jueves, 2 de noviembre de 2017

TÍTERES DEL OPUS REANUDAN LA "GUERRA DE LAS BECAS"

En lo más profundo del derecho a la educación, se esconde la igualdad de oportunidades. Está ahí en lo más hondo del mismo modo en el que en lo profundo de los relojes –como advertía Cortázar en sus Instrucciones para darles cuerda– está la muerte. Un buen sistema de enseñanza es aquel capaz de garantizar que, si un niño sueña con ser neurocirujano, físico teórico o astronauta pueda llegar a serlo sin importar los recursos de los que disponga su familia. Solo tiene que esforzarse mucho, lo suficiente. Esa es la igualdad de oportunidades. Y en ese camino, un sistema de becas generoso y justo juega un papel esencial.
Siendo esto así, la acusación lanzada por Alberto Catalán (UPN) de que la nueva convocatoria de beca supone «un golpe a la igualdad de oportunidades», resulta gravísima. Pero rascando en sus declaraciones, se ve que como igualdad de oportunidades entiende más bien la libertad de elección de centro. Y ahondando un poco más, se aprecia que lo que le preocupa es que las ayudas para los que eligen la Universidad de Navarra hayan modificado algunos criterios o, más bien, se hayan anulado algunas de las excepciones favorables al centro. Lo mismo defiende en lenguaje tremendista Javier García, del PP, a quien le parece alarmante que se les exija prematricularse en la UPNA para acceder al máximo de ayudas.
Las becas del Gobierno de Nafarroa son únicas en su especie, pues son un complemento a las del Ministerio. Solo existe otra Comunidad que reparta becas, que es la CAV, pero esas becas sustituyen a las ayudas del Ministerio, a las que los alumnos alaveses, vizcainos y guipuzcoanos no pueden optar. Este año no ha habido ningún recorte en las becas del Gobierno de Nafarroa, sino que se consolida el aumento de 700.000 euros en la partida del año anterior. De este modo, Nafarroa añadirá 4.334.104 euros a las ayudas estatales para estudios no obligatorios, tanto universitarios como de FP –porque no todo el mundo sueña con ser neurocirujano o astronauta–. La novedad, por tanto, se encuentra en el criterio de reparto del dinero.
Históricamente, la Universidad de Navarra ha tenido una serie de privilegios en estas ayudas navarras. Tantas, que a veces parece que se hubieran creado ad hoc para ella. Uno de las más evidentes es que si un alumno recibía una ayuda del Ministerio y del Gobierno navarro por un mismo concepto (la matrícula, por ejemplo) solo recibía una de ellas, normalmente la estatal. Pero si era alumno de la Universidad de Navarra (Unav) se quedaba con las dos. Esta diferenciación entre la Unav y el resto de universidades del mundo (y de centros de Formación Profesional) ya se ha eliminado. Ninguna beca se solapará a partir del presente curso.
Otra de las diferenciaciones que ya no existe en la actual convocatoria tiene que ver con los umbrales de renta. En las becas que se entregaron en la etapa de UPN había tres umbrales de renta, según los cuales los alumnos recibían más o menos. Si la renta per cápita superaba el tercer umbral, el alumno no tenía derecho a beca. A no ser, claro, que fuera de la Unav, para los que se estableció un «cuarto tramo» que permitía obtener beca a familias más pudientes. En este punto, la convocatoria actual ha optado por equiparar por lo alto y, en lugar de eliminar ese cuarto tramo, lo ha extendido al resto de alumnos de otros centros (cuyo límite es 13.777 euros por cabeza).

Las becas más caras, las privadas
Sin embargo, núcleo central de la acusaciones que UPN y PP están lanzando tiene que ver con el factor de multiplicación que hace que las becas para centros privados sean más caras. Cada carrera tiene establecido un «precio público», en función del cual el alumno recibe una ayuda mayor o menor. Como las carreras de centros privados resultan más caras, sus becas tienen un «factor de multiplicación» para que la ayuda no resulte raquítica. Eso supone multiplicar ese precio público de la carrera por 4,8, por 3,5... en función de los umbrales de riqueza. Hasta esta convocatoria, los alumnos que deseaban cursar sus estudios en la Universidad de Navarra pedían la ayuda y, si cumplían los requisitos se les daba la ayuda multiplicada según renta. Con la convocatoria actual, los alumnos que quieran estudiar en la Unav tendrán que matricularse primero en la Universidad Pública (o justificar que su carrera no existe en Iruñea) para que la ayuda se les multiplique. Si no acreditan esa matrícula en lo público solo se les subvencionará el precio público. Esta medida intentó establecerse el año pasado pero, al publicarse la convocatoria de ayudas después de que finalizaran los plazos de matrícula, la medida era jurídicamente cuestionable (se exigía un requisito para algunos alumnos con expectativa de recibir beca que resultaba imposible de cumplir) por lo que el asunto está aún en el Contencioso.
Fundamentalmente, estos son todos los cambios dentro de la convocatoria actual. Repasados todos ellos, los posicionamientos políticos y la crítica exacerbada –UPN habla de «recorte sectario» y el PP de «cinismo del Gobierno»– resultan difíciles de comprender. Casi parecen responder los intereses de la Universidad del Opus que, como institución, guarda silencio sobre este asunto. Al menos, por el momento, porque la guerra dialéctica en torno al criterio de reparto de las becas navarras parece que no ha hecho más que empezar.

Aritz Intxusta, en GARA

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