lunes, 18 de septiembre de 2017

EL MANIFIESTO DE LA DESFACHATEZ

El manifiesto contra el referéndum catalán “1-O estafa antidemocrática. No participes. ¡No votes!” suscrito por unas mil personas de izquierda –buena parte vinculada a la órbita del PSOE- ha tenido su contrapunto en otras iniciativas que dicen exactamente lo contrario, defendiendo su legitimidad: las Diadas multitudinarias; 1500 profesores de todo el mundo que han firmado otra declaración; la plataforma “Madrileños por el derecho de decisión”; las 32 000 personas que nos manifestamos en Bilbao el pasado 16; o las 1640 firmas que recabamos en Euskal Herria a favor del referéndum del 1-O en activism.com
No repetiré los argumentos que publiqué aquí mismo el 5-9-17 (“En apoyo al referéndum de Catalunya” http://www.vientosur.info/spip.php?article12973) pero la denuncia de la convocatoria del referéndum desde ese manifiesto en términos de “fraude” o “estafa antidemocrática”… con su texto autoritario, tramposo y superficial, me ha producido vergüenza ajena. Busca deslegitimar el procés agarrándose a la inevitable forma acelerada que ha tenido que adoptar en sede parlamentaria catalana la Ley de Referéndum y la Ley de desconexión para poder sortear la espada de Damocles represiva del Estado (Gobierno y Tribunal Constitucional a su servicio) que se cernía sobre cualquier consulta.
Si tanto se quejan del forzado procedimiento express lo lógico es que hubieran exigido diálogo y facilidades al Estado para que el pueblo catalán hiciera con comodidad sus deberes. Y sin embargo no hay referencia crítica alguna al Gobierno Rajoy sobre cómo ha gestionado el caso catalán (con amenazas y represión). Silencian que son el Estado y su gobierno quienes impiden consultar desde hace años, forzando un choque de legalidades, obligando a una convocatoria unilateral -puesto que en otro caso no se celebraría- y sustituyendo la perspectiva político-constitucional por el Código Penal, como dice Pérez Royo.
El manifiesto toma el rábano por las hojas y culpabiliza a la víctima por recurrir a la legítima defensa. Ninguna referencia al derecho que le asiste al pueblo catalán a pronunciarse. Lo razonable es que hubieran defendido, antes y ahora, el derecho a consulta –para votar que No, por ejemplo- con plenas garantías democráticas facilitadas por el propio Estado y con el compromiso de respeto a sus resultados como en Escocia o Quebec. Y sin embargo atacan a quienes quieren el cambio del régimen del 78 –ya se vote sí o no- y que abriría la oportunidad para la democratización real de la propia España y el avance general en derechos sociales hoy negados.
Al fondo ni siquiera hay un choque de legitimidades, puesto que la legitimidad catalana basada en el mandato popular reiterado como nación y como electorado, contrasta con la ilegitimidad autoritaria estatal que avalan estos firmantes.
Ni se desmarcan de la apuesta represiva de Rajoy. No le dicen que en ningún caso recurra al 155 de la Constitución; y con su silencio cómplice le dan patente de corso para todo lo que haga en adelante.
Diciendo ¡No votes! están diciendo ¡No a la democracia! por razones no confesadas: porque el Estado no lo quiere; porque la democracia española no alcanza hasta ahí y porque la foto finish de voto por la independencia es inasumible.
En efecto la negativa a consulta decisoria alguna -ahora ni nunca- es la implícita posición central del manifiesto cuando apunta a un “futuro común libremente (sic) elegido en el marco de una España plural”, o sea, que no se ponga nunca en cuestión la unidad de España, no pudiendo ser una opción la independencia de ningún territorio.
En suma, es un manifiesto nacionalista español o, al menos, patriótico excluyente, que apuesta en este tema central por una alianza con Rajoy al poner por encima de todo la patria española. Pero además es tan autoritario e intolerante que se formula a costa de negar tanto una democracia integral como que otros puedan tener sus propias patrias. ¡Españoles a la fuerza! Con esa posición están invitando a un enfrentamiento entre pueblos en lugar de defender los derechos democráticos de todos, de unos y otros.
Tendrían que preocuparse de la mayoría española que vota PP en lugar de arremeter contra una sociedad que mayoritariamente pone en cuestión el modelo de Estado haciendo los deberes que la izquierda española no ha hecho estos años: la ruptura democrática o una segunda transición. La apuesta catalana debería haberles motivado a hacer lo propio en España y no a ofender el sentido democrático catalán a años luz de la cultura política española del bipartidismo.
A diferencia de la plataforma de “Madrileños por el derecho a decidir” que sigue la tradición de la izquierda que en los 70 defendía la autodeterminación de las naciones históricas, este otro manifiesto solo muestra el nivel de degeneración política de una parte de esa izquierda aliada en lo sustancial con la rancia derecha. ¡Pena!

Ramón Zallo, en Viento Sur

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