autodeterminaziorako Bilgunea para intentar estar en las elecciones municipales y forales de los cuatro territorios, pero es ilegalizada. A pesar de ello, distribuye papeletas para que estén presentes en las urnas. Sí son admitidas sorprendentemente algunas candidaturas municipales ligadas a su base social, como Tafallaberri.

La ausencia forzosa de la izquierda abertzale oficial es suplida parcialmente por la presencia de Aralar, que participa por primera vez en unas elecciones, tanto en Navarra como en la CAV para los municipios y diputaciones.

EA y PNV vuelven a presentarse coaligados. Batzarre, que durante la anterior legislatura ya se había desvinculado de Euskal Herritarrok, participa por su cuenta.

El Partido Humanista, por su parte, también comparece por primera vez a las elecciones forales en Navarra.

La consigna de “No a la guerra”, en alusión a la invasión de Irak, tuvo gran presencia en los colegios electorales, por medio de camisetas, chapas y otros distintivos.

RESULTADOS 2003:
Las elecciones de mayo de 2003 arrojaron un índice de participación del 72’28%.

La ausencia de la izquierda abertzale produce una cierta sobrerrepresentación de las fuerzas que se presentan. UPN consigue 23 escaños, PSN 11, IU-EB 4, Aralar 4, CDN 4, EA-PNV 4. Esta vez disponen de mayoría absoluta entre UPN y CDN para gobernar, con Miguel Sanz al frente del Ejecutivo.

Los resultados de Aralar son meritorios para tratarse de una formación nueva, y completan el éxito con la consecución de 19 concejalías en los comicios municipales. Reciben un voto fundamentalmente urbano, que les permite estar representados en buena parte de los ayuntamientos más importantes de la Cuenca. Mediante un pacto consiguen la alcaldía de Altsasu. También la de Leitza, aunque el partido más votado en las municipales era UPN.

La coalición EA-PNV recibe un apoyo similar al de Aralar, pero ubicado preferentemente en el Noroeste. Uno de los cuatro electos para el Parlamento es del PNV, con lo que los jeltzales vuelven a entrar en la Cámara tras 20 años. En el ámbito municipal, la principal conquista de la coalición es la alcaldía de Baztan y logran en toda Navarra 71 concejalías.

Batzarre se queda fuera del Parlamento al no llegar al umbral del 3%. Consiguió, no obstante, una alcaldía, la de Areso. En su feudo de Tudela obtuvo dos concejales.

Se recogieron 21.000 votos nulos, el 6’48% de los votos emitidos, la gran mayoría de los cuales habían sido depositadas con la intención de apoyar a AuB. Les hubiese correspondido tres parlamentarios y habrían sido la fuerza más votada en bastantes localidades.

Los resultados de UPN no son tan buenos en algunas localidades. Sufre un fuerte varapalo en Corella y en Sangüesa, donde los pactos postelectorales le llevarán a perder ambas alcaldías.

El voto global del sector 1 es el más bajo (15’63%), de todas las elecciones forales que se han conocido, circunstancia lógica y previsible, dada la ausencia de la izquierda abertzale ilegalizada, depositaria principal del voto del mundo abertzale hasta entonces. En la Cámara ocupan el 16%. El sector 2 sube al 12’38% de los votos, y el constitucionalista se mantiene en el 71’99%.




ELECCIONES FORALES 2007
ANTECEDENTES

Apenas dos días después de las elecciones forales, ETA comete el que sería su último atentado en Navarra al colocar en Sangüesa una bomba lapa que acabaría con la vida de dos policías nacionales que habían ido a facilitar la tramitación del DNI a los vecinos.

Próximas las elecciones generales de marzo de 2004, se gesta una coalición, Nafarroa Bai, con el objetivo de dar voz en Madrid a la Navarra políticamente oculta. Ninguna de las fuerzas políticas del ámbito abertzale tenía capacidad por sí sola para optar a uno de los cinco escaños en juego, pero la unión sí lo podía conseguir. La arquitectura jurídica la pusieron los partidos –Aralar, EA, Batzarre y PNV-, pero la iniciativa respondía a una demanda desde tiempo atrás sentida y expresada en círculos vasquistas politizados. Como candidata se designó a una independiente, la periodista Uxue Barkos.

Los atentados del 11 de marzo de 2004 en el penúltimo día de campaña y la discusión sobre la autoría dan lugar a una gran movilización popular el día de reflexión contra el Gobierno de Aznar, que ve cómo lo que se presumía una victoria con probable mayoría absoluta se convertía en derrota electoral. En Navarra, con una participación histórica superior al 76%, UPN y PSN-PSOE obtienen dos escaños cada uno, y NaBai el otro de forma muy holgada, con 61.000 votos. A partir de ahí se inició el debate sobre si NaBai debería ser la herramienta para dotar al sector abertzale de presencia regular en las instituciones y poder llegar a ser algún día alternativa de gobierno.

En esta legislatura comenzó ya a destaparse uno de los primeros escándalos financieros que salpicaban al Gobierno de Sanz: el del ayuntamiento de Egüés, a cuyo alcalde, Ignacio Gallipienzo, se acusaba de enriquecimiento ilícito por medio de actividades urbanísticas irregulares, con el conocimiento de la Administración Foral.

En las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2004, apenas tres meses después de las legislativas, se registra en Navarra una participación del 46’88%, afectando la abstención más al electorado abertzale y de izquierdas, puesto que ni EA, ni Aralar, ni IUN-NEB alcanzan los diez mil votos frente a los 89.000 del PP y los 69.000 del PSOE.

La aprobación en las navidades de 2004 del Plan Ibarretxe por parte del Parlamento Vasco supone un motivo de fricción interinstitucional entre la CAV y Navarra. El texto respetaba “el derecho de los diferentes ámbitos jurídico-políticos en los que se articula Euskal Herria para decidir su futuro”, pero el Gobierno de Sanz consideraba una injerencia que el Parlamento Vasco incluyese a Navarra como integrante de Euskal Herria. Dos años después, con motivo de las conversaciones de Loiola, iniciadas en septiembre de 2006, alguien filtró que entre las propuestas, que finalmente no llegaron a buen puerto, que se presentaron, se planteaba la creación de un órgano interinstitucional entre las dos comunidades, previa la adhesión voluntaria de los ciudadanos de ambos territorios. El Gobierno de Sanz sobreactuó y con un cálculo evidentemente electoral, convocó una manifestación en marzo de 2007 bajo el lema “Navarra no se vende”, para denunciar la presenta negociación del Gobierno de Zapatero con ETA para integrar Navarra en Euskadi. Autobuses organizados por el Partido Popular desde diferentes puntos del Estado llevaron a miles de personas con banderas españolas, hasta el punto de írseles de la mano la movilización a los organizadores. Destacó allí el papelón de un incómodo Juan Cruz Alli, cuyo discurso electoral señalaba la importancia de su partido para “que Navarra no cayese en manos de los extremos”. El clima político estaba, además, más enrarecido, desde que ETA había colocado una bomba en la T4 del Aeropuerto de Barajas, que causó la muerte de dos personas.


CONTEXTO ELECTORAL 2007:
Rechazada desde el principio la candidatura denominada Nafarroako Abertzale Sozialistak encabezada por Pernando Barrena, la izquierda abertzale recurre a las siglas históricas de Acción Nacionalista Vasca, organización legal. Resulta impugnada la lista al Parlamento, pero sí son admitidas algunas de las que se presentan a las elecciones municipales

Nafarroa Bai queda como la única opción electoral del vasquismo para el Parlamento. Es la primera ocasión desde la transición en que el espacio abertzale se presenta con una sola oferta. Tras unas primeras reticencias partidarias, la coalición creada para las generales de 2004 se reedita para las elecciones forales. Las candidaturas están conformadas por militantes de los cuatro partidos en proporción a su presunta representatividad, con una independiente situada en el puesto 10 –Paula Kasares-, y otra –Edurne Egino- en el puesto 14.

Constituye novedad la presencia de un partido, el RCN-NOK que reivindica la legalización del cannabis. El Partido Carlista también se presenta. Será hasta hoy la última vez.

La desatada campaña que UPN viene realizando en los últimos meses contra Zapatero podía ser eficaz para movilizar a su electorado, pero finalmente crearía dificultades en el futuro para buscar colaboración en el PSN. Las encuestas dan a los regionalistas como claros ganadores, pero se ve complicado que el equipo de gobierno UPN-CDN alcance la mayoría absoluta.

Nafarroa Bai basa su campaña en la necesidad de un pacto transversal para desplazar a UPN del poder, pero el PSN insiste en postularse como alternativa exclusiva, posición de difícil credibilidad.

RESULTADOS 2007:
La tensión de la campaña y la imprevisibilidad de los resultados hacen elevar la participación hasta límites históricos: el 73’80%, la más alta de todas las elecciones forales disputadas hasta la fecha.

La distribución de escaños fue:  UPN, 22. Nafarroa Bai, 12. PSN, 12. CDN, 2; e IUN-NEB, 2. Únicamente RCN-NOK y el Partido Carlista se quedan fuera del reparto.

UPN vuelve a romper sus techo histórico, pero queda en minoría en la Cámara, aún sumando sus escaños a los de CDN, sus socios de la legislatura saliente.

Desdibujadas sus señas de identidad, particularmente después de haberse prestado a asistir a la manifestación de marzo, el fracaso electoral del CDN supone el fracaso de la construcción de un partido centrista en Navarra. No obstante, seguirá en el Gobierno como auxiliar de UPN

Nafarroa Bai se convierte en la segunda fuerza política navarra, aún empatada a escaños con el PSN. Consigue durante la campaña convertirse en el referente principal de la esperanza de cambio, lo que le hace recibir apoyos del exterior de su espectro ideológico. Es a la vez el voto útil para segmentos de la izquierda abertzale ante la ilegalización de las listas de ANV y para socialistas desencantados, y sobre todo ha sido capaz de reilusionar al electorado vasquista en general, escéptico por la experiencia de décadas de inoperancia y marginación política. Sus resultados son especialmente brillantes en la Cuenca, donde consigue ser segunda fuerza municipal en buena parte de los municipios, en algunos incluso primera. Tras los pactos posteriores con PSN e IU, obtendrá las alcaldías de Villava, Zizur, Barañain, Uharte, Berriozar, Altsasu y Baztan, entre otras.

Se registran más de 18.000 votos nulos al Parlamento, que mayoritariamente serían para ANV en la intención.. En condiciones de ilegalización y frente a la alternativa útil del voto a NaBai, no deja de ser un resultado digno. Además, con las candidaturas legalizadas consiguen 15 alcaldías en Navarra.

El sector 1 ha crecido hasta el 23’95%, aunque evidentemente sería mayor si se computase lo que le corresponde del voto nulo, imposible de cuantificar con precisión. El sector intermedio desciende hasta el 6’02% y el espacio constitucionalista se mantiene esta vez a duras penas por encima del 70% (70’02%).

Con los resultados de las elecciones, las condiciones estaban servidas para un gobierno alternativo de coalición entre NaBai, PSN e Izquierda Unida. La Asamblea regional del PSN se manifestó prácticamente por unanimidad a apoyar el cambio. Pero tras más de dos meses de negociaciones, Ferraz acaba sucumbiendo ante las presiones de la CEN, los sindicatos UGT y CCOO y otros poderes fácticos de Navarra y de Madrid. para terminar abortando la excepcional oportunidad de cambio, y en agosto ordena al PSN  facilitar la investidura de Miguel Sanz como presidente. La decisión es recibida con enorme frustración por toda la Navarra progresista.





ELECCIONES FORALES 2011

ANTECEDENTES

Aunque los dirigentes del PSN, incluso los que con más decisión apostaban por apoyar el gobierno de coalición alternativo, ejercen de apagafuegos y acaban acatando la decisión de la Ejecutiva Federal del PSOE, estalla una importante revuelta en las bases socialistas, sobre todo en algunas agrupaciones de la Ribera, que al poco tiempo cristalizará en el abandono del partido de bastantes militantes y algunos cargos públicos, que se constituyen en un colectivo llamado Plataforma por el Cambio. Incluso un alcalde, el de Sartaguda, es expulsado del partido, en este caso por valerse para hacerse con el cargo del voto del concejal de Acción Nacionalista Vasca.

Las elecciones generales de marzo de 2008 se presentan como una ocasión propicia para castigar al PSN por el “agostazo” y Nafarroa Bai, de nuevo con Uxue Barkos de candidata, se propone rentabilizarlo, pero la bipolarización PP-Zapatero hace cerrar filas a buena parte del electorado de izquierdas y los resultados son muy similares en porcentajes e idénticos en la distribución de escaños a los de cuatro años antes. UPN-PP, 39’2% (2); PSOE, 34’8% (2). NaBai, 18’4% (1). Izquierda Unida baja 9.000 votos, mientras que UPyD debuta en elecciones generales con un porcentaje inferior al 1% en Navarra. NaBai sube moderadamente en votos respecto a las generales de 2004, pero de forma más meritoria si tenemos en cuenta que lo hace en medio de una agresiva y descalificadora presión social de la izquierda abertzale para fomentar la abstención. En el conjunto del Estado, el PSOE gana por mayoría relativa, aventajando al PP en cuatro puntos porcentuales y 15 escaños.

El pacto municipal entre NaBai, PSN e IU que al principio de la legislatura había asegurado importantes alcaldías para la izquierda, tenía una base bastante frágil por las reticencias socialistas, y las mayorías alcanzadas terminan desestabilizándose, entre mutuas acusaciones de deslealtad. En abril de 2008 el PSN presenta junto con UPN una moción de censura en Barañain contra el alcalde Floren Luqui, de NaBai y la derecha recupera la alcaldía. En octubre de 2009 el PSN daría por finalizado el pacto, aunque por voluntad de los ediles se mantendría en algunos lugares, como Zizur y Olite.

Al principio de la legislatura, Izquierda Unida presentó una modificación de limitado alcance a la Ley del Vascuence, para que cuatro municipios de Iruñerria (Aranguren, Galar, Noain y Beriáin) se pudiesen incorporar a la Zona Mixta. La propuesta fue aprobada inicialmente por el PSN, pero la ausencia en el día que se votaba la propuesta de un parlamentario de Aralar frustró la oportunidad, además de provocar un gran malestar dentro de NaBai y en su base social. Para cuando se quiso recuperar la iniciativa, la posición del PSN había cambiado y el alcance práctico de la modificación se limitó a Aranguren y Galar, y posteriormente a la pequeña población de Belascoáin.

La recuperación de la sintonía con el PSN, que le garantiza desde una teórica oposición la gobernabilidad a Sanz, impulsa al presidente a romper el acuerdo de la derecha vigente ya durante 17 años que de hecho suponía la desaparición del PP de la Comunidad. La evidencia de la dificultad para la derecha de constituir mayoría por sí sola y la consolidación de NaBai en el mapa político dan lugar a la “teoría del quesito”, destinada a evitar un acercamiento entre socialistas y vasquistas. A partir de ahora, el PP se dispondrá a crear de nuevo su organización en Navarra.

La Ley de Partidos se cobra u más codiciada pieza en las elecciones autonómicas del País Vasco de 2009, en las que triunfa Ibarretxe, pero la ausencia de la izquierda abertzale, a la que no se le permite estar bajo ninguna marca, y la inutilidad de buena parte de los votos de EA, que unilateralmente había roto la coalición que venía manteniendo con los jeltzales, da como resultado una apretada mayoría absoluta, en escaños, aunque no en votos, del tándem PSE-PP. Patxi López será investido para cuatro años como el primer lehendakari no abertzale de la historia.

También hubo en 2009 elecciones europeas, en las que ya el PP aventajó al PSOE en medio millón de votos. La principal novedad fue la presencia de la candidatura Iniciativa Internacionalista, compuesta por ciudadanos de otras zonas del Estado para suplir la ausencia de la izquierda abertzale, vetada por la Ley de Partidos. En Navarra, con una participación del 42’69%, también fue vencedor el PP, con el 37’79%, seguido del PSOE (31’48), Iniciativa Internacionalista (11’42%), Europa de los Pueblos (6’93%), Izquierda Unida (3’34%), UPyD (2’12%) y PNV (1’82%).

En septiembre de 2010 ETA anuncia en un comunicado un nuevo alto el fuego, que resultaría ser definitivo. La decisión coincidía con la solicitud conjunta que Eusko Alkartasuna y la izquierda abertzale ilegalizada le habían hecho llegar pocos días atrás.

Esta unidad de acción estratégica de EA con la izquierda abertzale, que ya había ocasionado la ruptura de la coalición que sostenía con el PNV en la CAV, fue también una de las razones de la ruptura de Nafarroa Bai. Tras un complicado y tedioso proceso de declaraciones cruzadas, a principios de 2011 EA fue excluída de la coalición. Para entonces, pocos meses antes, también Batzarre la había abandonado para confluir con Izquierda Unida en Izquierda-Ezkerra. Era un paso más de la larga crisis interna de NaBai, iniciada con los acuerdos entre Aralar y EA para patrimonializar entre los dos la coalición, imponiendo unas condiciones humillantes a PNV y Batzarre, y mucho más aún a los independientes. Esa crisis ni siquiera se cerrará con la liquidación formal de la coalición y la sustitución por la fórmula NaBai 2011, sino que continuará en la siguiente legislatura.


CONTEXTO ELECTORAL 2011

Tras corregir el Tribunal Constitucional la plana al Tribunal Supremo, se reconoció a Bildu, agrupación de EA, Alternatiba e independientes que después se constituirían en Sortu, el derecho a participar en las elecciones municipales y forales de mayo de 2011.

Inhabilitada la marca Nafarroa Bai para su utilización al haberse retirado de la misma dos de los cuatro socios, se sustituyó por la fórmula NaBai 2011, con la participación de Aralar, PNV y los independientes nabaizales que se habían constituido en asociación Zabaltzen. Unión que tenía todos los visos de precariedad.

A Izquierda-Ezkerra, resultante de la coalición formada entre Izquierda Unida y Batzarre, se le agregó la Plataforma por el Cambio, agrupación de exmilitantes socialistas de la Ribera.

Yolanda Barcina, alcaldesa de Pamplona, que había sustituido a Sanz en la presidencia de UPN, era el nuevo cartel electoral de los regionalistas. Su conocida querencia por el PP causaba recelos en sectores del partido, que veían que la impronta de la candidata podría entrar en conflicto con la estrategia de buscar acuerdos con el PSN.

Los socialistas evitaban hablar de acuerdos posteriores. Su candidato Roberto Jiménez sostenía que no harían pactos ni con UPN ni con NaBai, que ellos aspiraban a gobernar y que la legislatura se basaría en acuerdos puntuales. “O gobierna el PSN, o gobierna UPN, no hay otra alternativa”, afirmaba con autosuficiencia.

Novedad en la convocatoria fue Iniciativa por Navarra, candidatura lanzada por cargos públicos de la Zona Media, esperanzados por la buena experiencia de Iniciativa por Tafalla. Reivindicaban una política municipalista desideologizada. También estaba Derecha Navarra y Española, formación ultraderechista que habían constituido Nieves Ciprés y una decena de militantes que habían sido expulsados del PP.

RESULTADOS 2011
La participación es del 67’45%, más de siete puntos más baja que en la anterior convocatoria.

La Cámara queda compuesta de esta manera: UPN 19: PSN, 9; NaBai 8; Bildu, 7; PP, 4; I-E, 3.

Al irrumpir como fuerzas emergentes Bildu y PP, con 7 y 4 escaños respectivamente, todos los demás partidos bajan en representación, excepto Izquierda-Ezkerra, que había ampliado su espectro con la incorporación de Batzarre. La bajada de UPN es lógica, puesto que al fin y al cabo había sufrido una escisión al desprenderse del PP. La de NaBai también, una vez que el vasquismo disponía de dos opciones en vez de una. El gran derrotado es el PSN y su secretario Roberto Jiménez, que ha perdido 23.000 votos y tres escaños. Pero el fracaso electoral se disimulará con la expectativa, que no tardará en confirmarse, de entrar en el Ejecutivo de Barcina, a pesar de todas las declaraciones en sentido opuesto que han hecho durante la campaña.

CDN, muy lejos del 3% necesario para entrar en la Cámara, suscribe en estas elecciones su acta de defunción.

Haciendo el balance de los tres sectores, se observan cambios moderados, pero significativos: el sector 1 sube al 27’01%, aproximándose a su techo histórico hasta entonces de 1987. El sector 2 mejora posiciones y se sitúa en el 8’23% y el espacio constitucionalista, acomodado por encima del 70% desde 1983, desciende al 64’76%. Evidentemente, algo se estaba moviendo en Navarra.

El vasquismo, que ocupará el 30% de la Cámara, ha recogido 93.000 votos, registro histórico, más valorando la baja participación y la pérdida de Batzarre, cuyo activo se transfiere al sector 2.

Examinando la distribución del voto por comarcas, se observa que Bildu se apodera en el Norte de la comunidad de una parte muy importante del voto que tenía NaBai mientras ha estado ilegalizada la izquierda abertzale, que las dos coaliciones adquieren buenas posiciones en la Cuenca y que se constata un inicio de desplazamiento del espacio político de NaBai mejorando su imagen entre sectores no estrictamente abertzales. Esa diversificación de la oferta ofrecía posibilidades para la progresión del voto vasquista global.

Bildu se hará con 17 alcaldías, algunas tan importantes como Villava, Aoiz, Baztan, Altsasu y otras muchas de la zona vascófona. Para NaBai quedan Berriozar e Irurtzun. Aralar, en solitario, valiéndose del PNV para desplazar a Bildu, lista más votada, gobernará en Bera. Entre las buenas noticias en el capítulo municipal hay que incluir la conquista de Sangüesa y Lodosa por parte de candidaturas independientes progresistas de amplio espectro político.



ELECCIONES FORALES 2015

ANTECEDENTES
Tras las forales de 2011, a la vuelta del verano se abre la campaña de unas elecciones generales que el brusco deterioro económico obliga a Zapatero a adelantar a noviembre. En el habitual acto de Cadreita de inicio de curso político, Barcina da cuenta de un pacto con Rajoy para que PP y UPN vayan juntos a las elecciones generales, pacto que desagrada en extremo al sector de Sanz, que lo interpreta como una bomba de relojería para la estabilidad del gobierno foral de coalición con el PSN.

El V Congreso de Aralar decide en septiembre, con la posición contraria de relevantes militantes como Aintzane Ezenarro o Jon Abril, participar en las generales junto a los partidos coaligados en Bildu, en una coalición que finalmente se llamará Amaiur.

Puesto que Aralar pone todo su empeño jurídico en echar la persiana de NaBai para que nadie pueda utilizar esas siglas, PNV y la agrupación Zabaltzen recurren a Atarrabia, que está registrada como partido político, para poder constituir una coalición, de denominación Geroa Bai, con la que presentarse a las elecciones.

En octubre se recibe con enorme alivio el anuncio del cese definitivo de la actividad armada de ETA, tres dïas despuës de celebrarse la Conferencia Internacional de Paz de San Sebastián.

Rajoy vence por mayoría absoluta en unas elecciones que suponen para el PSOE su peor resultado de todo el período democrático. En Navarra la unión UPN-PP no sirve para alcanzar el tercer escaño y el equilibrio de fuerzas entre las dos opciones vasquistas da como resultado que sean elegidos dos diputados abertzales, algo inédito que no será sencillo que vuelva a ocurrir. El éxito, en el que influye la solidaridad personal con Uxue Barkos, convaleciente de una seria enfermedad, es especialmente meritorio para una formación nueva, Geroa Bai, que además de preservar en lo fundamental el espíritu de la extinta Nafarroa Bai, ha sido capaz tras la retirada de tres de los cuatro socios que constituían la coalición de retener también a la mayor parte de su electorado.

En el umbral del verano de 2012, Roberto Jiménez, vicepresidente del Gobierno, es destituido por Barcina, que alega “deslealtad” del pitillés, provocando así la ruptura del gobierno de coalición, el pase de los socialistas a la oposición y la obligación de UPN a gobernar en solitario y en minoría parlamentaria el resto de la legislatura.

El escándalo de las dietas, el aspecto más mediático pero no el más sustancial de un descalabro mucho más profundo, el de la enorme pérdida de valor patrimonial de Caja Navarra, sorprende de lleno a UPN a las puertas de su Congreso, del que sale vencedora Barcina, que se hace con el control absoluto del partido. Una victoria que enseguida se revelará como poco rentable, puesto que en una situación de extrema debilidad parlamentaria, el resto de la legislatura, salpicado continuamente de sobresaltos como el terremoto en la Hacienda Foral, la horrible gestión de las cocinas hospitalarias, o la quiebra económica y moral de una institución de tanta sensibilidad para los navarros como Osasuna, será un tormento para UPN, incapaz desde la crisis de gobierno de aprobar presupuestos y de sacar adelante iniciativas legislativas.

El desgaste es también para el PSN, asimismo salpicado por el cobro de dietas, que amaga con echar a Barcina, pero no se atreve finalmente a presentar una moción de censura, y deja pasar el plazo del 31 de marzo de 2014 para la última oportunidad de convocar unas elecciones anticipadas que pongan fin al agónico gobierno de Barcina

2014 fue también año de elecciones al Parlamento Europeo. En mayo, justamente un año antes del fin de la legislatura. Ausente UPN, que consciente del mal momento político que atraviesa Rajoy, no se atreve a pedir de forma expresa el voto para el PP, aunque Barcina por su cuenta sí lo hace de forma subliminal, era una incógnita la respuesta del electorado de derechas. Las elecciones europeas no habían seducido habitualmente de forma especial a los sectores abertzales y de izquierdas de Navarra, pero en esta ocasión ocurre todo lo contrario. El partido más votado es el PP, con el 25’1%, seguido de Bildu, con el 20’1%, el PSOE (14’49%), I-E (9’52%) , la emergente Podemos, con el 9’35%, UPyD (4’58) y PNV (2’52%). Un serio aviso, porque aún ausente Geroa Bai, el test anunciaba un equilibrio entre el voto constitucional y el alternativo.

CONTEXTO ELECTORAL 2015:
La presencia de Podemos, fuerza emergente en proceso de formación, organización y definición política, hace más imprevisible el resultado de unas elecciones más esperadas que nunca por el agotamiento de un gobierno desacreditado, aislado e inoperante en una situación de preocupante incremento de los índices de desigualdad, pobreza severa y exclusión social.

En las primarias de Podemos, las bases recelan del discurso calculadamente versátil del candidato oficialista, presumiblemente más proclive a dejarse aconsejar desde Madrid en virtud de cálculos de dimensión estatal, y eligen como candidata a Laura Pérez, que se ha manifestado de una forma mucho más nítida por la necesidad inaplazable del cambio político y social y por que las decisiones oportunas se tomen en Navarra.

En el PSN, por el contrario, la candidata de la corriente crítica, Amanda Acedo, es derrotada por la senadora María Chivite, quien consciente del hartazgo de buena parte de su base social por la mala utilización del caudal de confianza tantas veces recibida, altera un tanto el discurso habitual y habla ya de pactos, mostrando sus preferencias por liderar uno en el que participen Geroa Bai e Izquieda-Ezkerra.

Barcina, en proceso de abandonar la vida política, consigue imponer como candidato a un peón de su confianza, el consejero de Administración Local Javier Esparza, un hombre gris lastrado por su mala gestión tanto en el Ayuntamiento de Aoiz como en Cederna-Garalur. UPN desarrolla una burda campaña de apropiación de la navarridad y de siembra del pánico social ante el fantasma del anexionismo.

EH Bildu elige como cartel electoral a un histórico de Sortu, el abogado tafallés Adolfo Araiz, que había permanecido en un segundo plano político durante los últimos años. Durante la campaña se muestra como buen comunicador y ofrece una imagen abierta y renovadora, pero su pasado como integrante de la Mesa Nacional de Herri Batasuna en los años más duros suscita dudas dentro y fuera de su mundo político sobre la procedencia de la elección.

Geroa Bai, por su parte, suple su menor presencia social con la imagen de Uxue Barkos, la más conocida y mejor valorada de todos los candidatos, por lo que plantea desde la disputa por la centralidad en base a sus mejores posiciones para la interlocución, una campaña centrada en la solicitud del voto útil - “No te juegues el cambio”- y en la exposición sin ambages de su aspiración a ocupar la presidencia de Navarra.

En todas las encuestas se prevé que Ciudadanos, que ya en las elecciones andaluzas de marzo ha arrollado a UPyD en su disputa por el espacio político de derecha alternativa al PP y que se está expandiendo por todo el Estado a una velocidad difícil de explicar, se convertirá en fuerza parlamentaria en Navarra. En UPN vacilan entre valorar más la condición de competencia o la de alianza potencial que el partido naranja les puede suponer, y terminan por difundir, utilizando su medio de comunicación afín, una comprometedora conversación de su candidato Diego Paños en la que injuria al presidente del Tribunal Superior de Justicia de Navarra.

RESULTADOS 2015:
La participación es del 68’26% del censo. Las comarcas del norte, tradicionalmente más abstencionistas, registran en esta ocasión índices de participación más elevados de los habituales, mientras que en la Ribera y en general en las zonas más proclives al voto constitucionalista, bajan.

UPN, de nuevo el partido más votado, consigue 15 escaños. Geroa Bai 9, EH Bildu 8, Podemos 7, PSN 7, Partido Popular 2 e Izquierda-Ezkerra 2.

Esta composición de la Cámara habilita la vía más directa para el cambio, al sumar mayoría en la cámara (26) las fuerzas que con más claridad y contundencia se habían definido por la necesidad de formar un gobierno alternativo a UPN.

Ciudadanos, perjudicado seriamente por las recientes afirmaciones antiforalistas de su líder estatal, no llega por pocos votos al 3% necesario para optar a escaño en el Parlamento. Su presencia hubiese alterado sustancialmente los resultados, y hubiese convertido una vez más al PSN en árbitro de la posibilidad de cambio.

La derrota electoral de UPN no se limita al Parlamento. Pierde la mayoría de las alcaldías más emblemáticas que mantenía con sus siglas o mediante franquicia: Pamplona, Tudela, Estella, Tafalla, Barañain, Burlada, Zizur, Noain, Peralta, Olite, Villafranca, Lerín, Ultzama….incluso Corella. Un auténtico descalabro. También el PSN registra los peores resultados que ha obtenido en Navarra en toda la etapa democrática.

EH Bildu añade a sus buenos resultados en las elecciones forales su condición de primera fuerza municipal, no en votos pero sí en alcaldes (37) y en concejales (297), consiguiendo algo tan inimaginable como la conquista de alcaldías del valor simbólico de Iruña, Lizarra y Tafalla, y algunas de las más importantes de la Cuenca.

Izquierda-Ezkerra, superando el contexto estatal desfavorable para Izquierda Unida ante la irrupción de Podemos, así como los preocupantes augurios de los sondeos prelectorales que les ubicaban con un pie en el extraparlamentarismo, consigue dos escaños decisivos para el desenlace global. Éxito complementado con el acceso a dos alcaldías de singular relevancia: las de Tudela y Castejón.

El desarrollo de las negociaciones para articular un gobierno de cambio parecen abocadas a la elección como presidenta de Navarra de Uxue Barkos, la primera presidenta abertzale de la historia, que intentará conciliar el respeto a las bases del acuerdo programático pactado entre los cuatro partidos con la búsqueda de complicidades con el PSN para hacer el cambio más integrador y más sólido.

El sector vasquista establece en estas elecciones un hito histórico al rebasar  los cien mil votos y situarse en el 30’98% de los votos a partidos y el 34% de representación en la Cámara. Pero lo que hace posible el cambio es el ascenso también histórico del sector intermedio, que se establece en el 19’85%. Mientras que el sector constitucionalista, representado por UPN, PSN, PP, Ciudadanos y UPyD, baja hasta 162.000 votos, lo que supone el 49’17%, casi trece puntos por debajo del punto más bajo de su trayectoria, el de 1979.





CAPÍTULO 3)- CONCLUSIONES

El cuadro de la evolución electoral en las diferentes convocatorias forales nos muestra a un sector constitucionalista estabilizado en torno al 70% del electorado y sobrerrepresentado institucionalmente por la minorización del sector vasquista, incapaz históricamente de hacer valer su peso social en la política diaria. Nos revela también un sector intermedio fluctuante por la manifiesta inestabilidad de sus opciones electorales hasta que se va consolidando Izquierda Unida en los años noventa.

El brusco descenso que experimenta en las últimas convocatorias el sector 3, que le lleva hasta el extremo de descender del 50% y perder el gobierno el presente año de 2015, tiene sin duda explicaciones coyunturales. Por un lado, la crisis general del bipartidismo en España, proceso demasiado incipiente para poder valorar su secuencia en el futuro próximo. Por otro, la continuidad de escándalos y signos de derroche que han sacudido en estos últimos años la política navarra  De hecho, la derecha, el componente principal del sector constitucionalista en la comunidad, se encuentra ahora con una presencia muy limitada en las instituciones representativas, sin referentes personales válidos en una difícil situación para la inaplazable tarea de renovar ideas y mensajes. Pero en el fracaso actual hay también una razón estructural, el agotamiento de un modelo de control político, económico y cultural basado en la interconexión de las emparentadas élites navarras. Los movimientos cíclicos que provocan alternancias de poder hacen que en absoluto sea descartable la recuperación del liderazgo político en nuestra comunidad por parte de la derecha, pero muy difícil será que la sociedad navarra madura, tolerante y compleja de hoy permita que se vuelva a gobernar con los patrones de exclusión empleados durante todo este período. Una derecha como la de Barcina nunca volverá a gobernar Navarra.

Al PSN, el otro soporte del sector constitucionalista, que gobernó en dos legislaturas con Urralburu y ha tenido picos destacados en elecciones generales, se le ven las costuras de su falta de poso político, de su desigual implantación territorial y de su falta de arraigo en una sociedad de tardía industrialización y carente de tradición obrera consolidada. La apuesta contumaz de su dirección federal por rivalizar con el PP en la lealtad al nacionalismo español hará extremadamente difícil el establecimiento de alianzas estratégicas entre el PSN y el vasquismo, pero sí son imaginables y deseables coincidencias básicas que incluyan un compromiso por la distensión en el conflicto identitario.

El sector vasquista, hegemonizado desde la transición por la izquierda abertzale, ha estado lastrado por una concepción uniformizadora de la construcción nacional nada idónea para la especifidad navarra, por el descrédito ocasionado por la actividad armada y por una trayectoria errática en la participación institucional. EA tuvo una buena oportunidad con sus cuatro diputados en 1987 de ofrecerse desde dentro del nacionalismo como opción pragmática de progreso. Contaba por su génesis con una carta de ciudadanía netamente navarra y no le faltaron, además, intelectuales de prestigio, pero incapaz de traspasar el marco estrictamente institucional en su actividad y de aplicar la parte social que a su vocación socialdemócrata correspondía, ni se enraizó en el medio urbano, ni modernizó su discurso ni tuvo relevo generacional en el resto de su historia hasta su confluencia con la izquierda abertzale en Bildu en 2011.

La tregua de 1998 fue otra espléndida oportunidad, malograda no exclusiva pero sí principalmente por la falta de decisión de la izquierda abertzale para exigir a ETA su desarme definitivo. La fugaz recomposición del clima político se tradujo, como hemos visto, en una cierta progresión del voto vasquista, limitada a la recuperación de sus sectores sociológicos más cercanos, puesto que el resto interpretó que la propuesta de paz ocupaba en el Pacto de Lizarra un lugar subordinado y condicionado por la acumulación de fuerzas soberanistas. Más allá de su plasmación electoral, la nostalgia de la oportunidad perdida nos desvía la atención hacia la cantidad de sufrimiento humano que se podría haber evitado y hacia la inevitable comparación entre el punto en el que nos encontraríamos en el proceso de paz y en la superación de las consecuencias del conflicto, y el que nos hallamos ahora.

Con la formación de Nafarroa Bai el vasquismo comienza a recuperar un nivel electoral digno de su presencia social real, así como a poner en valor sus recursos y traducirlos en relevancia institucional. Pero ese punto de inflexión tiene un antecedente necesario: la escisión de la izquierda abertzale que dio origen a Aralar, formación que en las elecciones forales de 2003, punto teóricamente más bajo del voto abertzale en Navarra, convalidó electoralmente, aunque de forma desigual en su extensión territorial, el tránsito de una buena parte de la base social de la izquierda abertzale hacia posiciones políticas racionales, arrastrando voto de clases urbanas populares, segmento demográficamente ascendente al que el nacionalismo moderado tenía dificultades de acceso. Sin el concurso de Aralar, y en menor medida de Batzarre, se podrían haber constituído plataformas con intencionalidad similar a lo que fue NaBai, pero sin componentes de izquierda nada hubiese sido igual. Y para cuando Aralar abandonó el proyecto para volver a la casa común de la izquierda abertzale, y Batzarre prefirió la convergencia con Izquierda Unida, el espacio político nabaizale, que en adelante nuclearía la marca Geroa Bai, ya había adquirido un crédito como fuerza progresista y transformadora.

La diversificación de la oferta vasquista ha establecido por un lado un espacio que pone el acento en la cohesión en torno a una estrategia soberanista, y por otro el que busca principalmente un consenso amplio y transversal entre las fuerzas políticas de progreso. El primero es claramente hegemónico en las zonas que tradicionalmente han sido más proclives al abertzalismo, mientras que el segundo consigue un poco más, con bastantes limitaciones hoy por hoy, abrir brecha en las zonas más difíciles, en las que todavía perviven con notable vigencia las barreras identitarias. Con excepciones inevitables como se encuentran en Eratsun y Sartaguda, por ejemplo, esa dualidad es evidente y la visualizaremos en el análisis comarcal que vamos a hacer a continuación.

Con todo, el éxito electoral de las pasadas elecciones, que sitúa al vasquismo en el 30’98% del voto y en el 34% de presencia en la Cámara, tiene también un componente coyuntural, pendiente de consolidar en el futuro, y hay que tomarlo con cierta relatividad. Principalmente, por la habilidad de la campaña de Uxue Barkos y Geroa Bai para ser percibidos por la ciudadanía como el eje articulador del cambio y rentabilizarlo electoralmente, acierto que le ha facilitado encontrar eco en sectores sociológicamente menos próximos a la cultura política abertzale.

No obstante, esa progresión, sostenida durante los años transcurridos en el siglo XXI pero tampoco espectacular, del sector vasquista, no hubiese bastado por sí sola para consumar el cambio. Era condición indispensable, pero no suficiente. Si no se es mayoritario en una sociedad, como el vasquismo no lo es en Navarra, la progresión electoral vale de poco si no se encuentran aliados. Era preciso que el terreno de las fuerzas consecuentemente transformadoras se hiciese más plural y heterogéneo. Hacía falta un sector colchón en lo identitario, para desde la distensión social acordar con él políticas superadoras del frentismo y de la ortodoxia como trinchera política. Ese sector intermedio, el 2 de nuestro estudio, que ha alcanzado ahora su techo electoral cercano a una quinta parte del electorado, está sustentado en primer término en la solidez del suelo de I-E dentro de sus limitaciones, y en esta ocasión en la irrupción de Podemos. El fenómeno tiene una doble lectura: la recomposición de los espacios políticos está determinada por la emergencia de un agente político nuevo, de origen estrictamente social, inesperado hasta hace poco tiempo, pero a su vez esta eclosión responde perfectamente a la preexistencia de un segmento de la sociedad dispuesto a integrar la defensa de determinados derechos culturales y lingüísticos junto a la reivindicación de transformaciones sociales. Si a su vez la percepción social sitúa a las dos expresiones electorales del vasquismo dentro del ámbito progresista, la conexión es más fácil y las perspectivas de recorrido más amplias. La ya lejana experiencia de las agrupaciones electorales de 1979, que torpemente se abandonó, fue testimonio de la posibilidad real de aglutinar al vasquismo y al izquierdismo de identidad laxa sin ninguna muestra de recíproca incomodidad.

Hace falta una redefinición de lo que significa ser vasquista o ser abertzale hoy en día en Navarra. Amortizado hace tiempo el paradigma del “polo de atracción” que debía irradiar la CAV, las dificultades conceptuales están en el día a día, como se ha podido comprobar con los problemas que ha originado en el interior de Aralar la configuración unitaria de la que se ha dotado EH Bildu. La forma heterodoxa en la que Adolfo Araiz se defendió en su debate televisivo con Javier Esparza ante las acusaciones de éste de anexionismo, recurriendo a una vaga idea de “articulación” de territorios para delimitar el programa concreto del soberanismo para esta generación, nos pudo dar también una idea tanto de esa problematicidad como de la necesidad de renovar el discurso. Tampoco es un problema exclusivo de la izquierda abertzale, ni de la de hoy ni de la de ayer, porque en el fondo está la dificultad histórica del nacionalismo vasco para interpretar correctamente la personalidad política navarra. No hacen falta concepciones unívocas, no tenemos por qué pensar todos lo mismo, pero es urgente que desde el pensamiento abertzale se socialice un nuevo discurso. Un planteamiento dúctil, no dogmático, que enlace a través de nuestra tradición fuerista con la sensibilidad histórica por la fraternidad vasconavarra, que tenga en cuenta el arraigo de identidades compartidas y fragmentadas, cuya pluralidad encaja muy mal en una simplista dicotomía entre lo vasco y lo español. Desde esa posición abierta podrá tener recorrido, además de total legitimidad, la utopía del reencuentro de los territorios históricos.




CAPÍTULO 4)- ANÁLISIS POR COMARCAS DE LA EVOLUCIÓN IDENTITARIA

1)- BORTZIRI

Bera ya tenía cierta industria en la época de la República y la UGT ya estaba presente. El nacionalismo ya estaba instalado en las cinco localidades del valle. La derecha tenía fuerza en Etxalar, donde venció en las elecciones generales de febrero de 1936, con más votos que la suma del PNV y el Frente Popular.

Los datos de participación en el referéndum de Ley de Reforma Política en 1976 nos hablan de una conciencia antifranquista limitada. La participación fue superior al 65% en los cinco pueblos, destacando la de Igantzi, con el 90’69%. En las elecciones generales de 1977, UCD fue la lista más votada en Bera, Lesaka, Etxalar e Igantzi, mientras que en Arantza se impuso la Unión Autonomista. En el referéndum de la Constitución en 1978, el voto afirmativo se impuso a pesar del llamamiento contrario de la izquierda abertzale. La llamada a la abstención tuvo más eco, principalmente en Lesaka, pero incluso allí la participación se elevó por encima del 50%.

El voto vasquista partió como mayoritario desde las forales de 1979, salvo en Igantzi, donde no lo fue hasta 1987. En 1983 únicamente en Arantza era Herri Batasuna la primera fuerza política en elecciones al Parlamento Navarro. Tanto en Bera como en Lesaka ganaba el PNV. También en Etxalar, pero no alcanzaba la suma de UPN y Alianza Popular, que iban por separado. En Igantzi, sin embargo, ganaba el PSN.

Tras la escisión del PNV, Lesaka, Arantza e Igantzi fueron algunas de las contadas localidades navarras en las que los jeltzales conservaron su espacio frente a EA, que lo ocupó prácticamente en su totalidad en Bera y en Etxalar.

En 1995, el partido de Juan Cruz Alli obtuvo excelentes resultados en la comarca, aproximándose al nivel del voto abertzale. El PSN se mostró bastante fuerte en Bera hasta 1991.

En 1999, Euskal Herritarrok era fuerza hegemónica en Bera, Arantza y en Etxalar con apuros, mientras que Lesaka e Igantzi la coalición EA-PNV les rebasaba.

La mayoría del sector 1 ha sido progresiva en el valle, hasta situarse en el 70% actual, con los sectores 2 y 3 casi igualados. En cuanto a su composición, el voto de la izquierda abertzale parece más estable, tal como se demostró en las elecciones europeas de 2014, pero ha habido un gran movimiento de reequilibrio en las recientes forales, en las que Bildu representa el 50% del voto vasquista, Geroa Bai el 49’59% y Libertad Navarra el 0’41%.

Geroa Bai ha relevado en la alcaldía de Lesaka a Bildu, que ahora gobierna en Bera y Arantza, mientras que en Etxalar lo hace una candidatura independiente.





2)- ALTO BIDASOA-MALERREKA

El nacionalismo ya estaba fuertemente implantado en los años anteriores a la rebelión militar de 1936 en Sunbilla, Bertizarana, Ituren o Zubieta. Su capital comarcal Doneztebe tenía un alcalde derechista, Azarola, que se destacó en combatir el Estatuto de 1932. En esta zona eminentemente rural el Frente Popular no tuvo ningún arraigo.

UCD y la Unión Autonomista alcanzaron parecido apoyo en las primeras elecciones generales de 1977, con desigual distribución. Ituren se mostró desde el principio de la transición como la localidad más abertzale. En localidades como Doneztebe, Bertizarana, Donamaría o Zubieta ganó la UCD.

La Constitución de 1978 fue votada con porcentajes bajos, pero siempre por encima del 50%. El NO ganó en Ezkurra y estuvo cerca de hacerlo también en Ituren.

Desde las primeras elecciones forales el nacionalismo se mostró mayoritario, con dos claras excepciones: Beintza-Labaien y Urrotz, mientras que en Doneztebe lo era de manera ajustada. En Eratsun, hubo dos convocatorias, las de 1995 y 1999, en que la derecha regionalista absorbió buena parte del espacio abertzale.

Dentro del nacionalismo, el espacio moderado, desde la escisión del PNV hegemonizado por EA, ha sido mayoritario hasta hace poco tiempo. Comparando los resultados de 1983, 1999 y 2015, con intervalos de dieciseis años entre las mismas, podemos tener una clara idea de cuál ha sido la evolución en la distribución de espacios en el conjunto de la zona:

1983)- PNV, 983 votos; Derecha (UPN+AP), 890; HB, 495; PSN, 314.
1999)- EA/PNV, 1.074; Derecha (UPN+CDN), 1.024; EH, 819; PSN, 128.
2015)- EH BILDU, 1.071; GEROA BAI, 829. DERECHA (UPN+PP), 387; PODEMOS, 201. PSN, 153.

En la actualidad, el sector 1 es apoyado por cerca del 70% del electorado. El constitucionalista, por encima del 21%, y el intermedio no alcanza una décima parte.

La aportación porcentual al voto abertzale ha sido en 2015 del 42'78% por parte de Geroa Bai, del 55'80% de Bildu, y del 1'42% de Libertad Navarra. Ha habido un cierto reequilibrio, porque en 2011  la diferencia a favor de EH Bildu fue bastante mayor.

Eratsun es el municipio de toda Navarra en el que Geroa Bai alcanza su mayor porcentaje electoral, mientras que Donamaría, con 22 votos y el 9% lo es en el caso de Libertad Navarra.

Las alcaldías de esta zona han quedado en poder de EH Bildu o de pequeñas agrupaciones locales.




3)- BAZTAN-XARETA

El tradicional dominio carlista y de los jauntxos en el valle de Baztan se puso de manifiesto en las elecciones generales de 1936 en las que la derecha obtuvo 2.740 votos, por 858 los nacionalistas y 358 el Frente Popular. Un voluntario requeté de Carcastillo, Julio Iturralde, exjugador de Osasuna, establecido con su familia como farmacéutico titular de Elizondo, alcalde de Baztan en el franquismo, ejercía un férreo control político en el valle. En 1983 creó la Unión Baztanesa, que ocupó la alcaldía durante tres legislaturas consecutivas, hasta que EA se la arrebató en 1991.

En 1976 Baztan y Urdazubi votaron la Ley de Reforma Política muy por encima de la media navarra, y Zugarramurdi, cinco puntos por debajo. UCD fue el partido más votado en las generales de 1977. En el referéndum de la Constitución, la abstención fue relativamente alta, en torno al 42%. En la consulta sobre la OTAN de 1986 venció el NO, pero con un significativo número de votos blancos en Urdazubi.

Ni en Baztan ni en ninguna de las dos villas orientadas hacia Laburdi alcanzó el vasquismo el 50% de los votos al Parlamento hasta la irrupción de NaBai en 2007.

Dentro de la zona vascófona es la zona en la que mayor fuerza mantiene el sector 3, por parte principalmente de UPN. Su voto supone ahora el 31'87%, frente al 56'80% del sector 1. Destaca el peso adquirido por el sector 2 en Zugarramurdi.

La composición del voto vasquista es de un 51'15% para Bildu, 48'50% Geroa Bai, y 0'35% Libertad Navarra, con gran equilibrio en Baztan, ventaja clara de Geroa Bai en Urdazubi y de EH Bildu en Zugarramurdi.





4)- MENDIALDEA

Si bien en la mayoría de los pueblos de esta zona el nacionalismo ya había echado raíces en las primeras décadas del siglo XX, la derecha también era potente y en febrero de 1936 se impuso en Araitz, en Larraun o en Imotz. En Leitza estaban en una situación de equilibrio frente a los nacionalistas, que vencieron en Goizueta y en Betelu.

De la desigual conciencia antifranquista existente al comienzo de la transición nos dan cuenta los resultados de la Ley de la Reforma Política de 1976, con participación mayoritaria en todos los casos (Arano 60, Areso 74’17, Leitza 68’04, Araitz 63’59, Betelu 82’28, Larraun 54’19, Basaburua 59’91, Imotz 59’33), salvo en Goizueta, donde se registró el porcentaje de participación más bajo de toda Navarra: 29’73%.

En las generales del 77, UCD u otras formaciones de la derecha centralista resultaron vencedores en Areso, Betelu, Basaburua, Imotz y en Larraun, de cuyo municipio todavía formaba parte Lekunberri. La Unión Autonomista fue la más votada en el resto. En el referéndum de la Constitución de 1978, el NO ganó en Goizueta, Araitz y Areso, prácticamente hubo empate en Leitza y la mayoría voto SÏ en los demás pueblos. En el referéndum de la OTAN de 1986, el voto negativo se impuso amplísimamente, y de nuevo Goizueta marcó el registro más destacado de Navarra: el 91%.

El conjunto del voto vasquista siempre fue mayoritario en esta comarca en elecciones forales, excepción hecha de Araitz y Areso, tanto en 1979 como en 1983. En Areso por dos veces (1995 y 2003) fue el CDN el partido más votado, y en el segundo de los casos seguido de Batzarre. Solamente en 1999 en el período de tregua le pudo aventajar Euskal Herritarrok. En el pueblo pesaba el conflicto de la autovía, y la posición favorable a su construcción consiguió el apoyo de la mayoría, a través de la candidatura Aresoarrak. Poco antes de las elecciones municipales de 2003 la alcaldesa acusó a Batasuna de querer empadronar fraudulentamente a medio centenar de simpatizantes suyos en el pueblo. En Larraun, también atravesado por la entonces polémica autovía, UPN fue el partido más votado en ambas ocasiones.

En Leitza se configuraron tres espacios políticos de similar peso, como se puso de manifiesto en las elecciones municipales de 1991, en las que EA obtuvo 568 votos, la Unión Independiente Leitzarra, próxima a UPN, 552, y Herri Batasuna también 552. Tras el asesinato de José Javier Múgica en 2001, en las elecciones forales de dos años más tarde, se dio una situación parecida, con 388 votos para Aralar, y 360 tanto para EA-PNV como para UPN, mientras que de las municipales salió vencedor UPN, pero fue desalojado por un pacto entre Aralar y EA. Posteriormente en Leitza, siempre que se ha podido presentar, ha ganado con progresiva holgura la izquierda abertzale.

Los números nos dicen que esta es la zona más abertzale de Navarra. El sector 1 alcanza más de tres cuartas partes del electorado, frente al 15% del constitucionalista. Las mayorías son todavía mucho más claras en las cuencas altas del Araxes, Urumea y Leitzaran, orientadas hacia el Cantábrico. Goizueta es, elección tras elección, la población que de forma más aplastante confirma ese dominio.

También es la comarca en la que la composición del voto vasquista está más escorada hacia EH Bildu, que representa en la actualidad el 66’87%, por un 32’87% de Geroa Bai y el 0’25% de Libertad Navarra.

Las alcaldías actuales se reparten entre EH Bildu y agrupaciones de carácter local.







5)- SAKANA

A diferencia de todas las demás comarcas de lo que hoy es la Zona Vascófona, la Burunda, en el extremo occidental de Sakana, ya estaba industrializada antes de la guerra. El nudo ferroviario y el establecimiento de industrias en Altsasu y Olazti determinó una especial implantación del Frente Popular. También estaban organizados los nacionalistas, pero su peso electoral era escaso. Lo dice bien a las claras el cómputo de los resultados electorales de Altsasu, Olazti y Ziordia en febrero de 1936: Frente Popular, 1.379 votos; Derecha, 948; Nacionalistas, 90. La represión posterior estaría en consonancia con esta implantación de la izquierda. La derecha triunfó en Urdiain, Iturmendi y Bakaiku, donde la presencia del Frente Popular también era notable y la de los nacionalistas, testimonial. Más arraigo tenían los abertzales en el resto de Sakana, particularmente en Etxarri Aranatz y en Arbizu, pero en la mayoría del resto de los pueblos triunfó la derecha golpista.

En los años sesenta la industrialización llegó a más pueblos, como Etxarri Aranatz, Lakuntza e Irurtzun, y Sakana se convirtió en una de las comarcas navarras más activas en la lucha antifranquista. Las acciones de ETA y de la guerra sucia del Estado, junto con episodios de represión indiscriminada contra el conjunto de la población, configuraron un duro clima de sufrimiento, cuyos efectos todavía hoy perduran.

Etxarri Aranatz fue el pueblo que más se abstuvo –cerca de la mitad del censo- en el referéndum de la Ley de la Reforma Política. La participación en su conjunto estuvo por debajo de la media navarra, pero fue alta en general, y por encima del 84% en Iturmendi, Arruatzu y Uharte Arakil.

En las elecciones generales de 1977, el PSOE consiguió una victoria aplastante en Altsasu y Olazti, y en menor medida en Urdiain, Ziordia y Bakaiku. También en Lakuntza, donde ya un tercio de la población procedía de otras regiones del Estado. En el resto de la comarca el primer puesto se dividió principalmente entre UCD y la Unión Autonomista, aunque también UNAI cosechó buenos resultados, como el segundo puesto de Arakil, municipio del que entonces formaba también parte Irurtzun.

En el referéndum de la Constitución se participó por debajo de la media navarra, al borde del 50% en Etxarri Aranatz. En Arbizu triunfó el voto contrario, propugnado por las fuerzas abertzales de izquierda Herri Batasuna y Euskadiko Ezkerra.

El voto vasquista ha ido progresando a lo largo de estas décadas hasta llegar a ser homogéneo en la práctica totalidad de Sakana, aún habiendo partido en algunas localidades de posiciones minoritarias. El socialista Boulandier fue alcalde de Altsasu hasta que en 1991 le arrebató la hegemonía la Agrupación Alsasuarra, con el peneuvista José Manuel Goikoetxea de candidato. Pero el PSN siguió siendo primera fuerza foral hasta 1999 y en 2003 lo fue UPN. Hasta 2007 con el triunfo de NaBai no se estabilizó el voto vasquista por encima del 50%. En Olazti también había una fuerte presencia socialista, e incluso del PCE, partido que tuvo la primera alcaldía democrática en 1979. En Urdiain, que mantuvo arraigada su conciencia vasca, en buena medida por la labor concienciadora respecto al euskera de su párroco José María Satrústegui, el voto vasquista fue imponiéndose a medida que avanzaba la transición. En el resto de la comarca ese espacio  fue mayoritario desde los inicios, salvo en Arakil, Iturmendi e Irañeta, donde hasta hace poco tiempo no ha conseguido imponerse. El caso de Iturmendi, donde el párroco se significó en sentido contrario del de Urdiain, ilustra la importancia que ha tenido el clero en la evolución ideológica de las poblaciones pequeñas.

Precisamente es en esas tres localidades, Arakil, Iturmendi e Irañeta, donde todavía en las últimas elecciones forales no ha conseguido el vasquismo traspasar el 50% de los votos, si bien es el mayor de los tres sectores. En el cómputo de Sakana, el sector 1 lo representa el 60 por ciento de los electores, por un 25% del sector constitucionalista y el 15% del intermedio. Arbizu, Ergoiena y Arruatzu son ahora los que registran una mayoría abertzale más notoria.

La aportación al voto vasquista le viene en un 56’79% de Bildu, en un 42’88% de Geroa Bai, y el resto, un escaso 0’33%, de Libertad Navarra.





6)- KINTOA

El nacionalismo ya estaba presente en esta zona en la República. Había abierto batzokis en Zubiri y en Burguete, pero el tradicionalismo era hegemónico.

Esa mayoría conservadora que indicaba la historia se confirmó en el referéndum de 1976, al registrarse índices de participación en todos los casos superiores a la media navarra, salvo en el caso de Erro, donde fue similar. En 1977 UCD venció con amplia holgura. No así en Auritz-Burguete, donde el partido más votado fue la Unión Autonomista. En Orreaga, es de suponer que con una mayoría de monjes en el censo, también ganó la derecha, pero por medio de la Alianza Foral. Fue precisamente en esta localidad del monasterio donde se impuso el voto negativo en el referéndum de 1978, siguiendo con toda probabilidad las consignas de los sectores más ultras del régimen (Alianza Foral Navarra, Falange, Fuerza Nueva, Comunión Tradicionalista, etc) que se emplearon con beligerancia en el rechazo a la Constitución.

La mayoría que UCD consiguió en esta zona en las primeras elecciones forales de 1979 confirmaba esa tendencia histórica. Incluso en la especial coyuntura de las elecciones generales de 1982, la derecha continuaba representando a la mitad del electorado en el conjunto de los cinco municipios: UPN, 534 votos; PSOE, 371; UCD, 312; HB, 254; PNV, 182; EE, 59.

El vasquismo no consiguió hasta 2007 traspasar más que muy ocasionalmente el umbral del 40% de los votos. Esta ha sido una zona del sector 3 hasta que NaBai consiguió ser la primera fuerza en elecciones forales tanto en Auritz, Luzaide y Erro, y prácticamente empatar con UPN en Esteríbar. En esta reciente ocasión ha aumentado su representavidad en el conjunto de la zona hasta cerca del 46% y es el más fuerte de los tres sectores en todas las localidades, salvo en Orreaga.

No obstante, en Erro, donde la división del vecindario en torno al proyecto de la cantera de Magnesitas en Zilbeti ha impregnado la vida municipal, mantiene la alcaldía una coalición independiente de la órbita de la derecha. EH Bildu ha conseguido la alcaldía de Esteríbar y Geroa Bai la de Auritz-Burguete.

La aportación de cada sector al voto vasquista es la siguiente: Geroa Bai, 51’59%. EH Bildu, 46’96%. Libertad Navarra, 1’45%.



7)- BELATEREN HEGOALDEA

Toda esta zona de valles situados al sur de Belate ocupa dos posiciones en función de la división que produce la Ley del Vascuence, cuya influencia en el comportamiento político de las nuevas generaciones no es en absoluto desdeñable y merecería un estudio en profundidad. En la zona vascófona quedan Ultzama, Anue y Lantz, y en la mixta todo el resto.

Antes de la guerra, el dominio tradicionalista era aplastante en Ultzama. Lo dicen bien claro los resultados de febrero de 1936: Derecha, 1.054 votos. Nacionalistas, 68. Frente Popular, 20. En Anue, la hegemonía era menor, pero también muy clara, en una proporción de 3 a 1. Tradicionalmente se ha asociado a los habitantes de los valles de Ezkabarte, Juslapeña y Olaibar con la persecución de los fugados del fuerte de San Cristóbal.

En 1976, la participación en el referéndum de la Ley de Reforma Política se elevó por encima de la media navarra en Ultzama (78’37%) y en Ezkabarte (77’35%). El más bajo se registró en Iza-Gulina (64’34%) y Odieta (64’41%).

En 1977 UCD venció con claridad. En Juslapeña la diferencia fue mínima respecto al Frente Navarro Independiente. UNAI tuvo buenos resultados en general, y también en algunos municipios el Frente Autonómico, que ocupó la segunda posición en Ultzama.

La encuesta a la que antes hemos hecho alusión, mediante la cual el Gobierno de Navarra quiso conocer a finales de los años 80 la opinión de los navarros respecto al euskera, arrojaba estos resultados en Ultzama-Anue: 15’2% muy a favor, 54’7% a favor, 21’5% indiferente y 8’1% en contra. Preguntados por si creían que el Gobierno se preocupaba por el euskera, respondían: 12’1% suficiente, 63’7% algo, y 24’2% nada.

El voto vasquista se mantuvo más o menos estabilizado en torno al 30-35% desde 1979. Algo más alto en Anue y Odieta, y algo más bajo en Ezkabarte y Atez. Los porcentajes en 1987 , punto por lo general más favorable del final del siglo XX fueron: Ultzama, 37’79%. Anue, 43’09%. Lantz, 37’10%. Atez, 28’17%. Odieta, 41’67%. Juslapeña, 30’26%. Iza-Gulina, 29’02%. Olaibar, 36’26%. Ezkabarte, 32’55%.

En 1999, en las elecciones de la tregua los porcentajes habían bajado, salvo en Juslapeña, en todos los lugares: Ultzama, 29’90%. Anue, 33’18%. Lantz, 28’38%. Atez, 25’33%. Odieta, 39’86%. Juslapeña, 37’62%. Iza-Gulina, 21’62%. Olaibar, 25%. Ezkabarte, 31’61%.

El voto vasquista se reactivó en 2007, a pesar de inutilizarse parte del mismo por el llamamiento de la izquierda abertzale a votar nulo. Nafarroa Bai se convirtió primera fuerza en Anue, Juslapeña, Odieta y Olaibar, y empataba con UPN en Lantz.

Con los resultados de 2015, el sector 1 supera el 45% y es el mayor de los tres espacios. Únicamente en Iza-Gulina conserva una hegemonía muy ajustada el constitucionalismo.

El voto vasquista actual está compuesto en un 51’75% por el voto de Bildu, en un 47’88% por Geroa Bai, y en el 0’37% por Libertad Navarra.

La Agrupación Electoral Libre y después la Agrupación Ultzama aseguraron siempre el poder municipal para la derecha en Ultzama. En las tres últimas legislaturas ha sido alcalde Francisco Pérez Arregui, director general de Administración Local en el Gobierno de Navarra. En esta ocasión, ya con otro candidato de la derecha, EH Bildu ha dado la vuelta a la situación dando lugar al primer ayuntamiento no derechista de la democracia. También en Atez gobierna ahora Bildu. En el resto de ayuntamientos lo hacen agrupaciones independientes locales, de distinta orientación.




8)- AEZKOA

Siempre se caracterizó por ser un valle tranquilo, muy castigado por la emigración a América. La escasa actividad política que tuvo estaba determinada por la lucha vecinal por recuperar los montes que le arrebató el Estado como compensación por la construcción de la fábrica de cañones de Orbaizeta. ETA intervino en 1978 mediante un atentado contra una empresa que estaba cortando hayas. La devolución la consiguieron, tras dos siglos de demandas, en 1982. El mismo año fue detenido por la Guardia Civil Migeliko Barberena, alcalde de Garralda como presunto implicado en la colocación de un explosivo en Burguete. Pero sobre todo fue la muerte del orbaiztarra Mikel Zabalza en el cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo lo que marcó al valle e influyó sobremanera en la evolución política de este valle demográficamente descendente, el más oriental de los incluidos en la Zona Vascófona.

La participación de los aezkoanos en el referéndum de la Ley de Reforma Política de 1976 fue muy alta: el 81’46% en el conjunto del valle, más baja en Garralda y Orbaizeta. En las elecciones generales de 1977, UCD fue el partido más votado, seguido de lejos por la Unión Autonomista. En el referéndum de la Constitución, Garralda registró el índice menor de participación (56’6%), y en Orbaizeta un tercio de los votantes lo hizo en sentido negativo. La permanencia en la OTAN fue rechazada en el referéndum de 1986 en los nueve pueblos del valle.

Partiendo de una posición muy minoritaria al inicio de la transición el voto vasquista fue creciendo progresivamente. Lo podemos comprobar agrupando espacios con los resultados de las elecciones forales de 1983, 1999 y 2015, con tramos de dieciséis años.

1983: Derecha (UPN+AP), 352 votos. PSN, 246. Izquierda Abertzale (HB+EE+Auzolan), 181; PNV, 84.
1999: Derecha (UPN+CDN), 305 votos. Euskal Herritarrok, 205. EA-PNV, 61; PSN, 35.
2015: EH Bildu, 183 votos; Geroa Bai, 113; Derecha (UPN+PP+Ciudadanos), 111; Izquierda del sector 2 (Podemos+I-E), 74; PSN, 25.

Con los resultados de las elecciones forales de 2015, más del 60% del electorado aparece enclavado en el sector vasquista, en cuya composición EH Bildu aporta el 62’78%, Geroa Bai el 36’65% y Libertad Navarra el 0’57%.


Todos los ayuntamientos están regidos por agrupaciones independientes locales.




9)- SALAZAR

La derecha ha dominado históricamente Zaraitzu. Hubo un único foco republicano en Jaurrieta, el único lugar del valle en el que el Frente Popular obtuvo en 1936 unos resultados estimables. La implantación del nacionalismo era muy escasa en aquella época, algo mayor en Ezcároz, Espartza, Oronz y Gallués.

La participación en el referéndum de la Ley de Reforma Política fue similar a la media navarra en Otsabagia y Ezcároz, las dos localidades mayores. El punto más bajo (60’14%) se registró en Espartza y el más alto (90’07%) en Jaurrieta. En las elecciones generales de 1977 triunfó la UCD en el conjunto del valle. La tradición republicana de Jaurrieta se dejó traslucir en el segundo puesto en el que se situó el PSOE.

Probablemente la presencia del ezkaroztarra Gabriel Urralburu en la presidencia del partido desde su constitución como PSN y en la presidencia del Gobierno de Navarra a partir de 1983 influiría en el gran nivel de apoyo que los socialistas tuvieron en este valle hasta 1995. Salvo en Otsagabia, capital administrativa del valle, y en Gallués, fue habitualmente el partido más votado en todos los pueblos.

El voto abertzale arrancó con fuerza en Otsagabia, en torno al 35% en 1979. En Espartza llegó al 37’50% en 1987 y en Itzaltzu al 51’43% en 1999. En Jaurrieta y Ezcároz le costó mucho más tomar auge. En 2007, sin embargo, Nafarroa Bai ya era primera fuerza en Ezcároz, Espartza y Gallués.

Con los resultados de las recientes elecciones forales, el sector ocupa la mitad del electorado del valle, y el sector constitucionalista el 40%. El sector intermedio está todavía poco desarrollado.

La aportación le viene al voto vasquista en un 55’05% de Bildu, 43’85% de Geroa Bai y 1’10% de Libertad Navarra.

Todo el valle forma parte de la Zona Mixta, salvo Gallués, que quedó en la No Vascófona, junto a la zona de Navascués.

La disputa municipal se ha bipolarizado habitualmente en Otsagabia en torno a la conservadora Muskilda, y Errekaidorra, próxima a la izquierda abertzale. Siempre triunfó la primera, pero en 2011 la candidatura Otsagabia, también de tendencia vasquista, se hizo con la alcaldía con el apoyo de Errekaidorra. En 2015 Muskilda ha recuperado el poder, tras triunfar por mayoría absoluta, no en votos pero sí en concejalías, frente a Otsagabia y EH Bildu. En el resto de las localidades del valle gobiernan candidaturas independientes.





10)- RONCAL

En la Segunda República Burgui era el pueblo más politizado de un valle que siempre se mostró conservador. Los abertzales no tenían casi presencia, a pesar de que todavía se hablaba euskera. La representación municipal de los siete pueblos votó en contra del Estatuto en la Asamblea del Gayarre de 1931. Y en los siete, ganó la derecha en las elecciones de febrero de 1936. De forma menos amplia en Burgui e Isaba.

En el referéndum de la Reforma Política en 1976 la participación fue la siguiente: Roncal, 75’87%. Garde, 75’74%. Isaba, 73’95%. Uztárroz, 70’47%. Bidankoze, 66%. Burgui, 63’79%. Urzainki, 59’63%.

En 1977 vence UCD en el conjunto del valle, pero destaca el amplio triunfo de UNAI en Urzainki.

También destaca la postura de Urzainki en el referéndum constitucional de 1978. La participación no llega al 50% y el porcentaje de los votos afirmativos no supone sino el 32’35% del censo. En el conjunto del valle, la participación fue similar a la media navarra.

En 1979, la presencia de Orhi Mendi impulsa un fuerte inicio del voto abertzale, que se aproxima al 40% en Isaba y Bidankoze, y supera el 50% en Urzainki. Descendió bruscamente en 1983 por el fuerte impulso socialista y tuvo una lenta recuperación después.

Nos valdremos también aquí para visualizar la evolución en tres momentos políticos: las elecciones forales de 1983, 1999 y 2015.

1983: Derecha (UPN+PP), 603 votos. PSN, 437. Izquierda Abertzale (HB+EE+AUZOLAN), 278. PNV, 40. En este momento, la derecha representa el 44%.
1999: Derecha (UPN+CDN), 588. Izquierda Abertzale (Euskal Herritarrok), 247. PSN, 141. Izquierda del sector 2 (Izquierda Unida), 76. EA-PNV, 50. La derecha sube al 53%, pero obsérvese que se incluye dentro de la derecha a CDN, que tenía en aquellos momentos un discurso centrista y modernizador, y que el espacio del PSN se hunde en buena medida.
2015: Derecha (UPN+PP+Ciudadanos), 264. EH Bildu, 237. Geroa Bai, 154. Izquierda del sector 2 (Podemos+I-E), 102. PSN, 92. El peso de la derecha se ha reducido al 31% y es menor que el vasquismo en su conjunto. Además, EH Bildu se ha convertido en primer partido del valle.

El voto vasquista supone ahora el 46’10% del valle y es el mayor de los tres sectores, lo que nunca había sucedido. La localidad en la que menos incide, como casi siempre ha sido, es Garde.

En la composición del voto vasquista interviene EH Bildu con un 58’96%, Geroa Bai con el 38’31% y Libertad Navarra, con un 2’74%, uno de los más altos que obtiene en Navarra. La localidad de Roncal es el único lugar del valle en el que el voto a Geroa Bai ha superado al de Bildu.

En el campo municipal, a partir de los 90 comienzan a formarse candidaturas progresistas para disputar el poder a la derecha. En Isaba no han conseguido gobernar hasta este año por la retirada de la agrupación conservadora Ezka.




11)- ANDIA ESTE

La falta de lógica geográfica que supondría incluirlos en ninguna otra zona nos lleva a considerar como comarca a estos dos valles, uno de la merindad de Pamplona y otro de la de Estella, a pesar de estar situado al norte del puerto de Genbe. Ambos, euskaldunes aún en el siglo XIX, están situados en la Zona Mixta.

En el referéndum de la Ley de Reforma Política de 1976 la tendencia de participación va en la línea de la media navarra: 74’23% en Ollo y 73’37% en Goñi.

En el valle de Goñi, venció UCD en 1977 con 58 votos, seguido de la ultraderechista Alianza Foral, con 19, y la Agrupación Electoral de Trabajadores (ORT), con 10.

La relativamente baja participación en el referéndum de la Constitución en 1978 -62% en Goñi y 60’78% en Ollo-, podría deberse más a la dispersión poblacional de estos valles que a razones políticas.

El tsunami socialista de 1982 también llegó a estos valles. El PSOE fue en ambos la fuerza más votada en las elecciones generales, pero la suma de las dos expresiones de la derecha (UCD+UPN) era sensiblemente superior.

El voto vasquista, en coherencia con los antecedentes políticos expuestos, arrancó con escasa fuerza. Por debajo del 10% en Ollo y ligeramente por encima del 20% en Goñi. Fue subiendo progresivamente hasta el 36’57% de Ollo en 1987 y el 30’38% de Ollo en 1999. En 2007 Nafarroa Bai fue ya la fuerza más votada en ambos municipios.

En las elecciones de 2015, el sector 1 es hegemónico y está por encima de la mitad del electorado. Tambien es estimable la representación del sector 2.

La composición del voto vasquista es: 56’42% por la aportación de Geroa Bai, claramente mayoritario en Goñi, y 43’58% de EH Bildu. Libertad Navarra no ha conseguido ningún voto.

Las dos alcaldías están gestionadas por agrupaciones independientes.



12)- ETXAURIBAR

Los antecedentes históricos nos hablan de un Etxauribar conservador, con presencia de los nacionalistas en Etxauri, donde abrieron batzoki. En las elecciones de 1936 las derechas lograron 188 votos en Etxauri, por 46 de los abertzales y 10 del Frente Popular. En el resto de localidades, la ventaja de la derecha fue más amplia, de forma muy destacada en Belascoain, donde según relata Jose Mari Esparza, asesinaron a tiros al apoderado del Frente Popular que había acudido desde Pamplona.

El comportamiento de cada pueblo en el referéndum de la Ley de la Reforma Política ya daba una idea de su componente ideológico. La participación fue del 100% en Zabalza, 90% en Ciriza, 86’36% en Etxarri, 82’69% en Belaskoain, 72’22% en Etxauri y del 52% en Bidaurreta.

Bidaurreta se volvió a mostrar como la localidad más progresista del valle en aquella época, otorgando la victoria a UNAI el 15 de junio de 1977. En Belascoain y Etxarri, entre UCD y Alianza Foral consiguieron casi todos los votos. En Zabalza ganó la Agrupación Montejurra, seguida de UCD y de la Alianza Foral, con ORT como primera fuerza de la izquierda. Etxauri se mostró como la más plural, con 47 votos para UCD, 34 para UNAI, 24 para Montejurra, 18 para la Unión Autonomista, 16 tanto para el PSOE como para la Alianza Foral, 15 para el PTE y 14 para el Frente Navarro Independiente.

Bidaurreta fue una de las pocas localidades navarras en las que ganó el voto negativo en la Constitución. La participación fue baja, con buen número de rechazos también en Etxauri.

El tirón del PSOE en las elecciones generales de 1982 no fue muy fuerte en este valle. Únicamente ganaron en Bidaurreta, con cinco votos más que EE, segunda fuerza. En el cómputo, la derecha (UCD+UPN) obtuvo 242 votos, 169 los abertzales, y 93 el PSOE. En Etxauri HB ya era primera fuerza, de forma destacada.

En el referéndum de la OTAN de 1986 triunfó el NO, salvo en Zabalza. En Ciriza se registró un empate.

El voto vasquista ha sido muy alto desde las primeras elecciones forales en Etxaurri y Bidaurreta. En ocasiones por encima del 50%. Mucho más bajo en el resto, aunque la progresión, partiendo de un nivel muy bajo, ha sido evidente en Zabalza. Incluso en Belascoain llegó a superar el 30% en 1991, por los buenos resultados de Euskadiko Ezkerra y Batzarre. A partir de 1995 descendió en todo el valle, y no se recuperó hasta los niveles anteriores ni siquiera en el contexto de la tregua en 1999. Tendría que llegar 2007 con Nafarroa Bai para que la recuperación se produjese. En 2015 el voto vasquista es claramente hegemónico en Etxauri y Bidaurreta, y el sector más fuerte de los tres en el resto del valle, salvo en Belascoain, donde no llega al 17%. Como se ve, hay una continuidad bastante regular en la historia de la trayectoria política de cada pueblo.

La aportación al voto vasquista viene expresada así: 55’53% de Bildu, mayoritario en Etxauri, Bidaurreta y Etxarri; 42’82% de Geroa Bai; y 1’65% de Libertad Navarra.

La alcaldía es de EH Bildu, con mayoría absoluta, en Etxauri, y de diferentes agrupaciones independientes en el resto.




13)- IRUÑERRIA

El proceso de  industrialización impulsado en el franquismo dio origen a un progresivo crecimiento demográfico, que continúa en nuestros días y ha hecho que la Cuenca de Pamplona concentre actualmente a un 60% aproximado de la población navarra.

Pamplona ya fue en 1931 una de las nueve capitales de provincia del Estado en las que los republicanos fueron derrotados por la coalición entre derechistas y monárquicos. En las elecciones generales de febrero de 1936 la derecha triunfó ampliamente con unos doce mil votos, frente a la mitad del Frente Popular y algo más de 2.400 de los nacionalistas. Estos últimos ya disponían desde 1913 de un centro vasco en la Plaza de San José, que inauguró Arturo Campión, y contaban desde 1923 de un períodico afín, La Voz de Navarra. Villava, a pesar de tener un fuerte núcleo nacionalista, destacaba por su tradicional fervor carlista. Los pueblos de la Cuenca de aquella época, en su mayoría rurales, eran todos muy favorables a la derecha.

Cuando en diciembre de 1976 se votó el referéndum de la Ley de Reforma Política, no se habían segregado todavía de sus cendeas bastantes de los municipios de hoy. Aranguren y Egüés, por ejemplo, eran valles compuestos de enclaves rurales dispersos, de muy poca población. Iruña participó en el referéndum con un índice del 66’43%, siete puntos por debajo de la media navarra, lo que indica que constituía un núcleo de rebeldía social. Entonces se votaba a partir de los 21 años, y era la primera ocasión en que lo podían hacer los hijos del baby boom. Todavía están por suceder los grandes cambios demográficos que arrojarán a los pueblos de la periferia a buena parte de la juventud y atraerán a la capital a mucho jubilado con suficiente poder adquisitivo. Es decir que Pamplona tenía un perfil sociológico más combativo que el que puede tener actualmente. Votó el 70’70% en el Segundo Ensanche, el 67’95% en Abejeras-Iturrama-Etxabakoitz, el 65’12% en San Juan, el 64’34% en el Casco Viejo, el 63’50% en La Milagrosa-Santa María la Real, el 63’50% en Txantrea-Orbina, y el 62’26% en Arrotxapea-Sanduzelai.

Los municipios de Iruñerria tuvieron este comportamiento: el 81’09% votó en Elorz, el 78’06% en Aranguren, el 77’35% en Ezkabarte, el 74’78% en Galar, el 70’64% en Huarte, el 68’81% en Zizur, el 68’62% en Antsoain, el 67’90% en Burlada, el 66’52% en Villava y el 64’50% en Egüés.

Las elecciones generales de 1977 en Pamplona arrojaron estos resultados en sus primeros puestos: UCD, 19.777 votos; PSOE, 15.771; UNAI 10.650; Unión Autonomista, 7.741, Alianza Foral Navarra, 7.489. ORT, 5.983

En Burlada, UCD y PSOE aparecieron muy equilibrados, con ligera ventaja del primero, con UNAI como tercera fuerza a considerable distancia. Se invertían las tornas en Villava, donde el PSOE ganaba por poco, con UNAI en el tercer puesto y Montejurra en el octavo, mucho más atrás de lo que se podía esperar de la tradición carlista del lugar. Con mayor holgura venció UCD en Huarte, en Elorz y en Galar. Antsoain daba testimonio de su composición obrera otorgando una holgada victoria al PSOE, con UNAI prácticamente empatado con la UCD.

La Constitución tuvo un refrendo en Pamplona del 60%, seis puntos por debajo de la media navarra. El SÏ venció en una proporción de 3 a 1, y huelga decir que la consigna del voto negativo, si bien correspondería mayoritariamente a la izquierda abertzale, fue también secundada por los sectores más recalcitrantes del franquismo, entre los que se encontraba la Alianza Foral de Amadeo Marco.

En el referéndum de la OTAN de 1986, Pamplona votó mayoritariamente NO (34% a favor y 61% en contra). Algo parecido sucedió en el resto de la Cuenca, pero el margen fue más estrecho en Galar, que entonces comprendía en su seno a Beriain, donde la fuerte implantación socialista en el poblado de Potasas, tendría sin duda incidencia.

El sector vasquista atrajo en 1979 a un 30% más o menos del electorado. Algo más alto en Villava, Huarte o la Cendea de Olza, más bajo en Zizur, Aranguren o Galar, y mucho más bajo en Elorz y Tiebas. Alcanzó durante el resto del siglo XX en 1987, como en la mayoría de las comarcas, registrándose el máximo exponente en Huarte, donde subió hasta el 41%. Iruña alcanzó su mínimo histórico en 1995 y la recuperación de 1999 no sirvió para llegar al 25%. La optimización de recursos que supuso el surgimiento de NaBai como alternativa foral en 2007 abrió las puertas para volver a acercar electoralmente al vasquismo a la altura de su realidad social.

Según los resultados de las elecciones forales de 2015 el sector 1 alcanza un tercio justo del electorado, y en alianza con el sector 2 hace mayoría frente al sector constitucionalista. La excepción está en la Cendea de Cizur, donde la abundante presencia de vecinos ligados al Opus en Cizur Menor y la existencia de viviendas para clases altas en Cizur Menor y Gazólaz se deja sentir. También en Aranguren el sector 3 traspasa de forma muy ajustada el 50% de representación. Los municipios más proclives al vasquismo continúan siendo Atarrabia y Uharte.

Ciudadanos ha obtenido más votos que el PP en bastantes localidades (Egüés, Aranguren, Berriozar, Berrioplano, Noain, Antsoain, Villava, Huarte y Zizur). En concreto, Aranguren y Berrioplano están entre los municipios donde consigue sus porcentajes más altos de Navarra.

La aportación al voto vasquista se divide entre el 56’14% de Geroa Bai, el 42’93% de Bildu y el 0’93% de Libertad Navarra. Este último partido obtiene su mejor resultado porcentual en Uharte.

Tomando como referencia el total de votos que consigue en Navarra, a Geroa Bai le aporta Iruñerria el 61’14% de sus votos, mientras que a EH Bildu solamente le supone el 51’92%.

A pesar de ello, el poder municipal de EH Bildu tras estas elecciones es mucho mayor. Ostentan las alcaldías de Pamplona, Barañain, Villava, Antsoain, Berriozar y Uharte. Geroa Bai, las de Egüés y Zizur. Candidaturas independientes progresistas, las de Burlada, Berrioplano, Aranguren. Galar y Noain, esta última muy próxima a Podemos. UPN gobierna en la Cendea de Cizur, e independientes de más compleja calificación en Orkoien, Beriain, Ezkabarte y Tiebas.




14)- AGOITZALDEA

Aoiz ya tenía una tradición liberal en el advenimiento de la Segunda República y constituía un pequeño crisol de ideologías, donde convivían republicanos, socialistas y nacionalistas junto con los tradicionalistas. Para 1918 ya estaba formada la primera Junta Municipal del PNV, tanto en Aoiz como en Urroz. La temprana industrialización produjo conciencia social, que se puso de manifiesto con los despidos de la compañía El Irati. Oroz Betelu también tuvo su industria, la fábrica de Olaldea, a cuyo cierre siguió una gran emigración a América.

En el referéndum de la Ley de la Reforma Política destacaron por la alta participación Monreal y Urroz, ambos por encima del 80%. Los porcentajes más bajos se registraron en Lizoain-Arriasgoiti e Izagaondoa, por debajo del 60%.

UCD fue en vencedor en esta comarca en las elecciones generales de 1977 que inauguraron la etapa democrática. Segundos fueron el PSOE en Aoiz, la Unión Autonomista en Oroz-Betelu, la Alianza Foral en Ibargoiti, Monreal o Lizoain, y la ORT en el valle de Arce.

El voto afirmativo ganó en la Constitución en todos los municipios, pero la participación fue por lo general baja. Exepcionalmente baja en Arce, donde sólo votó el 47% de la población.

En 1979 el vasquismo ya se revela como muy fuerte en Aoiz, donde supera el 42% de los votos. La evolución fue ascendente hasta 1987, fecha en la que llega al 51’10% y tuvo alcaldesa de EA. En 1991 estaba en el 44’34% y Herri Batasuna era el partido más votado en la localidad. En 1995 y 1999 el liderato se lo arrebató UPN, por poca diferencia en ambos casos. En el resto de municipios ganaba repetidamente la derecha, con menor holgura en Artzibar y Lónguida, los valles más afectados por la construcción del embalse de Itoiz. Ya en 1999 en Artzibar el más votado era Euskal Herritarrok.

El estreno de Aralar como opción electoral no tuvo demasiada incidencia en Aoiz, donde en 2003 los nulos, solicitados por la izquierda abertzale ilegalizada, cuadruplicaban a los votos recibidos por el partido de Patxi Zabaleta. Nafarroa Bai en 2007 sí consiguió aumentar la confianza en la participación electoral, pero el todavía fuerte peso del voto nulo le impidió superar a UPN como partido más votado. Sí lo consiguió, sin embargo, en Arce y Lónguida, y estuvo cerca en Lizoain-Arriasgoiti y en Oroz Betelu.

En la actualidad, el voto vasquista supera el 50% en Aoiz, Oroz Betelu y Arce, justamente los tres municipios que están incluidos en la Zona Mixta, así como en los dispersos valles de Lizoain-Arriasgoiti. El sector 1 ocupa en el conjunto de esta comarca el 47’67% del voto y solamente es superado por el sector constitucionalista en Monreal, Unciti, Ibargoiti e Izagaondoa.

La aportación al voto vasquista viene expresada así: 62’10% procedente de EH Bildu, 37’01% de Geroa Bai y 0’89% de Libertad Navarra. Solamente en Monreal e Ibargoiti supera Geroa Bai a EH Bildu.

EH Bildu gobernará en Aoiz durante esta legislatura, por mayoría absoluta. En el resto de municipios las alcaldías las gestionan independientes.



15)-IRUNBERRIALDEA

La clara victoria de las derechas en las elecciones generales de 1936 era de esperar conociendo la muy antigua tradición carlista de Lumbier y el predicamento que tenía el alcalde Amadeo Marco, posteriormente presidente de la Diputación, en Navascués. El Frente Popular consiguió entre el 10 y el 15% de los votos en ambos pueblos, y los nacionalistas el 5’5% en Lumbier y el 12’5% en Navascués.

La Reforma Política de 1976 se votó con estos índices de participación: Castillonuevo 76’47%, Navascués 76’25%, Romanzado 74’69%, Urraulgoiti 70’53%, Urraulbeiti 67’43%, Lumbier 65’61%.

UCD fue claro vencedor en esta comarca en las elecciones generales que en 1977 abrieron el ciclo democrático. En Navascués, sin embargo, venció la Alianza Foral Navarra, partido del que era figura destacada Amadeo Marco. La Unión Navarra de Izquierdas no le anduvo lejos en votos.

La participación en el referéndum de la Constitución fue mayoritaria en los seis municipios, pero en ninguno de ellos llegó al 60%. Venció el SÏ, y la postura contraria que defendía la Alianza Foral, además de la izquierda abertzale, tampoco encontró demasiado eco, ni siquiera en Navascués, donde sólo obtuvo 25 votos.

En 1986 votaron contra la permanencia en la OTAN todas estas localidades, salvo Castillonuevo.

Las sucesivas convocatorias para las elecciones forales fueron configurando en toda la comarca mayorías regionalistas con una incidencia del sector vasquista en torno a una cuarta parte del electorado. Llegó al 30% en Lumbier en 1987 y se mantuvo en 1991. En Navascués no se alcanzaría ese porcentaje hasta 1999, para luego volver a caer en ambos casos. En 1995 CDN se convertiría en el segundo partido de Lumbier y mantuvo un buen nivel de voto hasta 2007 incluso, fecha en la que Nafarroa Bai se situó a 25 votos escasos de UPN. En Romanzado ya empataban en 2007 UPN y NaBai.

En las forales de 2015, el voto vasquista está muy cerca del nivel del constitucionalista, e incluso le ha superado en Navascués y Romanzado. En este último valle Podemos ha sido la fuerza más votada, mientras EH Bildu lo ha sido en Navascués.

En Castillonuevo, municipio de apenas decena y media de vecinos, en el que siempre gana con claridad UPN, el voto a NaBai suele oscilar entre 0 y 1. En esta última ocasión ha sido 1.

La aportación al voto vasquista es del 54’73% por parte de Bildu, del 44’18% de Geroa Bai y del 1’09% de Libertad Navarra.

A pesar del reequilibrio político en las elecciones forales, el intento de arrebatar la alcaldía de Lumbier a la candidatura independiente de derechas que gobierna de forma vitalicia, ha estado lejos de producirse. En Navascués, se han ido alternando en la alcaldía la izquierda abertzale, que la consiguió con la marca ANV, y la Agrupación Almiradío, que la tiene desde la pasada legislatura. En Castillonuevo, UPN gobierna directamente con sus siglas.




16)- VALDIZARBE

Valdizarbe, como tantas otras zonas de Navarra, era un nido tradicionalista en el que costó mucho introducir las ideas liberales y republicanas. En Puente la Reina estableció el PNV uno de sus primeros batzokis, en 1913. En el resto del valle, apenas tenía algunos simpatizantes en Adios, Legarda y Biurrun. Las elecciones generales de 1936 trajeron un triunfo apabullante de la derecha, sin apenas competencia, salvo en Gares, donde los nacionalistas y el Frente Popular, más o menos equilibrados entre ellos, quedaron  a mucha distancia.

A partir de 1968, Gares vivió un fuerte impulso cultural, con grupos de dantzaris, gau-eskolas, y movimientos vecinales como el que años después ya en la transición se constituyó para la Defensa del Arga o el que se opuso a la construcción de un cuartel militar en Erreniega.

En todas las localidades de Valdizarbe se votó masivamente el referéndum de la Ley de la Reforma Política. Destacó Muruzábal, por encima del 90%. En Gares, Añorbe, Adios y Tirapu se votó por encima del 80% y en todos los demás por encima del 70%. La excepción fue Biurrun-Olkotz, donde apenas se alcanzó el 61%.

En las generales del 77 UCD ganó con gran holgura en el conjunto del valle. El segundo puesto fue para el PSOE a gran distancia con UNAI y la ORT muy cerca en algunos lugares, y cediendo incluso ante estos en otros. La presencia de la Unión Autonomista fue residual. El Frente Navarro Independiente de Víctor Manuel Arbeloa y Tomás Caballero también consiguió buenos resultados en Adios y en Eneritz.

La permanencia de España en la OTAN fue rechazada en todos los pueblos en 1986, salvo en Muruzábal y Uterga.

La Ley del Vascuence situó a Gares en la Zona Mixta y fuera al resto del valle. Ya para 1990 el 10% de la población podía expresarse en euskera en Gares.

El voto vasquista arrancó de forma desigual en 1979. Muy fuerte en Ukar, Añorbe y Obanos, y en torno al 15% en Gares, mientras que en Muruzábal se registraban los mínimos. En Gares subió hasta el 35% en 1987 y en 1991 Herri Batasuna consiguió sorprendentemente arrebatar la alcaldía a la derechista Ximénez de Rada con la ayuda de una agrupación independiente. Después descendió el nivel del voto abertzale en todo el valle y en la coyuntura favorable de la tregua en 1999 tenía cerca del 23% en Gares pero no alcanzaba el 20% en ningún otro lugar. En Añorbe, Uterga y Legarda incluso estaba por debajo del 10%.

Tras la recomposición de espacios en la última década, el sector vasquista se ha fortalecido notablemente pero no alcanza el nivel del constitucionalista en ninguna de las localidades, aunque la alianza con el sector 2 le proporciona mayorías en las más importantes. El constitucionalismo conserva particular arraigo en Muruzábal, Legarda y Eneritz.

Geroa Bai aporta el 51’15% del voto abertzale, Bildu el 47’48% y Libertad Navarra 1’37%.

La agrupación derechista Ximénez de Rada tuvo la alcaldía por última vez en Gares en la legislatura 2003-2007. En las dos posteriores la ha tenido la Agrupación Puentesina y en la que ha comenzado ahora EH Bildu, siempre con apoyo mutuo entre la Puentesina y la izquierda abertzale, bajo sus distintas expresiones electorales. En todos los demás pueblos gobiernan agrupaciones independientes.



17)- VALDEMAÑERU

Las luchas por el comunal forjaron en Zirauki y en Artazu una izquierda combativa, con ugetistas y cenetistas. También tenían presencia los nacionalistas. En 1936 la derecha se impuso electoralmente en los cuatro pueblos, y de forma muy particular en Mañeru, donde la derecha obtuvo 529 votos, los nacionalistas 4 y el Frente Popular ninguno.

En 1976, en el referéndum de la Ley de la Reforma Política, Zirauki y Mañeru votaron bastante por debajo de la media navarra, mientras que Artazu y particularmente Guirguillano lo hicieron por encima.

La memoria histórica del carlismo se hizo sentir en las primeras elecciones democráticas, en 1976, con la victoria tanto en Zirauki como en Mañeru de la Agrupación Montejurra. En Artazu venció UCD. También tuvo buenos resultados el Frente Navarro Independiente de Víctor Manuel Arbeloa, precisamente natural de Mañeru.

La Constitución fue refrendada en los cuatro pueblos, pero con un importante voto negativo tanto en Mañeru como en Zirauki.

En la transición se vivieron episodios de tensión política en Zirauki, como el tiroteo por parte de incontrolados del  bar Monte Eskinza.

En el referéndum de la OTAN de 1986 el resultado fue negativo en las cuatro localidades.

El vasquismo se reveló muy fuerte desde las primeras elecciones forales en Zirauki, condición que fue confirmando en las convocatorias posteriores. La coalición Auzolan, formada por EMK, LKI, LAIA y Nueva Izquierda, tuvo un espectacular resultado allí en 1983 igualando prácticamente a UCD y PSN, y superando a Herri Batasuna. En Mañeru y Artazu, partiendo de índices más modestos, fue progresando ininterrumpidamente hasta 1991. En 1999, el voto vasquista estaba en el 22% en Mañeru y Artazu, y en el 27% en Zirauki. En 2007, NaBai fue ya primera fuerza en Mañeru y disputaba de cerca el primer puesto a UPN en Zirauki y en Artazu.

Con los resultados de la reciente convocatoria foral, el vasquismo atrae a la mitad del censo en Zirauki, y vence al sector constitucionalista tanto en Artazu como en Mañeru. Únicamente en Guirguillano es hegemónico el sector 3. También es de destacar el nivel que alcanza el sector intermedio en lo identitario.

La aportación al voto vasquista indica supremacía de EH Bildu, con el 62’50%, por el 36’11% de Geroa Bai y el 1’39% de Libertad Navarra.

Agrupaciones independientes gobiernan en los cuatro núcleos poblacionales de Valdemañeru.




18)- VALDORBA

Los resultados de las primeras elecciones que se celebraron en España por sufragio universal, las generales que en 1933 dieron la mayoría en España a las derechas y abrieron el bienio negro, son muy ilustrativas en lo que respecta a la Valdorba. El bloque derechista consiguió en Orísoain el 98’9% de los votos, en Sansoain, que entonces era municipio, el 95’7%, en Leoz el 92’9%, en Barásoain el 91’9%, en Olóriz el 91’2%. En Garínoain el 90’3%, y en Unzué el 86’7%. El PNV, que prácticamente no existía, obtuvo sus mejores resultados en Pueyo, donde ya era conocido que contaba con simpatizantes, quizá por su mayor proximidad a Tafalla. La UGT había constituído un pequeño núcleo en Garínoain, y de forma ocasional en Unzué, con trabajadores de la cantera de Alaitz. Nada tuvo, pues, de extrañar que la Valdorba fuese un vivero de voluntarios requetés, de los que 59 murieron en el frente.

La Ley de la Reforma Política fue votada por el 86% de la población en Orísoain, el 85% en Pueyo y Barásoain, 71% en Garínoain, 69% en Olóriz, 67% en Unzué y 64% en Leoz.

En 1977, la UCD venció de largo en el conjunto del valle. En Barásoain, segunda fue la Alianza Foral, en Garínoain y en Olóriz Montejurra, en Pueyo UNAI y en Orísoain el Frente Navarro Independiente. En Unzué, sin embargo, venció UNAI, seguido de la UCD.

Fue únicamente en Pueyo y en Unzué donde el vasquismo mostró arrastre en 1979, estabilizándose en ambos lugares con porcentajes siempre superiores al 20% en elecciones forales.

En las elecciones generales de 1982 el PSOE fue el partido más votado, pero muy por debajo de la suma de las dos opciones de la derecha. Pueyo registró el mayor voto porcentual para el vasquismo. El menor fue el de Garínoain, justamente la localidad en la que el triunfo socialista fue más amplio.

Fijémonos en los resultados de 1983 para comprobar la sociología electoral de la Valdorba de la época. En el cómputo de los siete ayuntamientos, la derecha, representada por UPN y AP en listas separadas, consiguió 522 votos. El PSN, 306. Todo el mundo vasquista, 190, y el Partido Carlista, 60. Los votos vasquistas se dividían en 70 para Herri Batasuna, la mitad de los cuales eran de Pueyo; 55 para Auzolan, 35 para Euskadiko Ezkerra y 30 para el PNV. Curiosamente, Herri Batasuna no obtuvo ni un solo voto en Leoz.

Como en tantas otras zonas, en 1987 alcanzó el voto vasquista sus mejores resultados del final de siglo. Estaba en torno al 35% en Pueyo, al 31% en Unzué, al 24% en Barásoain, al 20% en Orísoain, al 17% en Garínoain, al al 16% en Leoz y al 11% en Olóriz. En Leoz seguiría progresando hasta alcanzar el 31% de 1999.

En 2007 NaBai ya era primera fuerza en Unzué y en Leoz, y empataba con UPN en Olóriz, donde en aquella legislatura habían tenido alcalde de Izquierda Unida, elegido por una lista independiente. En Pueyo tuvo mucha importancia el voto nulo recomendado por la izquierda abertzale.

Fue en las elecciones forales de 2011 cuando el vasquismo alcanzó sus mejores resultados conocidos en Valdorba. En las de 2015 ha retrocedido respecto a aquellas en todos los municipios, salvo en Pueyo. La razón es evidente: la fuga parcial de voto hacia Podemos, que se ha convertido en primera fuerza en estas elecciones en Barásoain, Garínoain, Unzué y Olóriz. En Pueyo y Leoz ha vencido EH Bildu y en Orísoain, el pueblo menos poblado del valle, UPN.

Los tres sectores establecidos para el estudio alcanzan valores aproximados, algo poco habitual en una zona eminentemente rural como es ésta. El sector constitucionalista conserva cierta ventaja, con el 37’41%, pero el declive que ha experimentado es impresionante si lo comparamos, por ejemplo, con los resultados de 1983 que hemos mencionado antes. Entonces tenía el 81’94%.

El sector vasquista, que representa ahora el 34’43% está compuesto con una aportación del 56’54% por parte de Bildu, 42’29% de Geroa Bai y el 1’17% de Libertad Navarra.

Tras la esperpéntica legislatura pasada en Garínoain con Derecha Navarra y Española, usurpadora de la voluntad popular, una agrupación popular ha recuperado el ayuntamiento. En todas las localidades de Valdorba gobiernan candidaturas independientes. La que suele imponerse siempre en Barásoain, que en esta ocasión no ha tenido competencia, es conocida por su tendencia más bien conservadora.




19)- AMESKOAS

En estas tierras en las que encontró refugio Zumalakarregi la derecha triunfó en la época de la Segunda República con absoluta claridad. Los nacionalistas, que ya contaban con Junta Municipal desde 1918, se hicieron notar sobre todo en Aranaratxe y Larraona, y el Frente Popular en Eulate.

La participación en el referéndum de la Ley de la Reforma Política fue muy alta, desde el 83% en Amescoa Baja hasta el borde del 90% en los otros tres municipios.

En 1977, la derecha en su conjunto rebasaba el 80% del voto en Eulate. En Aranaratxe venció UCD con notable apoyo al PSOE también. Fue en Larraona, donde también ganó con holgura UCD, donde se detectó mayor apoyo al nacionalismo, a través de la Unión Autonomista.

En el referéndum de la Constitución, la participación fue alta con total predominio de la postura de apoyo.

La derecha partió con una holgada hegemonía desde la misma institucionalización del Parlamento Foral. En los ochenta, en sus mejores años, los socialistas se hicieron con una buena parte también del electorado, mientras los vasquistas tenían un apoyo escaso y muy fraccionado además. Los resultados de 1983 reflejaban un apoyo al conjunto de la derecha del 60%, cerca del 25% al PSN, menos del 3% al PNV y un 11% a la izquierda abertzale, dividida en tres opciones, HB, EE y Auzolan. En 1999, al hundirse el PSN hasta el 10%, la derecha, incluyendo en ella a CDN, subió hasta el 70%, mientras que el PNV conservaba su reducido espacio y la izquierda abertzale, ahora representada únicamente por Euskal Herritarrok, superaba por muy poco su apoyo de dieciséis años atrás. Izquierda Unida tenía el 4% restante. Los resultados de 2015 nos dan una radiografía totalmente diferente: el poder de la derecha ha descendido hasta el 36%, EH Bildu ocupa el 20% y muy poco menos Geroa Bai, el socialismo ha caído hasta el 6% y el espacio de la izquierda del sector 2, representada por I-E y Podemos se ha hecho con el 17%.

La abstención ha podido afectar a la derecha en esta ocasión. Esta tendencia se ve con mucha claridad al menos en Larraona, pueblo de tradición muy conservadora, en la muga con Álava, en el que UPN, que ha ejercido siempre un dominio insultante, ha perdido el 70% de los votos que tenía en 2007.

El voto vasquista está ahora en el 39%, tres puntos más abajo que el constitucionalista, con un colchón intermedio del 19%.

La composición del voto vasquista es de un 51’52% de Bildu, 47’73% de Geroa Bai y 0’76% de Libertad Navarra.




20)- LIZARRA-ANDÍA SUR

De siempre es conocida la tradición absolutista de Estella, pero no es menos cierto que desde antiguo tuvo una fuerte implantación de los nacionalistas, que para 1918 ya habían abierto sede. En 1931 tres abertzales entraron en la corporación municipal, junto a 5 alfonsinos y 4 jaimistas. En 1933 fue elegido alcalde el nacionalista Fortunato Aguirre, que tres años más tarde sería fusilado en Tajonar. En las elecciones de febrero de 1936 la derecha obtuvo 1900 votos, por 700 de los nacionalistas y algo más de 400 el Frente Popular. Siempre se caracterizó la ciudad por su pluralidad y su estabilidad política y los resultados de las primeras elecciones libres del postfranquismo no diferirían tanto de los anteriores al alzamiento fascista.

El nacionalismo, que contaba con el plus del prestigio personal de Manuel de Irujo, echó raíces también en pueblos y valles de Tierra Estella, como en Aiegi y Gesalatz.

Lizarra, que conservó siempre la memoria histórica, contó ya desde los últimos años del franquismo, con otro elemento esencial para mantener y desarrollar la conciencia vasquista de una buena parte de su población: el establecimiento de Lizarra Ikastola en 1970.

El referéndum de la Ley de Reforma Política arrojó en Estella una participación ligeramente inferior a la de Pamplona, el 65'06% del censo. En el resto de localidades, los índices de participación fueron inferiores a la media navarra, salvo en Salinas de Oro, donde participó más del 80%.

En las primeras elecciones democráticas de 1977, la derecha en su conjunto superó los dos mil votos en Lizarra (UCD 1588, Alianza Foral 430, Frente Navarro Independiente 206, Agrupación Popular Navarra 199). El PSOE recogió un apoyo de 1.273 votos; UNAI, 1157; los nacionalistas del Frente Autonómico, 670: la Agrupación Montejurra, que encubría a los carlistas no legalizados, 396; y los comunistas del PCE, 112. La extrema izquierda, en el cómputo de sus abundantes expresiones, se quedó en 143.

En Aiegi fue primera la UCD, seguida en pocos votos por UNAI. Lo mismo sucedió en Abárzuza, pero con una ventaja un poco más amplia de UCD. En Villatuerta empataron, pero ambos se vieron superados por poco por la Agrupación Montejurra. También venció UCD en los valles de Yerri y Guesálaz, siendo segundos la Alianza Foral y el Frente Navarro Independiente, respectivamente. En Lezaun el segundo fue, y esto ya era atípico en Navarra, el Partido Comunista.

También en el referéndum de la Constitución estuvo la participación por debajo de la media navarra, siempre con dominio claro del SÏ. En el caso de Gesalatz, la abstención superó la mitad del censo.

La amplitud y heterogeneidad de la candidatura Tierra Estella empujó al voto vasquista a un nivel muy alto en las primeras elecciones forales de 1979. En Abárzuza y Lezaun superaba el 50%, en Aiegi el 35% y en Lizarra se estableció en un 31’36%. Se estabilizó en casi todos los lugares en torno al 30% hasta 1991. Tras caer en 1995, en 1999 se recuperó gracias al impulso de Euskal Herritarrok, mientras la formación de la coalición EA-PNV no consiguió siquiera alcanzar la suma de los votos previos que tenía cada socio. En 2003, con la ausencia forzosa de la izquierda abertzale ilegalizada, sus votos se repartieron entre el voto nulo premeditado y el apoyo a Aralar, Izquierda Unida o a la coalición nacionalista, cuya lista fue la segunda más votada de Estella. Posteriormente, en 2007, la segunda fuerza tras UPN resultó ser Nafarroa Bai, que fue ganadora en Lezaun, Salinas de Oro y estuvo cerca de serlo también en Gesalatz. Ese segundo puesto lo perdió NaBai en 2011 en beneficio de EH Bildu.

En la actualidad, el sector vasquista representa ya algo más de un tercio del electorado, y el sector constitucionalista, aún cuando continúa siendo el más fuerte de los tres, no alcanza mayoría por sí sólo. Es en el norte de la merindad, en las faldas de la sierra de Andía, donde el sector vasquista tiene más fortaleza.

La aportación al voto vasquista es: Bildu 52’73%, Geroa Bai 46’73%, Libertad Navarra 0’54%.

Las elecciones municipales de 2015 han marcado el histórico hito de emplazar en Lizarra al segundo alcalde abertzale de su historia, al apoyar a EH Bildu los concejales de Ahora-Orain y Geroa Bai. También ha sido histórica la conquista, tras varias legislaturas intentándolo, de la alcaldía del valle de Yerri por parte de la Candidatura Popular Irantzu.





21)- VALDEGA-LOKIZ

La mayoría derechista fue muy amplia también en esta zona en la Segunda República. Salvo algún brote ugetista en Allin y en la Berrueza, no hubo otra oposición política, y bastante limitada, que la de los nacionalistas, que en la mayoría de estos pueblos ocuparon la segunda posición, a mucha distancia de la derecha, en las elecciones generales de 1936.

La antidemocrática Ley de la Reforma Política fue aprobada con el beneplácito general, siempre por encima del 74% salvo en los casos de Allín, Metauten y Olejua.

Ese comportamiento mayoritariamente acrítico con el poder político establecido quedó confirmado en 1977 cuando UCD ganó con muy amplia mayoría en la generalidad de estos pueblos. Por su amplitud, destacó la victoria que consiguió en la siempre conservadora Mendaza, al igual que en Pidramillera o en Mirafuentes. En Olejua, el partido del gobierno empató con la Agrupación Montejurra. En el valle de Allín, el PSOE obtuvo también un muy buen resultado. Los nacionalistas de la Unión Autonomista fueron segundos en Abaigar, a sólo tres votos de UCD.

La Constitución de 1978 fue ratificada con porcentajes de votación bastante altos por lo general. Destacó sobre todos el de Legaria, con el 85%. El más bajo, el de Etayo, con el 59%.

Al estudiar la evolución de cada espacio, hay que aplicar una cierta relatividad porque al ser núcleos de población muy pequeños, el movimiento de unos pocos votos puede ocasionar vuelcos espectaculares. El ciclo de elecciones forales comenzó para el sector vasquista con porcentajes inferiores al 20%, salvo en Metauten y Abaigar. Posteriormente fue subiendo por lo general, en ocasiones hasta cerca del 40%, como en Zúñiga en 1987, o incluso hasta el 55% en el mismo año en Etayo, localidad natal del profesor Gregorio Monreal, candidato por EA en aquella ocasión. Hubo un pueblo, Sorlada, en el que no se recogió ni un solo voto para ninguna de las opciones abertzales en 1979. En 1999 únicamente en Oko y en Metauten lograba el vasquismo situarse por encima del 20%. Sin embargo en 2007, con la recomposición de espacios, Nafarroa Bai consiguió unos excelentes resultados en bastantes de estos pueblos, venciendo en pueblos como Abaigar o Nazar, y disputando de cerca el primer puesto en algunos otros.

En las elecciones forales de 2015, el sector 3 ha retrocedido a su mínimo histórico, la mitad del electorado. El sector vasquista ocupa un 30%, y el restante 20% el sector intermedio.

EH Bildu ha sido la fuerza más votada en Ancín, Zúñiga, Abaigar, y en Mirafuentes, donde empata con Geroa Bai. Esta última ha vencido en Sorlada y ha empatado además con UPN en Olejua. El PSN ha vencido en Legaria. En el resto de localidades ha ganado UPN.

El voto vasquista está compuesto en su 52’02% por la aportación de Bildu, el 47’47% de Geroa Bai y el 0’51% de Libertad Navarra.




22)- SOLANA-MONTEJURRA

Eran casi todos pueblos de mentalidad conservadora e histórica influencia carlista, y en bastantes de ellos el nacionalismo también echó pronto raíces, hasta el punto de constituirse en Lukin y Barbarin dos de las primeras juntas nacionalistas de Navarra. También tenían buenas posiciones en Oteiza y Arellano. Distinta era la cultura política de Allo y Lerín, donde la propiedad de la tierra estaba mucho más desequilibrada. En Lerín, la UGT tuvo más de cien afiliados y Allo fue un reducto libertario, muy singular en la Navarra de la Segunda República. También en Dicastillo hubo un notable núcleo ugetista, y la represión fascista a partir de julio de 1936 estuvo en consonancia con la actividad que habían desarrollado

La reforma política de 1976 se votó con porcentajes superiores a la media navarra, salvo en Oteiza, donde sólo lo hizo el 67% de la población.

La victoria del partido gubernamental de Adolfo Suárez en junio de 1977 tuvo en esta zona dos excepciones claras: Aberin y Arellano, en los que venció UNAI, que también tuvo buenos resultados en Oteiza y en Arróniz. Tanto en Lerín como en Allo, el PSOE disputó de cerca la victoria a UCD. En Morentin ganó la Agrupación Montejurra.

En el referéndum de la Constitución de 1978, Arellano fue el más abstencionista (56%), seguido de Lerín (61%). Los más participativos se mostraron Lukin, Morentin y Barbarin. El voto negativo alcanzó bastante relevancia en Oteiza.

En 1979 la candidatura Tierra Estella obtuvo espléndidos resultados en Allo, Arróniz y Aberin, arrastrando en todos ellos el voto vasquista por encima del 30% y de forma muy especial en Oteiza, aquí por encima del 60%. La desaparición de las coaliciones electorales redujo a partir de 1983 de forma notoria esos porcentajes, que sin embargo, cuatro años después, en 1987, alcanzaron en un buen número de lugares su pico: cerca del 47% en Arellano, 33% en Oteiza, 25% en Arróniz, 18% en Allo, Lerín, Dicastillo y Lukin. Morentin era el más bajo. En 1999, sólo Oteiza y Arellano quedaban por encima del 25%. Los dos del extremo sur, Allo y Lerín, estaban ya por debajo del 10%. La recuperación subsiguiente al estreno de Nafarroa Bai en 2007 fue evidente, pero limitada, salvo en Arellano, la localidas más meridional de Navarra en la que venció la coalición. Con los resultados de las elecciones recientes de 2015, el sector 1 se ha hecho con poco más de una cuarta parte del electorado, obteniendo sus mejores registros en Arellano, Oteiza, Dicastillo, Lukin, Aberin y Arróniz. También el sector 2 ha quedado muy fortalecido con la irrupción de Podemos, lo que hace que el constitucionalismo coseche los peores resultados de su historia en esta comarca, por debajo del 52%.

Bildu aporta el 52’89% del voto vasquista, Geroa Bai el 46’09% y Libertad Navarra el 1’02%.

Arróniz (PSN) y Barbarin (UPN) son las dos únicas localidades que serán gobernadas por partidos en esta legislatura 2015-2019. En el resto lo harán candidaturas municipales. A destacar la derrota que ha sufrido UPN frente a la Plataforma de Lerín, opuesta a la transformación de las tierras por la llegada del Canal.

Fue memorable en 2011 la victoria del pueblo de Lukin, que se movilizó en bloque para impedir mediante la la votación masiva en blanco, que el ayuntamiento fuese tomado por la Derecha Navarra y Española.




23)- ZANGOZALDEA-MONTAÑA BAJA

Si bien la hegemonía carlista era abrumadora, todas las tendencias políticas estaban representadas en la Sangüesa de la Segunda República. Republicanos, ugetistas y dentro de estos, abundantes comunistas, anarquistas, y también nacionalistas, que ya para 1932 habían abierto batzoki, tanto en Sangüesa como en Liédena. Los abertzales tenían también presencia en Petilla de Aragón, donde resultaron ser segunda fuerza política, aunque a bastante distancia de la derecha. En Cáseda ya tenían junta municipal en 1918, de las primeras que se constituyeron en Navarra. Pero lo que caracterizaba a Cáseda eran sus desigualdades sociales y el peso de la izquierda, y la represión que siguió al 18 de julio fue de las más sangrientas de Navarra, si exceptuamos la Ribera Estellesa. También hubo asesinatos en Gallipienzo y en Aibar, donde el Frente Popular consiguió 247 votos en febrero de 1936, por 454 de la derecha. Las obras del pantano también generaron conciencia obrera en Yesa, mientras que Javier, dominado por los jesuitas, fue siempre de dominio exclusivo del tradicionalismo.

En el referéndum de 1976 en toda la zona se votó por encima de la media navarra de participación, excepción hecha de Aibar, donde se quedó en el 69’62%, abriendo la tendencia general de pueblo más progresista de la zona, que se mantendría hasta nuestros días.

En las primeras elecciones generales de 1977, en Sangüesa se confirmó la hegemonía histórica de la derecha con el triunfo incontestable de la UCD con más de 900 votos, seguida a distancia por el PSOE, con 450. 266 votos se desviaron hacia la opción progresista que entonces ofrecía la Agrupación Montejurra. UNAI obtuvo 164 y 83 los nacionalistas. En Cáseda se recogieron unos 400 votos para la derecha, buena parte de ellos a través de las papeletas de UCD, y la tradición de izquierdas se dividió entre los 105 votos del PSOE, los 70 de UNAI y los 46 de la ORT. Por muy amplia mayoría ganó UCD en Gallipienzo, Petilla, Lerga, Sada y Eslava, con la particularidad de que en los dos últimos el voto para Alianza Foral también fue alto.

Aibar destacó por su baja participación (57%) y por los cerca de cien votos negativos en el referéndum de la Constitución de 1978. También hubo 300 votos negativos en Sangüesa, pero buena parte de ellos serían de la obediencia política de la ultraderecha representada por la Alianza Foral, que había conseguido pocos votos menos que esos trescientos el año anterior.

La presencia de Orhi Mendi impulsó el voto vasquista en 1979 a niveles superiores al 30% en Aibar y Cáseda. De la evolución posterior destacan los resultados de 1987, precisamente el primer año en el que se celebró el Nafarroa Oinez en Sangüesa, colocándose en el 25% en Aibar, y en porcentajes próximos al veinte por ciento en Sangüesa, Gallipienzo y Eslava. En 1999, únicamente rebasaba el 20% en Aibar, estaba en 12’34% en Sangüesa, y del resto sólo se superaba el 10% en Lerga, Gallipienzo y Petilla de Aragón. En 2007, Nafarroa Bai se convirtió en segunda fuerza, tanto en Sangüesa como en Aibar. Finalmente, con los resultados actuales, el voto vasquista ha ascendido al 27% en el conjunto de la comarca, alcanzando su mejor registro histórico en Sangüesa, cercano al 30%. Su mejor porcentaje está en Aibar (35'50%), y el peor en Sada (8'57%), el pueblo más derechista junto con Javier.

En esta comarca, el 53’86% del voto vasquista procede de Geroa Bai, el 44’79% de Bldu, y el 1’35% de Libertad Navarra.

El referéndum de la OTAN de 1986 alcanzó resultado afirmativo en Cáseda, Yesa, Liédena, Sada y Lerga, y negativo en el resto, destacando el porcentaje del NO en Aibar (62%).

En Sangüesa, por segunda legislatura consecutiva, gobierna la Agrupación Progresista (APS). En Aibar continúa AGEIZIA (Agrupación Electoral Independiente de Izquierdas). En Cáseda ha obtenido sus mejores resultados de la historia la Izquierda de Cáseda/Kasedako Langileak, pero de forma insuficiente para arrebatar la alcaldía a la conservadora Agrupación San Zoilo, dominada por UPN, que gobierna de forma vitalicia la localidad. En Gallipienzo cumple su tercera legislatura como alcaldesa Karmele Iriguíbel, próxima a Batzarre, elegida por una agrupación vecinal independiente. No hay ninguna localidad gobernada directamente por lista de partidos, si bien algunas hay manifiestamente conservadoras.



24)- ZIDAKOS

Tafalla fue durante todo el siglo XX punto de encuentro de todas las ideologías existentes en la sociedad. A pesar de su estructura productiva agrícola, ya se desarrolló un temprano movimiento obrero en base a las luchas en la cooperativa agraria. El nacionalismo, que ya estaba presente desde que se constituyó en 1913 la primera junta municipal, produjo figuras históricas como la de Santiago Doxandabaratz, y también hubo republicanos de marcado carácter vasquista, como David Jaime Dean. La composición del primer ayuntamiento republicano en 1931, con republicanos, socialistas, monárquicos y nacionalistas, atestigua la pluralidad existente en la sociedad tafallesa. En el 36 los fascistas reprimieron lo abertzale, pero mucho más al mundo de la izquierda, hasta contabilizar 33 asesinados. Menos que en Olite, donde en represalia por las luchas comunales, mataron a 45 personas, casi todas ugetistas. 13 fueron en Beire y 20 en Pitillas, entre ellos su alcalde Antonio Cabrero. También en Olite había habido Euzko Etxea.

Tafalla bajo el franquismo ya experimentó en los sesenta tardíos un movimiento de recuperación de la conciencia reprimida con el surgimiento de diversos colectivos artístico-culturales.  Ya en 1969  abrió la Ikastola. El establecimiento de Luzuriaga reactivó la conciencia reivindicativa y de clase.

El referéndum de la Ley de Reforma Política arrojó resultados desiguales. Una participación muy alta en Olite (86’62%) y progresivamente menor en San Martín, Beire, Pitillas, Ujué, hasta el 68’53% en Tafalla. Las elecciones generales que se celebrarían seis meses después permitirían visualizar una clara relación entre los resultados de ambas consultas. El espacio de la derecha regionalista, con sus cuatro expresiones (la UCD de Del Burgo y Aizpún, la Alianza Foral de Amadeo Marco y José Antonio Palacios, la Agrupación Popular Navarra de José Joaquín Sagredo, pretendidamente democristiano, y el Frente Navarro Independiente de Arbeloa y Caballero, pretendidamente socialdemócrata) fue el más refrendado, aunque el partido más votado en Tafalla fue el PSOE. El espacio restante, compuesto por una amalgama de partidos de izquierda y autodeterministas, los que habían tenido una posición inequívoca a favor de la ruptura democrática, alcanzó en su conjunto a casi un tercio del electorado.

También en el resto de la comarca se comprobó, al margen del dominio de la derecha, la fuerza emergente de UNAI, segundo partido en San Martín de Unx, Ujué  y Beire, así como la memoria histórica del carlismo idealista, representado por Montejurra, que fue segundo partido en Pitillas y disputó seriamente la segunda plaza en Beire.

Esa potencialidad del espacio conjunto del abertzalismo y la izquiera rupturista se puso de manifiesto en las elecciones forales de 1979, con la conquista de dos puestos en el Parlamento por parte de la Candidatura Popular Tafalla-Olite, que ocuparon Mauricio Olite de Herri Batasuna y Javier Ortigosa, del PNV, posteriormente tras la escisión, de EA. El olitense Ortigosa no era un peneuvista clásico. Agricultor de trabajo diario, fue uno de los fundadores de la UAGN, y su prestigio personal fue una de las bases del progreso del vasquismo en Olite. En 1983, año en el que el PNV celebró el Aberri Eguna por territorios, la organización navarra se reunió junto a la campa de los Franciscanos de Olite para celebrar su gran día anual. El voto vasquista arrancó en aquellas primeras elecciones forales de 1979 con porcentajes comprendidos entre el 30 y el 40% en Tafalla, Olite, San Martín y Ujué. Tafalla tuvo ya entonces su primer alcalde vasquista, Javier Baztan, de la Agrupación Popular de Electores.

En mayo de 1982 se produjo la trágica explosión de un artefacto  que costó la vida  en Tafalla a dos militantes de ETA, un joven de San Martín de Unx y otro del valle de Imotz.

A partir de las elecciones forales posteriores de 1983, el voto vasquista se fue estabilizando en torno al 25% en Tafalla y descendió en el resto hasta el fin de siglo. En Olite, estaba en torno al 11% en 1999, y más bajo en San Martín y en Pitillas. El apoyo que recibió Aralar en 2003 tampoco sirvió para reactivarlo, porque el grueso del electorado de la izquierda abertzale ilegalizada optó por el voto nulo. En 2007 Nafarroa Bai sí consiguió reagruparlo, pero con importantes resistencias en Tafalla, donde el voto nulo frenó mucho la irrupción de la coalición, que no obstante se situó como tercera fuerza, tanto en la ciudad como en el conjunto de la zona, consiguiendo además dos concejales en Tafalla y otros tantos en Olite.La normalización de los espacios políticos el año 2011 trajo consigo un nuevo impulso al voto vasquista, y Bildu-Tafalla, donde confluían dos tradiciones que habían vivido de espaldas, la de la izquierda abertzale y la de EA, formación de mucho arraigo local, estuvo cerca de conquistar la alcaldía.. Finalmente ha sido en esta ocasión cuando, además de hacerse con el ayuntamiento, casi al borde de la mayoría absoluta por el desmoronamiento de la opción de UPN, con la alcaldesa imputada y sin recambio de mínima atracción electoral, EH Bildu ha sido de lejos, confirmando lo que apuntaban los resultados de las elecciones europeas de 2014, fuerza más votada en Tafalla, lo que unido a los resultados aceptablemente satisfactorios de Geroa Bai, sitúan al vasquismo en un porcentaje cercano al 40%. El resultado en el resto de localidades también es histórico y únicamente fue mejor en 1979 en los casos de Olite y San Martín, con las reservas obligadas por la particular composición de lo que fue la Agrupación Electoral comarcal de aquella época.

La aportación al voto vasquista en la zona viene determinado en un 60’54% por EH Bildu, en un 38’51% de Geroa Bai, que sin embargo, supera con gran holgura a Bildu en Olite, y un 0’95% de Libertad Navarra.

Tafalla, octava localidad navarra en cuanto a población a día de hoy, es la segunda que más votos aporta a EH Bildu para el Parlamento, mientras que para Geroa Bai es la decimocuarta. Y aún así, Bildu ha tenido mucho mayor apoyo para el Ayuntamiento que para el Parlamento, lo que da idea del empuje de su candidatura municipal. Es un caso políticamente atípico hablando de una localidad situada en la zona no vascófona, de la que EA intentó en vano rescatarla al negociar la zonificación de la Ley del Vascuence.

También ha sido histórica la irrupción en Olite de una candidatura popular de carácter progresista, que ha hecho rememorar la que consiguió, con menos apoyo que la actual, la AEP , que en 1987 sentó en el sillón municipal a Pablo Beorlegui. También en Ujué ha terminado un ciclo derechista, con la elección de una candidatura popular que se propone cambiar el modelo de ayuntamiento fomentando la participación vecinal.




25)- BAJO ARGA

Esta zona atravesada por el Arga encierra realidades sociológicas muy diversas según vamos de Norte a Sur. Desde pueblos como Artajona y Mendigorría en los que el euskera estaba presente hasta mediado el siglo XVIII hasta Peralta, donde el vasquismo nunca ha encontrado excesivo eco, o Funes, donde es percibido como algo totalmente ajeno.

De la misma forma, los antecedentes políticos delatan realidades sociales muy divergentes. Mientras Artajona, que era un auténtico reducto carlista sin apenas oposición política, o Mendigorría, donde la derecha dominante tenía cierta sensibilidad social, fueron islotes de paz interna, Berbinzana, Larraga, Miranda, Falces y Funes vivieron duras luchas por el comunal, que fueron configurando culturas políticas arraigadas en el cuestionamiento del orden social. En Marcilla ya existía desde los años veinte un movimiento obrero en torno a la Azucarera. La represión en todos estos lugares, así como en Peralta, pueblo de terratenientes, fue sangrienta. De todos estos pueblos, fue Marcilla donde más presencia tuvo el nacionalismo, que llegó a contar con batzoki y dos concejales en la corporación.

La Ley de la Reforma Política se votó en 1976 con porcentajes altos de participación, desde el 73’10% de Berbinzana, que fue el menor, hasta el 87’73% de Peralta, siempre por encima de la media navarra. Las elecciones generales de 1977 depararon una victoria amplia de UCD, si bien en Berbinzana venció el PSOE y en Larraga ambos partidos mayoritarios quedaron empatados. En Marcilla la diferencia entre ambos fue inferior a los cien votos. Tanto UNAI como el carlismo reciclado de la Agrupación Montejurra consiguieron buenos resultados en Artajona, Larraga, Mendigorría y Berbinzana. De la antigua presencia nacionalista en Marcilla, no quedó otro testimonio que 56 votos.

En las elecciones generales de 1982, los socialistas, en el momento más dulce de su historia, ganaron en todas las localidades, salvo en Mendigorría. En el conjunto de la zona, obtuvieron 4.597 votos, cantidad algo inferior al cómputo de la suma UCD (1.589) + UPN (3.418). Los abertzales recibieron 1.229 votos, de los cuales dos tercios correspondieron a Herri Batasuna, que obtuvo su mejor resultado en Larraga. Para EE su mejor escenario fue Peralta -80 votos-, y para el PNV, Marcilla -de nuevo 56-.

El vasquismo partió con un apoyo desigual en las primeras elecciones forales. En 1983 ocupaba su mejor posición en Larraga, con el 27’53% y fue descendiendo lentamente hasta el 15’84% en 1999. En Artajona tuvo su pico en el 17’61% de 1987. El mismo año llegaba al 24’72% en Berbinzana, al 22’72% en Mendigorría, al 17’13% en Miranda, al 13’66% en Falces y al 9’27% en Peralta. En Funes siempre estuvo muy por debajo del 5%. Sin excepción se fue descendiendo hasta 2007, año en el que Nafarroa Bai devolvió la motivación al electorado abertzale alcanzando los mejores resultados conocidos en Peralta, en torno al 12% y cercanos al 25% en casos como el de Mendigorría o Berbinzana. Larraga, a pesar de tener un sector vasquista consolidado, se resistió, por la fidelidad de la base social de la izquierda abertzale local, que se decantó en muy buena medida por el voto a candidaturas ilegalizadas.

Los resultados de 2015 sitúan al vasquismo en las mejores, o cerca de las mejores posiciones alcanzadas históricamente. No obstante, en esta zona el constitucionalismo continuúa siendo claramente hegemónico y supera el 50% en todos los casos, salvo en Mendigorría.

Llama la atención, y este es un hecho que iremos viendo en mayor medida cuanto más vayamos hacia el sur, que Bildu, teniendo presencia organizada, obtiene peores resultados que Geroa Bai, que no la tiene. Es el caso, por ejemplo, de Miranda de Arga. En el conjunto de esta demarcación Geroa Bai aporta el 55’59% de los votos. Bildu el 42’83% y Libertad Navarra el 1’57%.

En toda esta zona triunfó el SÏ en el referéndum de la OTAN, salvo en Mendigorría y Berbinzana. Esta última localidad fue la más meridional de toda Navarra en la que se impuso el voto negativo.

En las recientes elecciones locales UPN ha arrebatado Marcilla al PSN y Funes al PP, al tiempo que mantiene sin oposición la de Berbinzana. EH Bildu gobierna en Mendigorría. La Unión Peraltesa de Izquierdas ha recuperado la alcaldía. En Artajona, Larraga, Falces y Miranda gobiernan agrupaciones independientes.





26)- VALLE DEL ARAGÓN

Al igual que en otras zonas del sur de Navarra, la convulsa vida política del Valle del Aragón en la Segunda República estuvo sacudida por las luchas agrarias por las tierras comunales. La izquierda, o era mayoritaria, como lo demostró en Murillo el Fruto o Santacara, o era muy activa, como en el caso de Mélida. Los nacionalistas tenían especial implantación en Carcastillo, portal bardenero en el que se fueron asentando generación tras generación pastores roncaleses y salacencos, donde ya contaban con afiliados desde tiempo atrás y consiguieron 150 votos en las elecciones de febrero de 1936. La represión fue dura también en estos pueblos, aunque menor en el caso de Carcastillo, por los buenos oficios del párroco Jacinto Argaya, que en los años setenta sería obispo de San Sebastián. Entre los fusilados hubo alcaldes, como el de Caparroso, Juan Bozal, de Izquierda Republicana, o el nacionalista Jesús Ederra, de Murillo el Cuende.

Tras el franquismo, época de emigración en estos pueblos, que castigó particularmente a Caparroso, el referéndum de la Ley de la Reforma Política evidenció la falta de una conciencia crítica organizada, puesto que en los seis casos los porcentajes de participación fueron holgadamente superiores al 80%.

En las generales de 1977, triunfó ampliamente la UCD, seguida de lejos por el PSOE, tanto en Santacara como en Murillo el Fruto. En Mélida, sin embargo, el partido gubernamental, del que era candidato el político local Pedro Pegenaute, fue derrotado por el Frente Navarro Independiente. En Carcastillo fue el PSOE el partido más votado, al dividirse la derecha entre el voto a la UCD y a la Alianza Foral. Cuarta fuerza fue la Unión Autonómica, cuyos 85 votos atestiguaban la custodia de la memoria histórica nacionalista a pesar del paso de los años.

UCD fue la fuerza más votada en esta zona en 1979, pero tras el triunfo socialista en las generales del 82 se produjo una situación de hegemonía compartida, en la que la derecha en su conjunta era mayoritaria, con la excepción de Murillo el Fruto, pero el PSN era el partido más votado. En las elecciones de 1983, en el conjunto de los seis pueblos el PSN tenía 1.952 votos, AP 1.726, UPN, que en el conjunto de Navarra atrajo aquel mismo día la mayor parte del voto de la derecha, no pasaba aquí de 1.033 sufragios y tenía unos resultados irrisorios en Mélida. El cuarto partido era el PNV, con 407 votos, la mayor parte de ellos conseguidos en Carcastillo. Euskadiko Ezkerra tuvo 106, merced a un muy buen resultado en Caparroso. Herri Batasuna tenía 102, y Auzolan, 65.

Resultaba realmente extraño encontrar un caso de apoyo semejante al que tuvo en aquellos años el PNV en un pueblo ribero como Carcastillo. Al poso histórico ya comentado se unía la figura de Félix Cortés, primer alcalde de la democracia, que utilizando sus buenas conexiones con el Gobierno Vasco consiguió puestos de trabajo en la Ertzaintza para muchos jóvenes del pueblo. También era de Carcastillo el sacerdote Marcelino Garde, uno de los grandes impulsores de la lucha antifranquista de un combativo sector del clero navarro. Garde, hombre temperamental, fue tras la escisión del PNV uno de los pocos que siguió bajo las siglas jeltzales. El voto vasquista todavía subiría más en Carcastillo en 1987,  por encima del 25% para el Parlamento, y con tres concejales, dos del PNV y otro de EA.

Al éxito de 1987 siguió un declive paulatino del voto vasquista, de manera que en 1999 estaba en el 8% tanto en Caparroso como en Carcastillo, y bastante más bajo en el resto. En 2003 Aralar consiguió unos resultados bastante estimables en Caparroso, donde además colocó a un concejal en el Ayuntamiento. Reconvertida luego la candidatura a Asamblea de Izquierdas de Caparroso, han conservado el puesto, siempre con un solo concejal, en todas las convocatorias posteriores. NaBai en 2007 logró 152 votos en Carcastillo, 121 en Caparroso, 41 en Santacara, 31 en Murillo el Fruto, 25 en Mélida y 19 en Murillo el Cuende. Los resultados que ha conseguido en las elecciones de 2015 representan para el vasquismo los mejores de la etapa democrática, excepción hecha del atípico caso de Carcastillo, que tuvo tiempos mejores, pero donde, con todo,se  obtienen, junto con los de Caparroso en esta ocasión, los mejores datos de la zona.

Geroa Bai aporta al sector vasquista el 56’80% de los votos, Bildu el 37’76% y Libertad Navarra el 5’44%. Llama la atención esto último, y es debido a que obtuvo 20 votos en Caparroso.

El desalojo de UPN del Ayuntamiento de Murillo el Fruto, donde el alcalde gobernaba con un estilo extremadamente arbitrario, ha sido la mejor noticia de estas últimas elecciones municipales. En Carcastillo sigue IC, de corte progresista. Otra agrupación independiente, pero de la órbita de la derecha, gobierna desde hace tiempo en Santacara. El PP, siendo tercera fuerza, ha conseguido en Caparroso su única alcaldía de Navarra, mientras que en Murillo el Cuende continúa el PSN, merced a su implantación en el pueblo de colonización de Rada.




27)- KODES

Los Arcos, escenario de lucha de jornaleros y de ocupación de corralizas, votó mayoritariamente a la derecha, tanto en 1931 como en 1936. También hubo triunfo derechista en Armañanzas, El Busto, Torres del Río y Sansol. Entre los cuatro pueblos hubo unos cien votos nacionalistas, menos que los que obtuvo el Frente Popular.

En el conjunto de los pueblos de lo que se denomina como Valle de Aguilar –Aguilar de Kodes, Lapoblación, Espronceda, Desojo, Azuelo, Torralba, Genevilla, Cabredo y Marañón-, la derecha sacó en vísperas de la rebelión militar fascista 1.279 votos, los nacionalistas 211, y el Frente Popular 119. En Desojo había Eusko Etxea

En 1976, en todos estos pueblos, salvo en Bargota, se rebasó el 75% de participación en el referéndum de la Ley de la Reforma Política.

Seis meses más tarde, la derecha confirmó su supremacía histórica en esta zona. En Los Arcos, el voto de UCD triplicaba al del PSOE, que a su vez no era mayor que el que reunió la Alianza Foral. Los carlistas de la Agrupación Montejurra eran cuartos. 46 votos hubo para el PCE, 22 para la ORT, y tan sólo 33 para UNAI y 17 para la Unión Autonomista. Sansol, sin embargo, votó mayoritariamente al PSOE.

Si computamos los votos del Valle de Aguilar, y los agrupamos de igual forma, la derecha tiene en las primeras elecciones de la democracia postfranquista 564 votos, la izquierda no vasquista 209 y los nacionalistas 99, lo que revela, además de un importante descenso demográfico en los cuarenta años transcurridos, un retroceso acusado del nacionalismo.

Los pueblos más proclives al vasquismo resultaron ser en la transición Bargota, donde ganó Montejurra, y Espronceda, donde ganó la UCD con 147 votos, pero hubo 72 para UNAI y 66 para la Unión Autonomista.

El referéndum de la Constitución del 78 no reflejó esa tendencia en Espronceda, pero sí en Bargota, donde hubo un importante porcentaje de votos negativos. En general se votó mucho, y el índice menor, el 64%, se registró en Genevilla.

Con gobierno socialista en Madrid, Los Arcos, cuna de Román Felones, cambió en buena medida de voto y otorgó la victoria en las forales del 83 al PSOE. El voto vasquista también se incrementó algo, hasta el 11’63%, con 67 sufragios para Herri Batasuna. Los carlistas seguían ganando en Bargota, donde tanto HB como el PNV consiguieron también muy buenos resultados, elevando el voto vasquista hasta casi el 24%. También se superaba el 10% en Sansol, en Desojo, y en los tres pequeños pueblos navarros próximos al valle alavés de Kanpetzu: Genevilla, Cabredo y Marañón.

En 1987, como en tantas otras zonas, el vasquismo alcanzó sus mejores resultados de la época. Subió moderadamente en Los Arcos hasta el 12’59%, en Bargota al 36’12%, en Espronceda al 18’63% y en Genevilla al 41’46%. En esta última población, el PNV tuvo tres concejales y uno EA, y probablemente lo municipal arrastraba lo político. Por el contrario, en Aguilar, Azuelo, Lapoblación, Aras, Torres, Torralba, Armañanzas y El Busto siempre estuvo el voto abertzale por debajo del 10% hasta el final del siglo XX.

En Bargota, además, Herri Batasuna tuvo protagonismo en el ámbito municipal. Tras una trayectoria de candidaturas unitarias de izquierda, tuvo la alcaldía, al no presentarse más listas, en la legislatura 1991-1995. El mismo año en Los Arcos triunfó frente a UPN por 7-2 una candidatura progresista, que incluía también al PSN. Posteriormente, en 1999, Euskal Herritarrok presentó candidatura en Espronceda.

Nafarroa Bai en 2007, aún con el voto nulo que en algunos pueblos alcanzó relativa importancia, volvió a elevar el nivel del sector 1 a porcentajes situados entre el 12 y el 15% en Los Arcos, Espronceda, Desojo y Lapoblación, en el 17’50% en Bargota, en el 23’81% en Marañón y en el 25% en Torralba del Río.

Con los datos de 2015, solamente en Torres del Río y El Busto está ahora el voto vasquista por debajo del 10%. En el conjunto de la zona ha llegado hasta el inédito techo de 22’63%. Incluso ha llegado a la mitad de los votantes de Azuelo, pero la explicación está en la reciente conformación de una candidatura que ha dado la alcaldía de este pequeña población a Geroa Bai aprovechando la inercia de la que en la anterior legislatura gobernó con las siglas del CDN. Aquí también el voto municipal ha arrastrado al foral.

El voto vasquista de esta zona está conformado en un 54’87% por el voto de Geroa Bai, 44’10% de Bildu y 1’03% de Libertad Navarra.

Además de la descrita de Azuelo, hay candidaturas de partidos gobernando en Torralba y en Torres del Río, en ambos casos de UPN; en Aras, en Espronceda y en Marañón, del PSN. En el resto de localidades son independientes.




28)- RIBERA ESTELLESA

Estos pueblos de próspera industria alimentaria que conoce nuestra generación, fueron escenario de luchas agrarias por el reparto de las tierras, de celebraciones con música para festejar la llegada de una República que suponía una oportunidad inédita para las gentes humildes, de bodas y de entierros civiles,  y poco más tarde de la más feroz venganza selectiva que conoció la Navarra del siglo XX. Una represión que alcanzó a alcaldes, como los de San Adrián, Cárcar, Azagra, y al de Sartaguda con toda su corporación en pleno. Previamente el Frente Popular había ganado en Lodosa, en Sartaguda, en Mendavia, en Cárcar, y de forma ajustada en Azagra. Nacionalistas había muy pocos, salvo en Viana, y algunos de Sesma y Cárcar, donde contaban con centro. En esta última localidad liquidaron a los dos únicos nacionalistas que murieron en esta zona.

Quizás por el miedo que la memoria histórica aconsejaba guardar a las aventuras rupturistas, las gentes de esta zona secundaron la reforma controlada del franquismo votando muy mayoritariamente la Ley de 1976 en el referéndum. Viana fue el único lugar donde la participación bajó del 80%. Se impuso el pragmatismo, porque a pesar del silencio de plomo de tantos años los hijos y nietos de los derrotados no habían olvidado a sus muertos, tal como se puso de relieve en los entierros de los fusilados que comenzaron a celebrarse al poco tiempo.

En las elecciones de junio de 1977, el PSOE atrajo a buena parte del electorado, imponiéndose como primera fuerza en poblaciones como San Adrián, Andosilla, Sartaguda o Viana. Muestra clara del pragmatismo que comentamos son los datos de Sartaguda, donde solamente el voto al PCE alcanzó al 20% del electorado, cuando seis meses antes tan solo el 13% se había animado a abstenerse en el referéndum organizado por los reformistas del Régimen. Curiosamente, el voto comunista de Sartaguda sería transferido en las siguientes convocatorias a la emergente izquierda abertzale, mientras en Mendavia o en Azagra, donde había activas agrupaciones comunistas, distó mucho de ocurrir tal cosa. En Viana había organización de la ORT, tal como se puso de manifiesto en las elecciones, además de grupos abertzales, uno de cuyos miembros, Javier Antoñana, posteriormente parlamentario de la Amaiur de entonces, sufriría la agresión de un derechista en las fiestas del pueblo en 1980. También en Viana destacó en aquellas primeras elecciones el peso del carlismo histórico, de poco arraigo en la ribera del Ebro, expresado a través del voto a la Agrupación Montejurra, opción muy votada también en Lazagurría, donde venció UCD, al igual que en Mendavia. El apoyo recibido por UNAI fue bastante limitado en esta comarca, y mucho más escaso el de la Unión Autonomista. El nacionalismo histórico les decía muy poco a las gentes de esta zona.

Salvo en Viana, todos estos pueblos continuaron votando mayoritariamente al PSN a partir de 1983. En Azagra, con muy poca diferencia respecto a UCD. El voto vasquista alcanzó sus mejores exponentes en 1987: 18’38% en Viana, 14’85% en Andosilla, 22’89% en Sartaguda y 11’19% en Lodosa. En todos los demás lugares estaba por debajo, y en ocasiones muy por debajo del 10%. Siempre tuvo especiales dificultades de asentamiento en San Adrián y Azagra, además de en Cárcar y en el pequeño núcleo urbano de Lazagurría. La apertura de una ikastola en Viana en 1985 y en Lodosa-Sartaguda en 1991, junto a la de euskaltegis para adultos que tan sólo funcionaron con cierta estabilidad en Andosilla, mejoraría las condiciones para asentar en el futuro la conciencia vasquista en esta zona.

En 1999 tan sólo en Viana estaba el voto abertzale por encima del 10%. En 2007 NaBai consiguió que se superase ese techo también en Andosilla, donde la coalición se hizo además con un concejal,  y holgadamente en Sartaguda, a pesar de que las 90 papeletas recogidas eran pocas más que las de los 84 nulos de apoyo testimonial a la izquierda abertzale ilegalizada. Tras habilitarse a Bildu para participar en 2011, lo que supuso un nuevo avance porcentual del vasquismo, los resultados de 2015 marcan los mejores resultados de la historia en todas las localidades, si hacemos excepción en lo que respecta a Viana  de lo que allí consiguió en 1979 una candidatura en definitiva transversal como era  Tierra Estella. Se supera ahora también por primera vez el 10% en Mendavia o en Cárcar, aproximándose al 5% en San Adrián. El punto más difícil es Azagra, localidad en la que en estas elecciones sufre el vasquismo su peor resultado de Navarra.

Geroa Bai aporta el 59’65% de ese voto, Bildu el 39’03% y Libertad Navarra, 1’33%.

EH Bildu ha conseguido la alcaldía de Sartaguda, la primera ocasión en la que una candidatura abertzale gobierna a las orillas del Ebro en Navarra. Otra candidatura transversal progresista (LOIU) gobierna en Lodosa. El PSN en San Adrián, Azagra, Mendavia, Cárcar y Sesma. UPN en Viana, Lazagurría y en Andosilla, donde se ha encendido una polémica entre el partido y el alcalde, por haberle dado éste al concejal de Bildu una responsabilidad en el ayuntamiento.



29)- RIBERA TUDELANA

A pesar de hallarnos en una de las zonas sociológicamente más homogéneas de Navarra, encontramos en los antecedentes históricos de la Ribera modelos de pueblos completamente diferentes. De tradición democrático-liberal como Tudela, ferroviarios como Castejón, sometidos al dominio ideológico de la derecha, como Corella, Fustiñana o Cabanillas, enzarzados en las disputas entre los caciques y el proletariado agrícola, como Valtierra, o cuasi-feudales hasta muy avanzado el siglo XX, como Cadreita, pasando por alguno, como Arguedas, en los que parte del vecindario vivía en cuevas excavadas en la roca. El arraigo y la combatividad de la izquierda fue represaliado con crueldad extrema, agravada por el hecho de la existencia, a diferencia de otras zonas de Navarra, de grupos de falangistas activos, que al poco se confirmarían como sedientos victimarios. De la venganza desatada da cuenta el número de alcaldes riberos asesinados: los de Corella, Cascante, Fitero, Cadreita, Valtierra y Castejón.

En el contexto de la Gamazada se produjo, al parecer, un movimiento de simpatía por el vasquismo, que se manifestó en las coplas de Monteagudo que quedaron para la posterioridad o en episodios que relata Jimeno Jurío, como el de los  “delirantes aplausos” del público al escuchar el Gernikako Arbola en las fiestas de Tudela de 1893. Poco de aquello debería quedar en 1931 cuando el PNV, consciente de que más al sur de Marcilla no tenía organización, se lanzó a un esfuerzo por abrir brecha en la Ribera y trató de constituir juntas municipales en Tudela, Cascante, Murchante y Cortes. Aunque se redactaron las correspondientes actas de constitución, nada hace indicar que llegasen a tener vida política En cualquier caso los resultados electorales de la época prueban que las dificultades por introducir el nacionalismo en estas tierras no son de hoy.

En los primeros años de la transición se pudo constatar que la actividad antifranquista en la clandestinidad había sido muy escasa en la Ribera. El PSOE, prácticamente inexistente en Navarra, se había refundado en Tudela con un colectivo que tenía cierta trayectoria en las organizaciones obreras católicas. Había grupos de EMK, de la ORT, y también del Partido del Trabajo, este último completamente ausente de otras zonas de Navarra.. Y muy poco más. El resultado del referéndum de la Ley de Reforma Política de 1976 hablaba bien a las claras de la escasa disposición del electorado por forzar la ruptura democrática. Basta con mirar los porcentajes: Tudela 81’22, Villafranca 80’16, Valtierra 80’27, Arguedas 88’51, Milagro 87’33, Cadreita 90’71, Castejón 84’28, Corella 82’97, Cintruénigo 85’15, Fitero 90’81, Fontellas 87’79, Cascante 78’81, Murchante 85’93, Ablitas 87’27, Barillas 91’78, Tulebras 82’86, Monteagudo 88, Cabanillas 84’33, Fustiñana 85’59, Ribaforada 90’31, Cortes 87’15, Buñuel 82’25. Como se ve, únicamente en Cascante bajó la participación del 80%.

Las elecciones generales de 1977 comenzaron a dibujar una situación de bipartidismo casi perfecto que ha sido característico de la Ribera, homologable al de tantos lugares  de la España profunda. La UCD vencía con mucha claridad en Corella o Murchante, y con muy escaso margen en Cintruénigo, pero el ganador general era el PSOE, que vencía en Tudela, Cortes, Villafranca, Arguedas, Ribaforada…y barría en Castejón. Sorprendente fue la gran victoria de la Agrupación Electoral de Trabajadores, que encubría a la ORT pendiente de legalización, en Valtierra. En el referéndum de la Constitución del año siguiente, el apoyo fue muy homogéneo en la Ribera, registrándose el índice mayor en Corella, por encima del 90%.

Los resultados de las primeras elecciones forales de 1979 dejaron bien a las claras que la realidad política recibía en herencia las dificultades históricas del vasquismo en la Ribera. Era la única merindad en la que no había representación abertzale en el Parlamento, ni siquiera a través de la concurrencia de candidaturas transversales, como ANAI, precursora de lo que después acabaría siendo Auzolan y finalmente Batzarre., en las que la izquierda abertzale, que tenía una estructura muy débil, se vio obligada a cobijarse. Con todo, había resultados apreciables como los de Tudela, Cascante o Cintruénigo, en los que la suma del peso de esas candidaturas con las del nacionalismo clásico superaban el 10%.

Esa frustración electoral no impedía que sectores vasquistas llevasen la reivindicación a la calle. En 1980 la ikurriña ondeó oficialmente en el balcón consistorial en las fiestas de Villafranca. Algo parecido quiso hacer Milagros Rubio, concejal tudelana por ANAI, en las fiestas de Tudela de 1982, lo que le costó el abucheo generalizado de la plaza.

En 1983 los resultados mejoraron claramente en pueblos como Villafranca, Arguedas o Cadreita, en los que Herri Batasuna había echado algunas raíces. O en Ribaforada, donde una parte de la organización comunista había evolucionado hacia Euskadiko Ezkerra, tras la escisión protagonizada por el sector de Roberto Lertxundi. Hay que tener en cuenta que estaba en liza Auzolan, que no era una coalición estrictamente abertzale, puesto que la mayor contribución la ponía el EMK, de procedencia maoísta. Sólo así se pueden entender los espectaculares resultados de Murchante, donde Auzolan obtuvo para el Parlamento cerca de cuatrocientos votos. Se retrocedía, sin embargo, en Cascante, donde se habían registrado los mejores resultados de la Ribera en 1979 y Herri Batasuna llegó a tener concejal elegido con sus siglas. Tomados en su conjunto, los mejores registros fueron, sin embargo, los de 1987. Vamos a ver reflejada en un cuadro la evolución del voto vasquista en la Ribera eligiendo algunos puntos (1983, 1987, 1991, 1999, 2011 y 2015) de la evolución del apoyo recibido por el vasquismo en elecciones forales.


Como se puede comprobar, la evolución del voto vasquista en la Ribera ha sido sinuosa en el recorrido y desigual entre localidades. Dejando al margen el fenómeno puntual de Murchante en 1983, vemos cómo en algunos lugares no se ha recuperado el nivel de los años 80, lo que parcialmente se explica por la evolución que ha tenido Batzarre desde el grupo vasquista hacia el intermedio. El hundimiento de la opción electoral de la izquierda abertzale en 1991 y 1995 fue más acusado en la Ribera que en ningún otro lugar. En 1991 Tudela y Cortes fueron la excepción. Ni siquiera 1999, con ETA en tregua y con Batzarre incorporado a Euskal Herritarrok se marca un punto de inflexión, hasta el punto de tocar fondo en el cuadro comparativo que ofrecemos.

Si bien los resultados de 2015 son en su conjunto los mejores de la historia, hay que observar que en algunos pueblos como Castejón, Cintruénigo o Ribaforada, los resultados de 2011 habían sido mejores, lo que es fácil de comprender, teniendo en cuenta que en ese intervalo de tiempo ha surgido Podemos como nuevo contendiente político. En Ribaforada, en concreto, la irrupción de NaBai en 2011 estuvo muy ligada a la crisis interna de IU a raíz de la presentación conjuntamente con UPN de una moción de censura contra la alcaldesa socialista. Lo que está fuera de toda duda es que la superación del contexto de la violencia y la emergencia a partir de 2007 de una opción pragmática y gradualista  han sido decisivas para reemprender sobre bases más firmes la complicada progresión del vasquismo en la Ribera.

Actualmente, Geroa Bai aporta el 60’73% del voto vasquista, Bildu el 37’42% y Libertad Navarra el 1’85%.

En el terreno municipal, el bipartidismo se ha resentido en estas elecciones, cediendo a I-E las alcaldías de Castejón y Tudela, donde además de haber alcalde euskaldun, la izquierda abertzale ha conseguido entrar por primera vez en el ayuntamiento bajo la marca de Candidatura de Unidad Popular. Otra candidatura independiente, la ACI, se ha hecho con la alcaldía de Corella, en cuya corporación ha entrado también la debutante Asamblea Municipal de Izquierdas-Corella Decide Erabaki. Geroa Bai mantiene las dos concejalías de NaBai en Ribaforada, donde también está I-E. Hay presencia de candidaturas progresistas en Fitero, Fustiñana, Cortes, Villafranca, Valtierra y Cintruénigo. En Ablitas gobierna una escisión del PSN. El resto de municipios están gobernados por el bipartidismo (UPN en Cintruénigo, Cascante, Cortes, Milagro, Fustiñana, Buñuel, Fitero y Monteagudo, y PSN en Ribaforada, Murchante, Villafranca, Valtierra, Arguedas, Cabanillas y Fontellas) o agrupaciones independientes derechistas, como la de Barillas. No han conseguido concejalía Pedro José Francés en Buñuel bajo las siglas de Equo, ni Izquierda-Ezkerra en Milagro.


Praxku, 2-7-2015

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