sábado, 17 de junio de 2017

A LOS Y LAS MOZO-MOZA PEÑAS: DIVERTIRSE SIN MALTRATO

Conozco a bastante gente de peñas. Como durante la juventud trabajé muchos años en la hostelería, realmente no les conocía hasta que he tenido la oportunidad y hay que reconocer que no hay gente más original y más divertida. Antes, tenía la idea de que la gente de las peñas eran lo más de lo más rancio de Pamplona. Estaba muy equivocado. Pero hay una cosa que no logro entender, a pesar de que uno, por estudiar antropología y eso de las tradiciones, le da una y mil vueltas. Lo entiendo, pero no lo entiendo. Me explico.
Me ha ocurrido en abundantes ocasiones que cuando hablas con gente de peñas sobre el maltrato a los toros, sorprendentemente, se declaran “antitaurinos”. Lógicamente, tu sabes a que se refieren cuando precisan un poco el término; pero, a continuación, uno pone el dedo en la llaga cuando comenta: “un antitaurino no iría a las corridas, el animal sufre…”. Se produce entonces un corte, una especie de disociación y hasta cierta ambigüedad sobre una afirmación previa compartida, la de que el animal sufre. Y lo que uno comprende, y, en el fondo, envidia, es lo bien que se lo pasan en la plaza por lo que te cuentan, las miles de anécdotas que se vivencian como si se hubieran concentrado allí todas las risas y buenos sentimientos del mundo. Efectivamente, la gente de las peñas va a la plaza a pasárselo en grande, pero… ¿Por qué parece no percibirse el sufrimiento animal de igual manera que se racionaliza?. Se trata de una emocioracionalidad cultural diferente. A mi modo de ver, hay un elemento fundamental en el tendido de sol, que hace que se inhiban, erróneamente, todo tipo de sentimientos empáticos; pero también un elemento de carácter cultural. Por una parte, el efecto “burbuja”, no sólo por la ingesta de alcohol, sino por la “ingesta” de ambiente, de buen rollo, de camaradería societaria. Todo lo demás es decorativo. Uno está a su “fiesta”. Y en cierta medida, el evento taurino es parte del decorado y de la ambientación, pero no el elemento principal. De hecho, algunos declaran “que ni lo ven” o “ni se han enterado”. Otro elemento puede ser cultural, se trata del tipo de relaciones que tenemos en global con los animales, en un entorno hegemónicamente carnívoro e instrumental, donde los animales son básicamente alimento, o, útiles para el trabajo humano, la experimentación, el espectáculo (circos), etc. Recursos. A mi modo de ver, el elemento cultural endurece de alguna manera y en alguna medida las percepciones de los sentimientos. A ciertas personas puede que incluso les embrutezca. Eso no quita para que vivamos, al mismo tiempo, en un entorno cultural donde nos encontramos con personas que pueden sufrir y sufren por la pérdida de su mascota, personas que aman a los animales, etc. La socialización en tradiciones de maltrato animal, como son los Sanfermines;  es decir, el aprendizaje desde pequeños de “nuestras” costumbres culturales y emocionales hace que nuestra relación local con los animales sea, tal vez, como decirlo…, bipolar. La gente se acostumbró a “jugar” con los animales y ver sangre en la plaza (o no verla) sin sentir “culturalmente” nada más de lo que había aprendido. Creo que puede ser lo que ocurre o una parte de lo que ocurre; aunque la casuística pueda ser inmensa. 
Desde estas líneas, pediría a la gente de las peñas una sola cosa. No que no vayan a la plaza, ni tan siquiera que debatan el asunto (gratamente me he encontrado con mozo y moza peñas que estarían dispuestos a abrir el debate interno en su peña). Entiendo que la plaza, como evento antropológicamente cultural (nada que ver con el arte), es algo “casi” insustituible, y creo que, por el momento, seguiré sintiendo cierta envidia cuando deje a mis amigos y amigas de las peñas entrando a la plaza. Pero este año, les pediré solo una pequeña cosa: que miren al toro. Que lo miren como quien quisiera descubrir los sentimientos del otro con la mirada, sus reacciones, sus gemidos, su temblequeo, sus alteraciones… Durante un buen rato, con parsimonia. Mirarlo, mirarlo fijamente, porque vosotros y vosotras no sois eso. Sois gente con bastante más sensibilidad que todo eso. Como padres y madres, os disgustarías, y os disgustáis, cuando vuestros hijos o hijas agreden a sus mascotas sin miramientos. Muchos sois gente que amáis la naturaleza con mayúsculas. No se pide que busquéis una alternativa, ni que todo se acabe de hoy a mañana. Haced este año lo que habitualmente no hacéis en la plaza: sólo mirar, a todos y a cada uno de los toros, y sólo a los toros, solo a ellos. Y luego hablamos. 
Víctor Abarzuza Fontellas


No hay comentarios: